Arianna Elisabeth Smith. Una chica con un presente normal, un futuro por venir, y un oscuro pasado. ¿El causante? Emily.
Sus miedos:
El bosque.
La oscuridad.
Los lobos.
Ella les teme más que a nada en el mundo. Pero... ¿puedes enamorarte de tus mie...
Una semana maravillosa. Si antes la gente creía que estaba pachucha y sin ánimos, ahora les preocupa mi energía y positividad. Estaba más contenta que unas castañuelas, y eso hasta en la China podrían notarlo. Desde que Lobo y yo habíamos empezado a tener algo, mi vida había dado un cambio drástico. De estar hundida en la aburrida y monótona rutina había pasado a ser una chica alegre y divertida llena de vida... OK, eso me asustaba hasta a mí. Pero es que ese hombre me traía loca y me encantaba. Y ahí va la pregunta del millón... ¿estaba enamorada? No, de eso estaba segurísima. Lo único que sentía por Lobo era una atracción física, nada más. Nos gustábamos, pero sólo eso.
Lobo y yo nos reuníamos a la hora del descanso en una pequeña cabaña alejada del patio donde se guardaban las herramientas y las cosas de jardinería. Una especie de garaje a la que solían ir las parejas a... ya sabéis qué. Pero nosotros no copulábamos, sólo no liábamos. Aún era pronto para pasar a un nivel tan íntimo en nuestra "relación" y ninguno de los dos estábamos listos para eso.
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Ese día volvía a estar nubado -como siempre-. Llevaba una camiseta negra holgada de tirantes con una calavera impresa, unos vaqueros oscuros con cadena, converse negras y mi vieja cazadora de cuero sintético negra. Como todos los días, mis amigos y yo estábamos fumándonos nuestro cigarrillo mañanero mientras hablábamos de cosas banales. Creo que Josh y Dylan estaban hablando de un partido de fútbol que retransmitieron anoche por la tele. Para ser sincera, ese tipo de cosas no me interesaban lo más mínimo. Mientras que los chicos discutían sobre no sé qué penalti más bien injusto a favor del Manchester City, mis amigas y yo fuimos a una de las bancas del patio trasero. No podía evitar sentirme un cohibida al fijarme en la cercanía que teníamos respecto al cobertizo de jardinería. Además, el recuerdo de la primera vez que Lobo me llamó Anna se abrió paso en mi memoria. No pude evitar sonreír como una tonta.
- Tenemos que preguntarte algo muy importante, Beth-dijo Karah, sacándome de mis pensamientos. Volteé el rostro hacia ella un poco confundida.
- Dispara-la incité a continuar.
- Bien, ahí va la pregunta. Señorita Arianna Elisabeth Smith...
- ¿Eres bipolar?-la interrumpió Lauren, cansándose de la lentitud de la otra chica, que la miraba molesta por no dejarla terminar. Abrí los ojos sorprendida.
- ¿A qué viene eso?-pregunté, con el ceño levemente fruncido.
- A que hace unas semanas estabas todo el día de morros y ahora estás feliz como una perdíz-respondió Lauren encogiéndose de hombros, restándole importancia.
- Ah, eso...-rasqué mi nuca, nerviosa.
- Lobo y tú estais liados, ¿a que sí?-Karah y su forma directa y poco recatada de decir las cosas hicieron de nuevo su aparición en escena.
- ¡Karah! Por Dios, ¿cómo se te ocurre decir eso?-mi cara era un poema seguro, totalmente roja- Que mi estado de animo haya mejorado no quiere decir que tenga algo con Lobo.