Louis Tomlinson, uno de los escasos y respetados raza pura. Demasiado terco para escuchar las advertencias de su mejor amigo cuando esté le avisa del mal clima.
Claro que cuando Louis salió a correr esa tarde jamás pensó en ser atropellado por un e...
Ya habían pasado tres días desde que Harry le había pedido a Louis un poco de espacio. Y aunque no fuera sorprendente, pero sí respetuoso, el alfa había obedecido.
Aunque para Harry no había pasado para nada desapercibido, el cómo Louis le había estado preguntando a Liam como se encontraba y si estaba enojado. Desconocía la respuesta de Liam, pero esperaba que le hubiera dicho que no.
Y es que Harry no estaba enojado, tal vez sorprendido. Pero no enojado.
Todos los acontecimientos se reproducían en su mente como una película cuando se iba a acostar. Los recuerdos lo hacían sonreír, pero ahora tenía que asimilar que no se trataba de un simple lobo con quien los vivió.
Cerro los ojos y comenzó a recordar.
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Era apenas el segundo día desde que Harry había encontrado al lobo en la carretera. Era el primer día que Harry se levantaba debido a los intensos aullidos del lobo. Cuando se levantó a buscarlo, el lobo no estaba donde se suponía que debía de estar, en su nido improvisado y a salvo. Pero no, Louis estaba junto a la puerta del apartamento, aullando y arañando por salir.
—¿Qué es lo que pasa, lobito? —le pregunto, aun frotándose los ojos para intentar eliminar todo el sueño que tenía. Obviamente, el lobo no le respondió del todo. Lo único que Harry obtuvo fue un largo "auuuu" —¿Necesitas salir? Lobito apenas y puedes cojear hasta a la puerta ¡Y son las 4 de la mañana!
No hubo fuerza humana que callara a Louis.
Harry se vio obligado a ir y buscar una sudadera y sus pantuflas para salir. Primero asomo su cabeza al pasillo para asegurarse de que no hubiera nadie a la vista, y claro que no lo había, las personas normales estaban dormidas a esa hora y no escabulléndose con un lobo siguiéndolos.
—si vamos a hacer esto... tendrá que ser rápido — le susurro al lobo mientras le abría la puerta lo suficiente para que pudiera pasar.
No sabía exactamente como, pero el plan era llegar al elevador, de alguna manera pasar por el portero y llegar al estacionamiento, una vez en el estacionamiento todo sería más fácil.
Para Harry sonaba como un plan.
El problema era que el lobo era lento y ruidoso. Daba pequeños saltitos en tres patas para avanzar hacia al elevador, cuando Harry resolvió que eso no los llevaría a ninguna parte, se acercó y lo cargo con cuidado. Eso no fue mejor, el lobo era pesado y casi era del tamaño de Harry, demasiado grande como para que cargarlo fuera cómodo o fácil.
Definitivamente, no era para nada como cargar al viejo poodle de Harry.
Para cuando Harry llegó al ascensor, lo hizo casi arrastrándose. Dejo a Louis en el piso con cuidado y se encargó de recargarse a casi morir en una de las paredes del ascensor, ¿Desde cuándo había tenido tan mala condición física?
