Capítulo 2

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Capítulo 2

Ya eran las cuatro de la madrugada, la música resonaba en toda la habitación la cual se encontraba llena de humo, algunos chicos ya estaban ebrios, y otros incluso drogados, a pesar de ser pocos creían saber muy bien como divertirse.

Anna seguía bailando con dos chicos, Stefan y Alan estaban con ella y tenían sus cuerpos muy pegados, Elena bailaba con otros dos chicos y una chica, Zack se besaba con una chica mientras tocaba el cuerpo de otra, los tres habían tomado pero no estaban totalmente ebrios.

Los chicos que bailaban con ella trataban de tocarla en lugares que nunca habían sido tocados antes, pero ella los alejaba sin sutileza. Los demás chicos que estaban en su habitación veían como una chica bailaba sensualmente y se desvestía, las cosas estaban subiendo de tono, incluso para ella, ya le era difícil controlar a los dos chicos, se alejó de ellos, se puso en medio de la habitación y gritó que la fiesta se había acabado, algunos se quejaron pero Zack la ayudó a sacar a los más difíciles.

Iban a tener que salir por la puerta de la cocina y después tendrían que saltar la gran reja de la entrada, si querían salir esa noche, cosa que tenían que hacer si no querían que William la tomara contra todos.

—Nos vemos el lunes en clases—le dijo Stefan a Anna, era el único que se había resistido más que cualquiera.

—Sí, nos vemos—se despidió ella, pero él seguía ahí, de pie, sin intención de mover un dedo—bueno...ya vete.

Él rio y se acercó a ella hasta dejarla con la espalda contra la pared para juntar sus labios. Molesta, Anna, trató de empujarlo pero el ejercía demasiada fuerza sobre ella y le era difícil, casi imposible.

—No idiota—le gritó ella—ya lárgate.

El hizo caso omiso y siguió tratando de besarla, quería ser el primero en cometer tal hazaña, aunque si lo contaba probablemente no viviría mucho tiempo. Anna no quiso gritarle a Zack porque podía despertar a su padre y no quería que él la viera en ese estado.

—¡Stefan!—se quejó cuando el comenzó a besar su cuello, con los ojos buscaba algo con lo que pudiera golpearlo en la cabeza porque ya estaba muy molesta y no se permitiría tal humillación.

Un segundo después Stefan ya estaba en el suelo, para su suerte alguien había intervenido antes de que las cosas empeoraran. Alzó la vista y se encontró con un chico alto y bastante guapo, que nunca en su vida había visto.

El chico tomó a Stefan de la camisa y lo puso de pie, después lo empujó para que se fuera porque estaba dispuesto a darle una buena paliza, no le gustaba que los chicos se aprovecharan de las chicas y en su opinión aquella se veía bastante indefensa.

—¿Y tú quién eres?—le preguntó Anna.

—Con un "gracias" es suficiente—dijo sarcástico observando a Anna de pies a cabeza.

—No respondiste mi pregunta—replicó molesta.

—Y tú no me dijiste gracias—contraatacó el chico—soy Alexander, y ¿Tú eres?

—Anastasia—contestó—y lamento decirte que llegas tarde. La fiesta acabó.

—No vengo a una fiesta, vivo aquí—contestó altanero.

—¿Qué?—preguntó ella, sorprendida—claro que no, esta es mi casa.

—Pues ahora es "nuestra" casa bombón—le susurró—buenas noches.

Ella se quedó estática mientras el chico se iba caminando por el pasillo. No podía creer que ese chico tan apuesto viviría en su casa, definitivamente no se lo esperaba, y estaba comenzando a preguntarse la razón por la cual viviría ahí. Pensó que tal vez podía ser un pariente lejano, pero de pronto recordó a la nueva esposa de su padre y supuso que era uno de sus hijos, o engendros, como ella los llamaba.

HermanastrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora