¡Hola! Por los dioses, ¡Ha pasado tanto tiempo! ¿Se acuerdan de mi? ¿Recuerdan ésta historia? ¿Cómo han estado? ¡Las eché de menos!
— — — — — — — — — — — — — — — — — — — — — — — — — — — — — — — —
*Cupón para leer cursilerías completamente gratis*⬇
— — — — — — — — — — — — — — — — — — — — — — — — — — — — — — — —
Sé que no había actualizado desde hace mucho y de verdad lo siento. No tienen idea de las veces que lo intenté y de lo triste que me pone el hecho de no poder hacerlo con frecuencia.Pese a eso, les juro que hago lo posible por escribir aunque sea un poco. No sé si ésta historia sea especial para ustedes, pero ustedes son especiales para mí, y esa es una de las razones por las que seguiré escribiendo Hermanastros hasta el final :)
En fin, como en cada capítulo, les tengo que agradecer por seguir conmigo y con los «Seis Siniestros». A quienes recién comienzan la historia: ¡bienvenidos! Gracias por darle una oportunidad.
Antes de dejarlas/os (ya sé que también hay chicos que leen la historia) les dejo el pequeño recordatorio de que a esta historia no le quedan muchos capítulos.
Ahora sí, dejo que lean:
___________________________________Capítulo 41
Cuando Anna y los chicos se dieron cuenta de que ya estaban en el estacionamiento de la casa, se miraron entre ellos por veinte segundos que parecieron una eternidad.
Alex presionó ligeramente la mano de Anna en un gesto de apoyo y ella estuvo a punto de reclamar por eso, ya que parecía asegurar que era ella la que estaba en un gran problema y ellos estaban ahí para darle su apoyo, pero una voz en su cabeza le afirmó que, efectivamente, ella era la que estaba en problemas.
Suspiró, dramática y apesadumbrada.
—Es ahora o nunca—dijo, armándose de valor.
El conductor abrió la puerta del auto , Anna bajó rápidamente y los demás la siguieron. Los seis comenzaron a caminar hacia la puerta de entrada con pasos lentos, como si se tratara del día del juicio.
—Estoy intentando pensar en una excusa para todo lo que hice, pero no se me ocurre nada.
—Eso es porque todavía no estás bajo la presión necesaria. Además... siempre puedes echarle la culpa a alguien más—dijo Zack, con despreocupación.
¡Como si William lo fuera a creer!
Anna abrió la puerta y esperó ver a su padre con los brazos cruzados a la altura del pecho y el ceño ligeramente fruncido, pero no había nadie y cuando casi suspiraba de alivio Elena dijo:
—Creo que están en el comedor.
—Yo creo que fue a bucarle un lugar en Carrollton—murmuró Zack.
Anna fue la única que no rió.
—Mierda, esperaba que no estuvieran—masculló ella.
Los gemelos se adentraron en la casa cuando les llegó el olor de la comida y Anna sintió que no tenía más opción que seguirlos. Mientras más pronto terminara el regaño... mejor.
Una vez que cruzaron las puertas del comedor se quedaron con la boca abierta, pero por ver la gran mesa repleta de comida. Parecía día de acción de gracias, navidad, año nuevo o cualquier otro día festivo que ameritara una gran cena.
William estaba colocando las copas al lado de los platos que Demetria estaba acomodando.
—Hmm.. ¿Papá?—preguntó Anna, sin ocultar lo extraño que le parecía aquello.

ESTÁS LEYENDO
Hermanastros
Teen FictionAnastasia es una adolescente de 16 años con carácter explosivo y una gran capacidad para meterse en problemas, y arrastrar con ella a sus mejores amigos, Zack y Elena. Siempre obtenía lo que quería y su vida era casi perfecta, hasta que de un día pa...