Lobo estaba sentado en una silla con unos pantalones de algodón y el torso desnudo. Ya había curado todas sus heridas, las que merecían serlo, al menos. Por suerte, él era precavido y tenía un botiquín muy bien equipado guardado. La herida más grave, la del costado, había sido desinfectada y vendada, por eso su vientre estaba rodeado de gasa blanca. Sus brazos tenían parches y gasas en algunas zonas, al igual que sus piernas. Y el resto, sólo necesitó un poco de alcohol para las heridas.
Él me perseguía con la mirada mientras yo me movía por la cabaña guardando y poniendo todo en su lugar. Lo cierto es que estaba nerviosa. Ya iba siendo hora de hablar sobre lo sucedido minutos atrás. Pero aún no me sentía segura sobre el tema. Acababa de ver cómo el chico al que amaba se convertía en un lobo, una bestia enorme, peluda y negra con grandes y afilados colmillos y garras. Había descubierto de mala manera que los hombres lobo realmente existen, y que todo lo que creíamos saber de ellos eran tan sólo burdas mentiras sin fundamento. ¿Cómo no estar de los nervios en una situación como aquella?
- Estás nerviosa-dijo Lobo para hacerlo aún más obvio. Suspiró al no recibir respuesta por mi parte-. Anna, realmente quería decírtelo, pero tenía miedo de cómo reaccionarías. No quería que me tuvieras miedo o huyeras de mí. Soy lo que más temes.
- No exageres. ¿Siempre has sido así?-dije, sentándome en la silla de enfrente suya.
- No lo sé. Supongo que sí, pero no lo supe hasta que cumplí los ocho. Al parecer, el instinto animal no se despierta hasta esa edad.
- ¿Por qué? No lo entiendo... ¿Los hombres lobos no eran sólo una leyenda?
- La licantropía es real. La conocida por los humanos tan sólo es una leve, pero si llega a desarrollarse por completo... bueno, esto es lo que pasa. Es como un sorteo, puede tocarle a cualquiera.
- Y ese fuiste tú-asintió.
- Lo lamento mucho, de verdad. No quería que te enteraras de esta forma. Mi intención era contártelo cuando llegase el momento, pero al verte correr delante de ese lobo... no pude contenerme.
- Gracias por eso-sonreí y tomé su mano. Él me sonrió de vuelta-. Ese lobo tampoco era como los demás. ¿Es... como tú?-hubo un silencio que se me hizo eterno.
- Sí-confirmó mis sospechas-. Sé que te estarás preguntando por qué no pude con él, que resulta estúpido puesto que era más grande y fuerte... pero tengo mis motivos.
- ¿Y puedo saberlos?-asintió.
- Ella es mi Alfa-abrí mucho los ojos.
- ¿Era una hembra? Quiero decir... ¿una chica?
- Así es. Ella lleva aquí mucho más tiempo que yo. Es la líder de la manada de lobos comunes que habita en estos bosques. Cuando yo llegué, estaba solo, y ella me admitió en la manada como un Beta. Le debo mucho.
- ¿Quién es ella? ¿La conozco?
Por un rato no dijo nada. Miraba al suelo, como pensando. Eso sólo confirmó que sí, que la conocía. Pero, ¿por qué le era tan difícil decírmelo? ¿Acaso tenía prohibido decirlo?
- Ella es la chica por la que te llamó Sammy hace tiempo-dije. Él volvió a mirarme y asintió.
- Hace ya bastante tiempo que sospecho esto, pero aún no estoy totalmente seguro. Aun así, creo que no estoy equivocado.
- ¿Cómo se llama?
- Emily, su nombre es Emily-me quedé estática-. Lleva desde niña en estos bosques, y cuando la veo en su forma humana no puedo evitar pensar en ti. Me llamaste la atención en un inicio por tu innegable parecido con ella. Es alegre y valiente, y suele evitar hablar de su pasado. Anna, creo que tu hermana no está muerta. Creo que ella está viva, y que es como yo.
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Wolf
Teen FictionArianna Elisabeth Smith. Una chica con un presente normal, un futuro por venir, y un oscuro pasado. ¿El causante? Emily. Sus miedos: El bosque. La oscuridad. Los lobos. Ella les teme más que a nada en el mundo. Pero... ¿puedes enamorarte de tus mie...