Alpha

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Comprobé por última vez mi mochila. Llevaba agua, comida, un pequeño botiquín por si nos hacíamos daño con lo que fuera, un paraguas por si llovía, las llaves de casa... Asentí conforme, lo llevaba todo para la "excursión" al corazón del bosque con Lobo. Para aquella especial ocasión, había optado por ponerme una camiseta degradada gris y blanca -muy oportuna, porque parecía un bosque-, unos pantalones grises con las rodillas rajadas, mis botas negras y el abrigo de camuflaje. No me maquillé y me recogí el pelo en una trenza desenfadada, por los enredos y eso.

Me colgué la mochila al hombro y salí de casa, con cuidado de no hacer demasiado ruido

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Me colgué la mochila al hombro y salí de casa, con cuidado de no hacer demasiado ruido. Mi padre ya se había marchado, pero Dylan continuaba roncando dormido como un tronco. Salí al jardín trasero y me acerqué al límite del bosque. No tuve que esperar mucho cuando escuché el sonido de pisadas a mis espaldas. Unos brazos fuertes y bronceados me rodearon por la cintura y un beso fue dejado en mi cuello. Me estremecí con una sonrisa y me giré. Junté mis labios con los de Lobo como saludo. Al poco tiempo, nos separamos.

- ¿Nos vamos?-dije. Sabía que aún era capaz de echarme atrás.

- Claro-cogió mi mano y entrelazó nuestros dedos. Nos internamos en el bosque.

Cuando ya estábamos lo suficientemente adentro, él paró y soltó mi mano. Al instante, esa calidez y esa presión se me hicieron necesarias. Se colocó frente a mí y se quitó el abrigo y la camiseta, como el que no quería la cosa.

- ¿Tienes hueco en tu mochila para la ropa?-asentí- Bien-dicho esto, continuó desvistiéndose.

Una vez desnudo, me encargué de doblar y guardar su ropa en mi mochila. Cuando terminé, me fijé en él. Estaba de espaldas a mí, y su transformación ya había comenzado. Fue rápido, pero pude notarlo. Pude apreciar cómo le crecía pelo por todo el cuerpo, cómo su espalda se curvaba, cómo sus rasgos faciales se alargaban, cómo sus manos desaparecían y le crecían largas y afiladas garras, cómo su tamaño se hacía mayor, cómo sus orejas se hacían puntiagudas... Mi me fascinó, me maravilló y me encandiló.

Una vez en su forma animal, Lobo se giró hacia mí. Sus ojos amarillentos se clavaron en los míos y yo me levanté, ya que estaba de rodillas. Me acerqué a él despacio. Bajó su cabeza y alargué la mano, acariciando su hocico y su cabeza. Sonreí.

- Aun me parece increíble que esté acariciando a mi novio lobo-reí.

Él no respondió, obviamente, ya que en ese momento era un lobo. Pero lamió mi mano con delicadeza y se tumbó en el suelo. Dejé un beso en su hocico y lo rodeé hasta colocarme a su izquierda. Inspiré profundo y me subí sobre su lomo. Una vez segura de que no me caería, se levantó. Di un gritito de sorpresa involuntario. No pensé que se vería tan alto. Me sujeté de su pelo y él salió corriendo.

Me sentía bien, libre, como si nada ni nadie pudiese detenerme. Lobo se movía veloz, pero no me resultaba complicado mantener el equilibrio. Una sensación creció en mi vientre y se extendió por todo mi cuerpo. Era genial, única y maravillosa. En el lomo de Lobo, sentía como si todo a mi alrededor pareciese una estupidez y el bosque y los lobos nunca me hubiesen dado miedo.

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⏰ Última actualización: Jun 27, 2017 ⏰

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