Sentada como un indio en el pasillo junto la puerta del baño esperando a que mi hermano saliera de una vez tras mucho tiempo, así es cómo estaba. Era viernes y, por lo tanto, él y los demás del grupo saldrían de fiesta. Esa noche daban una en la mansión de un chico ricachón del instituto cuyos padres estaban en un largo viaje por el Mediterráneo, por lo que tenía la casa durante unas semanas para él sólo. Yo ya sabía lo que ese tipo de fiestas significaban: alcohol, drogas, sexo. No me importaba asistir a pesar del desmadre, siempre y cuando me mantuviera alejada de las sustancias peligrosas y no me pasara con la bebida. Y yo sabía controlarme.
Aun así, esa noche no me apetecía salir. No se si sería cansancio, Lobo o simplemente pereza, pero no tenía ganas. Vale, puede que Lobo no fuese una muy buena excusa y, por supuesto, no una muy recomendable para decir, pero no me importaba. Él era todo lo que ocupaba mi mente últimamente y no podría disfrutar la fiesta correctamente. Por no hablar de los chicos que se me insinuarían. No quería que nadie acabase con la bebida por encima y empapado por mi culpa.
Diez minutos después de mi último intento por que mi hermano dejara libre el baño, salió de allí completamente vestido y peinado. Lo miré de arriba a abajo, analizando su atuendo. Llevaba unos vaqueros negros, una camisa gris con algunos de los botones superiores desabrochados y unas botas militares negras. Su pelo estaba peinado hacia atrás y sujeto con una leve capa de gomina. Al terminar de chequearlo, lo miré a la cara y asentí, indicándole que le daba mi aprobación. Por si no le había quedado claro, levanté los pulgares.
- ¿Qué opinas?-preguntó tras bajar a la planta baja de la casa y mirarse en el espejo de la entrada para darle los últimos retoques a su pelo.
- Que Lauren se pondrá celosa-se giró hacia mí-. Oh vamos Dylan, ¡estás genial! Todas las chicas te mirarán con deseo, te coquetearán y querrán algo contigo. Sé que no está bien que yo diga esto, pero si no fuese tu hermana te violaría ahora mismo en ese sofá-señalé el que estaba en el salón y él soltó una fuerte carcajada. Su risa era fuerte y algo brusca, al igual que la mía.
- Creo que empezaré a cerrar la puerta de mi habitación con seguro por las noches mientras duermo-ahora fui yo la que reí-. ¿Seguro que no quieres venir?-suspiré.
- Sí, no me apetece-contesté.
- Está bien, saludaré a los chicos de tu parte-asentí-. También te traeré algo de alcohol por si te pillo despierta, pero no prometo nada. Sabes que la bebida de los pijos es excelente.
- Gracias-sonreí-. Ahora vete, no hagas esperar a Lauren y a las chicas de la fiesta-volvió a reír.
- Está bien. Hasta luego-besó mi mejilla y salió de casa cerrando la puerta. Por la ventana pude ver cómo se metía en la camioneta, la arrancaba y se marchaba.
Suspiré, me dirigí al sofá y me senté en él. Contemplé la sala, que no era de un gran tamaño. Las paredes estaban pintadas en un tono crema, los sofás -que eran dos- eran de color beige y estaban colocados al frente y a la izquierda de una mesita de café color madera. Tras el sofá de la izquierda había un ventanal tapado por cortinas blancas y marrones. También había una chimenea enmarcada con mármol blanco. Encima de un pequeño mueble estaba la televisión. También habían fotos, cuadros y otros adornos. Todos los muebles eran del mismo color que la mesita de café, incluidas las sillas y la mesa de comedor que se encontraban a la derecha del salón, enfrente de la entrada a la cocina.
Tras un buen rato sin hacer nada excepto mirar esa estancia de mi casa, decidí arreglarme y salir un rato a la calle a pasear por el pueblo. Subí a l baño y me di una ducha. Después, fui a mi habitación y me puse un chaleco negro con "Never stop punk spirits" escrito en blanco y de manera desordenada, unos leggins negros rotos, unos shorts vaqueros claros gastados, un gorro negro de mi hermano y mis botas militares. Preferí no maquillarme, ya que quitármelo después era bastante molesto. Bajé de nuevo al piso de abajo, tomé algo de dinero, un abrigo negro que me mantuviese en calor y salí a la calle.
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Wolf
Teen FictionArianna Elisabeth Smith. Una chica con un presente normal, un futuro por venir, y un oscuro pasado. ¿El causante? Emily. Sus miedos: El bosque. La oscuridad. Los lobos. Ella les teme más que a nada en el mundo. Pero... ¿puedes enamorarte de tus mie...