Covert

95 5 0
                                    

Ya eran finales de octubre. Había pasado un mes desde lo que ocurrió con Lobo en los vestuarios. En mi cabeza no cabía otra cosa. Mi mente sólo lograba centrarse en el recuerdo de sus manos calientes sobre mi fría piel mojada. Sus labios sobre los míos, cómo danzaban en perfecta armonía, cómo nuestras agitadas respiraciones se mezclaban... y cómo se marchó de allí sin decir nada, dejándome con ganas de más.

Él no había vuelto ha hablarme desde entonces. ¿Estaría arrepentido de besarme? Una punzada de dolor cruzaba mi pecho cada vez que me imaginaba esa opción. Yo quería hablar con él, que me explicara por qué lo hizo, que me aclarara lo que sentía él por mí. Pero si Lobo no daba el primer paso, ¿por qué iba a darlo yo? Es decir, yo no fui la que lo retuvo y lo besó sin motivo aparente.

Estaba muy confusa. Lobo me hacía sentir cosas que nadie me había hecho sentir antes. No era como Josh. Él sólo era un buen amigo con el que compartía ocasionales momentos de intimidad, pero nada más. Yo no lo quería. Pero con Lobo era distinto. Me dolía que no me hablara, que me ignorase al pasar por mi lado, que tratara de evitarme. Me molestaba que me tratase de esa manera tan fría cuando pasó lo que pasó entre nosotros. Sentía celos cada vez que veía a Lina o alguna otra chica acercarse e intentar coquetear con él. Pero me sentía satisfecha al ver que él las rechazaba con descaro. Aun así, eso no las retenía en absoluto, todo lo contrario; les hacía desearlo más.

Aquel día estaba aburrida, escuchando a mis amigos hablar sin poner mucho interés. Tenía un cigarrillo en la mano y unos auriculares en mis oídos, mientras 21 Guns de Green Day sonaba a través de ellos. Llevaba una camiseta negra en la que ponía "Let's be alone togehter", unos pantalones vaqueros grises, un cárdigan de lana gris y mis adoradas botas militares. Mi mirada estaba perdida, y mi mente muy lejos de allí. Mi cabeza volvía a estar ocupada pensando en aquel misterioso y desesperante hombre de ojos negros que tanto me atraía.

 Mi cabeza volvía a estar ocupada pensando en aquel misterioso y desesperante hombre de ojos negros que tanto me atraía

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

- Tierra a Beth, ¿me recibes?-volví a la tierra cuando sentí a Dylan mover la mano delante de mis ojos.

- ¿Hmm?-farfullé, perdida.

- ¿En qué piensas todo el día que llevas un mes distante?-preguntó Josh.

- No sé a qué te refieres.

- Creo que es momento de que actuemos Lauren y yo-interrumpió Karah-. Vamos chicos moved el culo lejos de aquí, charla de chicas-ellos les respondieron con una extraña mueca disconforme mientras emprendían la marcha hacia dentro del edificio.

- A ver amiga, ¿qué diantres tienes en ese melón al que llamas cabeza últimamente que ni siquiera escuchas a tus amigos?

- No tengo ni idea de a qué te refieres, Karah.

- Beth, eres como un libro abierto. A ti lo que te pasa es algo con alguien, ¿cierto?-y allí estaban de nuevo Lauren y su instinto para echar mi discreción a perder. Al ver que no respondía, continuó- ¡Toma! Lauren uno, Karah cero. Me debes cinco libras-esta última rodó los ojos y le entregó unas monedas.

WolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora