28 . consejo

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Harry juraba que llevaban al menos unos cuatro minutos tirados sobre la nieve.

A este punto, el lobo ya se había calmado lo suficiente. Harry apostaba que por la respiración profundas de Louis, este solo se estaba dedicando a sentirlo, a llenarse de su aroma, y de claro, de dejar el suyo en Harry.

Los lobos más pequeños se habían acercado y colocado a su alrededor, aullando y llamando al lobo más grande para que volviera a jugar con ellos. Harry lo encontraba adorable, pero el alfa no parecía pensar lo mismo, pues les gruñía suavemente o incluso les pegaba con su cola cuando se acercaban para alejarlos.

—No seas grosero — le susurro Harry mientras acariciaba sus orejas.

Todo se sentía tan bien, cómodo y mágico.

Harry incluso creía que podría llegar a quedarse dormido, aun cuando sentía que su espalda comenzaba a congelarse. O al menos eso parecía hasta que los sentidos protectores del lobo parecieron activarse de un momento a otro, tal vez sintiendo que el Omega tenía frío, y para este punto ... A Harry ya no le iba a sorprender si ese era el caso.

Louis se quitó de encima de él, esperando pacientemente a que Harry se incorporará y se sentará; acercándose nuevamente para tratar de proporcionarle calor.

—Hola, lobito — lo saludo, juntando su frente con la del lobo.

Obviamente, Louis no respondió, al menos no verbalmente, pues Harry interpreto el rápido movimiento de su cola como la respuesta a su saludo.

Mi hermoso Omega, ¿Qué estás haciendo aquí?

—Supongo que... — dijo Harry de forma nerviosa —¿Sorpresa?— agitó sus manos un poco cuando Louis no se movió —¿Tada, tada?

El nerviosismo del Omega desapareció cuando Louis busco sus caricias, aullando un poco cuando el Omega rasco detrás de sus orejas. Pero de la nada el lobo se separó de golpe, mordiendo el abrigo de Harry para obligarlo a caminar.

—¿A dónde me llevas, eh?

Louis le gruño, incitándolo a caminar más rápido. Llevándolo adentro y alejando al omega del frío.

—¡Oh, vamos, Louis!— grito Harry, divertido — Ni siquiera hace tanto frío — la verdad es que Harry se estaba congelando ahí afuera.

Hace demasiado frío para que estés aquí afuera.

El lobo no pareció feliz hasta que Harry estaba cruzando por la puerta, adentrándose en la sala de estar. Después de asegurarse de que Harry estuviera en la seguridad de la casa, el lobo se paró en sus dos patas, recargando las otras dos en el estómago del Omega y casi tirándolo en el proceso. Todo para dejar una última lamida en la mejilla de Harry y después correr hacia el pasillo que el ojiverde suponía debería de llevar a las habitaciones.

—Alfas y su exagerado sentido de protección, ¿No es verdad? — dijo la abuela de Louis con un falso tono de molestia. — Su abuelo no me dejaba salir de casa si no me llevaba al menos un suéter conmigo cuando estábamos en invierno.

—Mark es exactamente igual — concordó May, sumándose también a la conversación.

Harry sonrió y asintió de acuerdo, al parecer todo eso venía de familia.

—No es tan malo— dijo después de unos segundos, encogiéndose de hombros y confundiéndose cuando las dos omegas se miraron y rieron entre sí.

—Oh, claro que lo es, cariño — le hablo May con tono suave — Solo espera algunos años, comienza a parecerte un poco divertido.

El Omega se atragantó con su lengua por unos segundos.

¿Algunos años?

¿Es que eso contaba como que la familia de Louis lo había aceptado?

Under the blue snowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora