Accept and overcome

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- ¿Entonces James sigue pasando de ti?-pregunté mientras cogía otra patata con sabor a barbacoa del paquete.

- Sí. Hace como si no existiera, y es frustrante. Es decir, ¿tan malo fue perder su virginidad conmigo?-fue la respuesta de Karah, que tras decir eso se llevo un puñado de patatas fritas a la boca.

- Seguro que no. Pero piénsalo un poco, el chico se entregó a una chica que apenas conocía y con la cual se lleva como el perro y el gato. Dale tiempo, seguro que en unos días o semanas se le pasará. Por cierto, ¿no creéis que que este tipo de conversaciones deberían tenerlas los chicos sobre niñitas virginales, no tres chicas poco femeninas sobre un cerebrito de las matemáticas?-bromeó Lauren, que le dio un buen sorbo a su lata de coca-cola.

- Tal vez, pero no podéis decir que no soy yo la que lleva los pantalones en esa relación-comentó mi otra amiga de nuevo.

- ¿Relación?-repuse yo.

- Me gusta tu actitud, Beth. Veo que lo vas pillando.

Reímos. La verdad es que hacía tiempo que no nos reuníamos en casa de alguna de nosotras para hablar, ver películas y hartarnos de comida basura. En ese mismo momento estábamos en la casa de Lauren, rodeadas de paquetes de patatas fritas, latas de refrescos y un cartón de pizza vacío -la pobrecita no sobrevivió a tres chicas hambrientas, y siendo una carnívora de Nando's, pues mucho menos-, encima de su cama sentadas -si es que esas posturas pueden llamarse "estar sentadas"-.

- ¿Cómo te fue hoy con tu madre, Beth?-preguntó Lauren con cautela.

Suspiré, era inevitable que acabara saliendo ese tema. Era viernes, por lo que después del instituto me pasé por el psiquiátrico a ver a mi madre un rato.

- Pues... está bien, supongo. Dentro de lo que cabe... no va mal-respondí, encogiéndome de hombros- No hay mucha mejoría en ella. Su comportamiento sigue siendo igual de raro y sus cambios de humor drásticos están a la orden del día. Su mente es delicada y hay que cuidar mucho lo que se le dice para que no altere ese equilibrio que la mantiene estable. Ojalá dejase de pensar algún día que Emily sigue con vida.

- Tiempo al tiempo. Es muy duro para una madre perder a una hija-razonó ella.

- Pero mi padre no acabó mentalmente inestable. A él también le dolió muchísimo, pero acabó aceptándolo y superándolo.

- No creo que ese tipo de cosas se superen nunca-opinó Karah-. No hay más que verte a ti, con dieciocho años y durmiendo aún con una lucecita de noche.

- Ya lo sé, ni hace falta que me recuerdes mis tráumas-bufé-. Pero ten en cuenta que yo estuve allí cuando todo aquello ocurrió, y que en parte fue culpa mía.

- Sabes que no es así, Beth. Deja ya de martirizarte con ese tema.

- Lo intento, en serio que lo hago. Pero es demasiado difícil. Pero volviendo al caso, mi padre, Dylan y yo lo hemos aceptado, y ellos lo tienen "superado"-hice comillas con mis dedos.

- Tal vez tu madre esté así por alguna razón-comentó Lauren.

- ¿Cuál podría ser, según tú?

- No lo sé, ¿tal vez un método de defensa? Puede que se esté protegiendo del dolor.

- Es una opción-me encogí de hombros-. ¿Podemos cambiar de tema? No me siento muy cómoda hablando de esto...

- Claro, por supuesto-aceptaron ellas.

- ¿Y qué tal tú con mi amado hermanito, Lauren?

- Ah, pues bien. Supongo que nuestra relación es bastante normal. Quedamos, charlamos, nos peleamos, tenemos sexo... Esa sin duda es mi parte favorita-sonrió pícaramente.

WolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora