Sister

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- ¿Tu... Tu hermana?-balbuceé, con la cara pálida y sin poderme creer del todo lo que Lobo me acababa de confesar.

- Así es-estaba serio, esperando por alguna reacción definitiva mía.

- No es posible...-dije en un susurro- ¿Cómo... Cómo es que sois hermanos?

- Ella es mi hermana pequeña, hija de mis padres. Aunque bueno, supongo que tú ya sabes de dónde viene ese vínculo de sangre-intentó quitarle tensión al asunto, y a duras penas lo consiguió.

- No me refería a eso, Lobo. Quiero decir, ¿por qué? ¿Cómo es posible? Lauren nunca nos dijo que tenía un hermano. Ni siquiera creo que lo sepan sus padres adoptivos.

- Es que no lo sabía-fruncí el ceño, confusa-. Es decir, no se acordaba.

- ¿No? Pero, ¿cómo se puede olvidar a un familiar así?

- Por amnesia.

- ¿Lauren tiene amnesia?-esto ya estaba empezando a rozar lo irracional. Oh, vamos, ¿mi amiga con amnesia? Esto era peor que una telenovela mala.

- Ella recibió un fuerte golpe en la cabeza. Incluso yo tuve amnesia durante una semana por el fuerte shock al que estuve sometido.

- Pero, ¿por qué no recordaba? ¿Qué pasó para que ambos fueseis separados? ¿Para que ella e incluso tú acabaseis con amnesia? ¿Para que murieran vuestros padres?

- Aún no me siento preparado para contarte tanto sobre mi pasado, Anna-bufé. Este chico nunca cambiaría.

- Bueno... y... ¿podrías contarme al menos como fue eso de separarte de ella? ¿Por qué? ¿Y cómo os habéis reencontrado después de tantos años sin veros?

Suspiró. Sabía que para él, el contarme esa parte tan importante y trágica de su vida anterior debía ser sumamente incómodo y difícil. Apoyándose sobre la pared de la choza, me miró y analizó pausadamente mi semblante, lleno de intriga y confusión. Finalmente, y con sus manos situadas en mis caderas, se decidió por contarme la verdad de tan peculiar historia.

- Cuando Lauren nació, yo tenía dos años-comenzó, con sus obres oscuros fijos en los míos-. Nuestros padres ya llevaban un año intentando tener otro bebé y que naciera una hembra les dio aún más dicha. Vivíamos en una pequeña pero hermosa y acogedora casa en un agradable barrio de las afueras de Londres. Éramos muy felices, a decir verdad. Lauren era una niña sana y alegre, a la par que muy hermosa; nuestros padres estaban muy enamorados, entre ellos y de nosotros; y yo era un niño bastante popular en la escuela, con muchos amigos y novias-reí, eso no me extrañaba nada de él teniendo en cuenta su innegable atractivo. ¿Cómo sería de niño?-.

>> Nuestra madre era ama de casa, pero nuestro padre era un exitoso médico y muy constantemente tenía que viajar a otras ciudades e incluso regiones. Normalmente, durante esos viajes solíamos quedarnos en casa con mamá, pero hubo una ocasión en la que no fue así >>.

>> Mamá ya estaba cansada de tener que quedarse sola en casa con nosotros, y cuando a mi padre le dijeron que debía irse por dos semanas a una conferencia en Belfast, ella se enfadó. Tuvieron una discusión porque él no solía estar fuera por trabajo más de cuatro días. En fin, tras una larga charla, mamá logró convencerlo para que nos llevara con él al viaje. Yo tenía un mal presentimiento al respecto, pero nadie me hizo caso. Salimos una semana después >>.

>> Todo iba bien. Viajamos durante unas horas desde Londres hasta Irlanda en avión. Cuando llegamos al aeropuerto, ya era muy tarde, así que mis padres decidieron ir al hotel directamente a descansar. Unos días antes, mi padre había alquilado un coche y ese día por la mañana lo llevaron al aparcamiento del aeropuerto para que pudiéramos usarlo a nuestra llegada. Todos nos montamos en el vehículo para ir a descansar >>.

>> No recuerdo muy bien cómo pasó. Mi padre conducía a una velocidad moderada, mi madre iba dormida y Lauren abrazaba a su muñeca casi en el mismo estado de mi madre. Yo miraba por la ventana, disfrutando de las vistas que ese lugar por la noche me ofrecía. De repente, algo salió del campo que estaba a la izquierda de la carretera. No estoy seguro de que era, no me dio tiempo a fijarme muy bien. Mi padre dio un volantazo a la derecha, despertando a mi madre y alertando a mi hermana. Acabamos saliéndonos del camino y cayendo por una colina llena de árboles y arbustos. Sólo podía oír gritos y ruidos del coche y los árboles. Y de repente, todo se convirtió en silencio y oscuridad >>.

>> Desperté en un hospital una semana después. No recordaba nada y sólo podía pensar en dónde estaba mi familia. El médico junto a las enfermeras me contó todo lo acontecido. Había estado en coma durante una semana y esa pérdida de memoria a muy corto plazo se debió a la intensidad del shock. Pregunté por mis padres y mi hermana pequeña-Lobo tomó aire, preparándose para lo peor, lo más difícil-. Me contaron que tras salirnos de la carretera, un árbol se cruzó en nuestro camino. Murieron, ellos me dijeron que mis padres murieron. Mi madre en el acto y mi padre durante una operación. Yo casi muero en el traslado en ambulancia del lugar del siniestro al hospital, pero milagrosamente sobreviví. Lauren apenas estaba dañada, yo la protegí con mi cuerpo antes de chocar. Estaba prácticamente intacta a excepción de un traumatismo en su cabeza. Pedí verla en seguida, pero no me dejaron. Ella tenía amnesia y una revelación de tal calibre podría haber sido devastadora para ella >>.

>> El funeral de mis padres fue al poco tiempo. Sólo estábamos yo y el cura, puesto que su única familia viva éramos sus hijos, Lauren seguía sin recordar nada y continuábamos en tierras irlandesas. No puedes ni hacerte una idea de cuánto lloré durante esa semana -sí que la tenía, pero él no lo sabía-. Pude hablar con Lauren un par de veces, hacerme su amigo pero sin revelarle nuestro vínculo. Unos meses después, a ella la adoptaron los señores Wells y a mí me trasladaron a Londres debido al escándalo que monté >>.

Terminó su narración. Yo estaba muda. Su vida había sido tremendamente dura y traumática desde ese momento. Ahora conocía casi con precisión absoluta su fortaleza. Es decir, si eso me hubiese pasado a mí, seguro que me habría suicidado o algo por el estilo.

- ¿Qué edad teníais cuando eso pasó?-pregunté después de un rato, rompiendo el silencio.

- Lauren ya había cumplido los nueve y yo apenas superaba los once.

Un escalofrío recorrió mi espalda y la mayor parte de mi anatomía. ¿Todo eso tuvo que superarlo solo un pobre niño indefenso y asustado? No pude hacer otra cosa más que atraerlo a mí y abrazarlo, abrazarlo con fuerza, abrazarlo como si fuera la última vez, como si me fuera la vida en ello. Él respondió mi abrazo con la misma intensidad y necesidad. Su sinceridad me desarmaba, y al parecer mi efusividad hacía lo propio con él.

- No me dejes, Anna. Por favor, no me dejes...-susurró con la voz rota. Eso ya fue lo último que faltó para que toda mi frialdad y rencor hacia él se fueran a freír espárragos.

- No lo haré, Lobo. Te juro, por la memoria de mi hermana, que jamás te dejaré solo-aseguro que en ese momento, podría haber llorado.

Nada más bastó. Él subió la cabeza de mi hombro y me besó, con una urgencia inexplicable. Yo no tardé en responderle, gustosa antes tal íntimo contacto. Y supe que eso era lo que quería, que eso era lo que me gustaba y lo que deseaba. Sólo quería pasar el resto del tiempo que me quedaba junto a Lobo así:

Pegada a él, a su cuerpo, con sus labios presionando los míos, con nuestros alientos y lenguas juntándose, y sus brazos fuertes abrazando mi cintura para impedirme escapar.

WolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora