Capítulo 35

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Para nadie era un secreto que Anna y Alex no se hablaban desde hacía exactamente dos semanas y eso era bastante extraño para algunos.

Elena, Zack, Axel y Reina creían que había sido decisión de ambos el dejar las cosas en nada, por lo que no intervenían, aunque los primeros días sí lo hicieron, sin éxito alguno, por eso, a la hora del descanso, ya no les preocupaba mucho que no se miraran siquiera.

Elena y Axel conversaban amenamente, Reina veía desde su lugar como Zack coqueteaba con una chica de otro curso, Anna leía en silencio y Alex estaba sentado un poco más apartado de ellos.

Los dos últimos fingían que el otro no existía, pero se miraban de vez en cuando, sin que sus amigos se dieran cuenta, aunque eso no quería decir que otras personas no lo notaban.

Al finalizar las clases Anna fue a dejar unos libros a su casillero y se dio cuenta que al lado de su casillero estaba Stefan. No se hablaban desde que habían terminado, y sabía que el la miraba con cierto rencor de vez en cuando, pero se limitaba a ignorarlo, aunque esa vez no podía, ya que él le impedía abrir por completo el casillero.

—Hola, Anna—saludó Stefan.

Anna lo miró con desconfianza, como cuando la invitó a salir por primera vez y ella creía que le jugaría una broma.

—Hola, Stefan—dijo ella sin mucho entusiasmo, lo hizo a un lado para abrir su casillero—¿hay alguna razón en especial por la que estés aquí?

—La hay ¿Sabes?...me volví una persona muy observadora durante los últimos meses.

—¿Intentas decirme que acosas a alguien?

Stefan rio y negó con la cabeza.

—No. Intento decirte que ahora me doy cuenta de cosas que antes ni siquiera notaba. Por ejemplo: el profesor de lengua aprovecha cada oportunidad para ver las piernas de las chicas, el director es diabético, la señora de la cocina es muy anti-higiénica, Reina tiene cierta fascinación por...bueno, eso ya lo sabes, Jessi...

—¿Esto tiene algún punto?—lo interrumpió Anna, al mismo tiempo que cerró el casillero.

—Oh, sí, claro que lo tiene.

—Pues ve directo a él, Hall.

Stefan alzó los hombros.

—Bien—dijo—sé lo que hay entre tú y Alex.

Anna se tensó por un segundo, pero luego sonrió y miró a Stefan.

—Eso no es ninguna novedad, Stefan, todos saben que Alex y yo no nos hablamos. Se llama odio.

—Anna, puedes engañar a tus amigos, pero yo no soy uno de ellos, así que tienes que trabajar un poco más en tu actuación. Me pregunto ¿Qué dirá William cuando se entere que su adorada niña está saliendo con su hermanastro? O mejor aún ¿qué dirán los medios? Ya llevas un buen tiempo sin ser mencionada, tal vez debería devolverte el favor que me hiciste un día ¿no crees?

Anna rio, aunque por dentro estaba más que nerviosa.

—Estás loco. Alex y yo somos familia, hermanastros.

—Pero eso no evita que haya atracción, Anna, después de todo no tienen la misma sangre.

Anna le dedicó una deslumbrante sonrisa.

—Si tienes una mente tan abierta no veo cual es el problema. A menos que sientas celos.

—Ya te superé hace mucho tiempo.

—¿Entonces porque te tomas la molestia de Vigilarme tanto?—Stefan estuvo a punto de responder, pero Anna se apresuró a decir:—tengo que irme, no tengo tiempo para estas cosas, Stefan. Nos vemos.

HermanastrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora