Capítulo 33

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Anna iba a mitad del camino, imaginando lo que haría Alex cuando ella le dijera lo mucho que le gustaba, imaginó incluso que el la besaba frente a todos, y sonrió interiormente... entonces se detuvo, cuando el rostro de William apareció en sus pensamientos.

¿Qué diría su padre? ¿Y si se molestaba? ¿Que opinaría Demetria? Cuando se dio cuenta ya estaba frente a Alex, y aquella ilusión que había sentido momentos atrás ya se había desvanecido.

—¿Podemos hablar?—le preguntó a Alex, él se puso de pie con una disimulada sonrisa adornando su rostro.

—¿Que sucede?

—Vamos a otro lado, no quiero hablar frente a estos chismosos—dijo mirando directamente a Zack y Axel. Ambos chicos se burlaban lanzando besos al aire y agitando las pestañas en una ridícula imitación de Anna.

Alex los ignoró y llevó a Anna hacia unas áreas verdes libres de alumnos y ojos curiosos.

—Te parece bien aquí o... ¿quieres ir a un lugar más apartado?—preguntó con una sonrisa juguetona.

Anna le dedicó una mirada desaprobatoria.

—Aquí está bien.

—Genial, y entonces, supongo que tienes cosas que decirme.

Ella asintió al mismo tiempo que se recargaba en el tronco de un gran árbol.

—Estuve pensando en...nosotros—la palabra se sentía extraña en su boca, pero se esforzaba por continuar hablando sin titubear mucho.

—¿Y qué pensaste?—preguntó Alex.

Anna lo observó detalladamente antes de continuar hablando, tenía el cabello revuelto, despeinado por el viento, el uniforme desarreglado, la corbata floja y una ligera sonrisa traviesa, y a pesar de que ya lo había visto bien vestido en ciertas ocasiones, en ninguna se miraba tan bien como en esa.

¡Concéntrate Anna!

Carraspeó antes de continuar.

—Dime ¿has pensando en que dirá Demetria, o mi padre?

El frunció el ceño, confundido.

—No—respondió—¿porque debería?

—Porque somos hermanastros, Alex.

—¿Y eso qué?

—¿Qué?—preguntó ella en un grito—Pues que Demetria y mi papá piensan que tú, Axel y yo somos como hermanos. A ellos jamás les parecería que tú y yo...

—Ya, entonces lo que me estás diciendo es...

 —Que...me gustas—soltó de golpe—ya lo dije, me gustas, pero no voy a salir contigo. La enorme sonrisa que se había dibujado en el rostro de Alex se borró tan rápido como se formó.

—¿Porque no? Anna estoy comenzando a creer que estás jugando con todo esto.

—Escúchame—pidió ella—no saldré contigo, Alex. Tu y yo vivimos juntos, bajo el mismo techo, somos hermanastros, ya sé que no llevamos la misma sangre, gracias al cielo, y sé que tampoco compartimos el apellido, pero aun así. Sería muy extraño que de pronto comenzáramos a salir como si fuésemos novios.

—¿Entonces te preocupa lo que piensen los demás?

—Me preocupa lo que piense mi papá.

Alex estuvo a punto de replicar, pero sabía que ella tenía razón, a él no le importaba lo que dijeran las personas, pero sabía que los comentarios serian incomodos para ambos, en especial para Anna, y tenía el leve presentimiento de que William lo castraría por intentar salir con su pequeña, aunque eso tal vez era una exageración.

HermanastrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora