Capítulo 38 (Parte 2)

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—Tengo un anuncio importante—dijo William al día siguiente, cuando todos estuvieron presentes durante el desayuno—ahora que es oficial que participaran en el proyecto—le dedicó una sonrisa a Anna, mientras Axel la observaba entrecerrando los ojos—hemos decidido dar una cena, con todos los miembros que se han unido hasta ahora.

—¿Es obligatorio ir?—preguntó Anna.

—Definitivamente—respondió William—Carlos, Adam y yo somos los que iniciamos esto, así que es una obligación.

—Que aburrido—masculló Alex.

—Papá, no te ofendas, pero suena tedioso—dijo mientras untaba mantequilla a un panecillo.

—Sí, William. Somos adolescentes, ¿qué haremos entre un montón de ancianos?

—Entrenarse para el futuro—respondió William con una ancha sonrisa—no creo que Demetria esté dispuesta a mantenerlos toda la vida, así que tendrán que sobrevivir por sus medios, y esa es la mejor manera y el momento para comenzar.

—¡Ajá!—gritó Anna y se puso de pie de manera dramática—acabas de revelarnos tu plan. Ustedes, los adultos, planean que sus hijos comiencen a trabajar desde jóvenes, para que antes de los 20 ellos ya tengan su propio trabajo y su vida, y ustedes no tendrán ninguna responsabilidad u obligación con ellos y podrán gastar todos sus millones en vacaciones lujosas. ¡Es el plan más malvado en la historia de los planes malvados!

Alex comenzó a toser el jugo que estaba bebiendo y Axel alzó una ceja mientras observaba a Anna. Demetria rio por lo bajo y William suspiró mientras miraba al techo.

—Anna, ¿tomaste café esta mañana?—preguntó su padre.

—Solo un poco—respondió ella y volvió a tomar asiento—quiero que sepas que lo planes malvados nunca funcionan, a menos que yo ayude.

—Es bueno saberlo. Pero, solo para dejar esto en claro, a ti no te haría falta trabajar, aun cuando yo no quisiera mantenerte, porque tu madre te dejó todo lo que tenía. Además, eres mi única hija. No tengo problema alguno en mantenerte.

—¡Oh! Bueno, de igual manera, sigue siendo un plan malvado. En cierto modo me haces sentir orgullosa, siempre supe que el ingenio malvado lo había heredado de ti.

—Un momento—pidió Axel—mamá, nosotros somos tus únicos hijos, como somos gemelos es como si solo tuvieses un hijo, así que tú tampoco deberías tener problema con mantenernos.

Demetria soltó una melódica carcajada.

—Cielo, con ustedes es como si hubiese tenido cuatro hijos en lugar de dos.

—¡Ja! Con Anna es como si hubiese tenido cinco, créeme—dijo William.

—¡Hey!—exclamó Anna con cierta indignación—no puedes negar que mi ternura compensa mi ocasional mal comportamiento.

—No, la verdad es que si puedo—admitió William—. Ahora, volviendo al tema...espero que mañana se comporten, los tres. La cena será importante y habrá muchos invitados.

—¿Y si no podemos asistir porque nos secuestran?—preguntó Anna mientras miraba la fruta en su plato y sonreía con malicia.

—¿A los tres?—preguntó William.

—A todos. A Zack, Elena y Reina.

—Dudo que alguien quiera secuestrarlos a ustedes. Y, en caso de que suceda, puedes beber un poco de café, té dejaran ir en menos de 15 minutos.

—¿Y si no quieren darme café?

—Sé que lograras convencerlos, Anna. Ahora, cierra la boca.

—Pero...

HermanastrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora