Capítulo 40

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Capítulo 40

Adam escudriñó la taza con la mirada. Demasiado claro y, probablemente, demasiado dulce, o amargo, con Anna nunca se sabía.

Reina y Anna lo observaron, esperando que bebiera el café de una buena vez ¿cuánto tiempo más podría verlo tan fijamente? A Anna le hubiese gustado apostar con Reina.

El sujeto estiró el brazo, tomó la taza, la elevó y la olfateó disimuladamente, no olía mal, ciertamente.
Se la llevó a los labios con toda la lentitud del mundo.

Anna ensanchó su diabólica sonrisa, Reina contuvo el aliento y Adam hizo una mueca, luego abrió la boca y el café se deslizó desde sus labios hasta la taza.
Entonces ambas comenzaron a reír como locas y salieron corriendo de la oficina.

—Salado—dijo Adam entre dientes mientras se limpiaba la comisura de los labios con una servilleta—debí imaginarlo.

Anna y Reina llegaron al final del pasillo sin aliento para seguir riéndose.

—Señor Adam, víctima numero doce—dijo Anna entre jadeos.

—¿Cuántos faltan?—preguntó la pelirroja.

—Tres—respondió Anna—¿crees que con café salado es suficiente, o deberíamos intentar otra cosa?

—¿Qué otra cosa?

—Mmm, no lo sé. No tenía planeado éste día, así que todo es improvisado, pero podríamos...—Anna se quedó pensando un par de segundos, sonrió y luego negó con la cabeza—no, no podemos hacer eso, me meterían a prisión.

Reina se mostró horrorizada y se preguntó qué diablos estaba pensando su amiga.

—¡Oh!—gritó Anna con emoción—en una ocasión electrocute a un profesor, fue un accidente, pero...creo que podría hacerlo de nuevo.

—¿No te parece demasiado?

—Pff, por supuesto que no. Te enseñaré como hacerlo, lo puedes usar en el futuro y no te preocupes, no morirán, cuando mucho quedarán paralizados por unos minutos. El profesor siempre dice que le quedaron secuelas, pero yo sostengo que esa mueca la tiene desde que nació.

—Anna... no creo que deb...

Pero Reina no terminó de hablar porque Anna no se lo permitió, la tomó de la mano y la llevó hacia el ascensor: tendrían que ir de piso en piso, para buscar todo lo necesario.

***

Las vacaciones casi llegaban a su fin y los chicos no habían tenido oportunidad para nada. Ni siquiera se habían reunido los 6.

Anna y Reina fueron asignadas a la empresa de Adam, mientras que Alex en la de William, Axel en la de Carlos (y todos sabían que Carlos lo había ordenado así, porque quería saber con qué clase de chico salía su hermana), Zack en la de un socio que se había unido al proyecto a última hora y Elena en la de Ethan, para su desgracia.

Tenían que llegar a las 6:00 am y salir a las 7:00 pm, y como ninguno estaba acostumbrado a madrugar lo primero que hacían al salir de las oficinas era ir a casa para dormir todo lo posible, ni siquiera Anna y los gemelos se veían, y eso que vivían bajo el mismo techo.

Sin embargo no todo era malo, no podían negar que estaban aprendiendo bastante y era divertido hasta cierto punto. Pero eso estaba a punto de acabar: había llegado el tan esperado día final.

Por fin podrían encontrarse de nuevo y disfrutar el fin de semana que les quedaba, antes de volver a clases. Y bueno, no había nada mejor que hacer bromas, para despedirse del trabajo de una manera apropiada.

HermanastrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora