Arianna Elisabeth Smith. Una chica con un presente normal, un futuro por venir, y un oscuro pasado. ¿El causante? Emily.
Sus miedos:
El bosque.
La oscuridad.
Los lobos.
Ella les teme más que a nada en el mundo. Pero... ¿puedes enamorarte de tus mie...
Tras mucho insistir e insistir, entre mi hermano y Karah lograron convencerme para salir un poco a la calle a pasear y tomar el aire. Después de una larga charla, llegó Dylan a casa y cómo no, se unió al intento de mi amiga para sacarme de casa, y esta vez sí que tuvieron éxito. Ya es domingo, y me encuentro esperando a Karah en la cocina mientras engullo un muffin de chocolate que obligué a mi hermano a comprarme a cambio de la interrupción de mi aislamiento -me costó convencerle, pero, ¿cómo podría negarse a un capricho por el bienestar de su hermanita querida?-.
Justo cuando ya le estaba dando el último bocado a mi delicioso pastelito, la puerta de la entrada suena, indicándome que es seguramente Karah esperando para que salga a su encuentro.
- ¡Dylan!-llamé a mi hermano, el cual se encontraba en el salón viendo un partido de fútbol- ¡Abre tú, que es Karah!-acto seguido, y sin esperar una respuesta o una queja de su parte, subí las escaleras hacia mi habitación para coger mi chaqueta y ponerme mis zapatos.
Una vez lista, volví a bajar y me reuní con mi amiga en la sala de estar, junto con Dylan y Josh que, al parecer, había llegado a la par de ella. Cuando me vio se levantó, nos despedimos de los chicos y salimos a la calle.
El invierno que acababa de entrar empezaba a notarse, por lo que preferí ponerme ropa cómoda y que me abrigara bien junto con mi abrigo negro favorito. El conjunto consistía en un jersey de lana burdeos y un gorro del mismo color y material que me regaló mi hermano hace tiempo, unos vaqueros grises y unas botas de lana marrones claras que mantenían la temperatura de mis pies siempre cálida. Encima de todo esto, mi abrigo negro.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
- Odio el frío de este pueblo-se quejó Karah frotando sus manos cubiertas por unos guantes blancos-. ¿Cuándo crees que empezará a nevar y llover sin parar?-giró su cabeza en mi dirección, es decir, a la derecha.
- No lo sé-contesté-, tal vez en unas semanas, cuando esté más entrado noviembre.
- ¿Más? ¡Pero si ya mismo es diciembre! Navidad está a la vuelta de la esquina, ¡por fin!
- ¿Eres consciente de lo rápido que cambian de tema de conversación?-reí, a lo que ella me dedicó una mala mirada.
- Le dijo la sartén al cazo-y me sacó la lengua cual niña de cinco años. Instantáneamente, empezamos a reír como dos idiotas. De verdad que había echado mucho de menos compartir este tipo de momentos con esa loca.
Entre bromas y carcajadas, no tardamos mucho tiempo en llegar al parque que rodeaba la plaza del pueblo. Esa era una de las virtudes de Wolves Hollow: tres cuartos del territorio que lo conformaban, eran en su mayoría bosques, vegetación, animales, lagos e incluso naturaleza virgen. No es que me hiciera mucha ilusión estar rodeada de frondoso y espeso bosque kilométrico por todas partes, pero aun así me gustaba que el pueblo fuese pequeño, antiguo y lleno árboles, flores y muchas clases de plantas distintas. Y que hubiese tanta fauna también era un pro importante, pero obviamente, en mi opinión se excluían a los lobos, los cuales consideraba pequeños demonios peludos.