Planned meeting

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Tras mucho insistir e insistir, entre mi hermano y Karah lograron convencerme para salir un poco a la calle a pasear y tomar el aire. Después de una larga charla, llegó Dylan a casa y cómo no, se unió al intento de mi amiga para sacarme de casa, y esta vez sí que tuvieron éxito. Ya es domingo, y me encuentro esperando a Karah en la cocina mientras engullo un muffin de chocolate que obligué a mi hermano a comprarme a cambio de la interrupción de mi aislamiento -me costó convencerle, pero, ¿cómo podría negarse a un capricho por el bienestar de su hermanita querida?-.

Justo cuando ya le estaba dando el último bocado a mi delicioso pastelito, la puerta de la entrada suena, indicándome que es seguramente Karah esperando para que salga a su encuentro.


- ¡Dylan!-llamé a mi hermano, el cual se encontraba en el salón viendo un partido de fútbol- ¡Abre tú, que es Karah!-acto seguido, y sin esperar una respuesta o una queja de su parte, subí las escaleras hacia mi habitación para coger mi chaqueta y ponerme mis zapatos.

Una vez lista, volví a bajar y me reuní con mi amiga en la sala de estar, junto con Dylan y Josh que, al parecer, había llegado a la par de ella. Cuando me vio se levantó, nos despedimos de los chicos y salimos a la calle.


El invierno que acababa de entrar empezaba a notarse, por lo que preferí ponerme ropa cómoda y que me abrigara bien junto con mi abrigo negro favorito. El conjunto consistía en un jersey de lana burdeos y un gorro del mismo color y material que me regaló mi hermano hace tiempo, unos vaqueros grises y unas botas de lana marrones claras que mantenían la temperatura de mis pies siempre cálida. Encima de todo esto, mi abrigo negro.


- Odio el frío de este pueblo-se quejó Karah frotando sus manos cubiertas por unos guantes blancos-

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- Odio el frío de este pueblo-se quejó Karah frotando sus manos cubiertas por unos guantes blancos-. ¿Cuándo crees que empezará a nevar y llover sin parar?-giró su cabeza en mi dirección, es decir, a la derecha.

- No lo sé-contesté-, tal vez en unas semanas, cuando esté más entrado noviembre.

- ¿Más? ¡Pero si ya mismo es diciembre! Navidad está a la vuelta de la esquina, ¡por fin!

- ¿Eres consciente de lo rápido que cambian de tema de conversación?-reí, a lo que ella me dedicó una mala mirada.

- Le dijo la sartén al cazo-y me sacó la lengua cual niña de cinco años. Instantáneamente, empezamos a reír como dos idiotas. De verdad que había echado mucho de menos compartir este tipo de momentos con esa loca.

Entre bromas y carcajadas, no tardamos mucho tiempo en llegar al parque que rodeaba la plaza del pueblo. Esa era una de las virtudes de Wolves Hollow: tres cuartos del territorio que lo conformaban, eran en su mayoría bosques, vegetación, animales, lagos e incluso naturaleza virgen. No es que me hiciera mucha ilusión estar rodeada de frondoso y espeso bosque kilométrico por todas partes, pero aun así me gustaba que el pueblo fuese pequeño, antiguo y lleno árboles, flores y muchas clases de plantas distintas. Y que hubiese tanta fauna también era un pro importante, pero obviamente, en mi opinión se excluían a los lobos, los cuales consideraba pequeños demonios peludos.

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