Ricardo se asomó a la saliente y observó hacia abajo con curiosidad. Había una caída de varios e incontables metros hacia una plataforma en el suelo.
Luego observó hacia arriba y pudo ver que el techo del templo subacuático se hallaba bastante cerca. Ver a los peces nadando a través de un hueco le generaba muchas dudas. No había nada entre la abertura y ellos que impidiese al agua avanzar y rellenarlo todo con su inmenso poder... al menos, no algo que Ricardo pudiese ver con sus propios globos oculares.
Luego, como todo experto en la materia de «curiosear», echó un vistazo a los lados, pero no encontró mucho. Tan solo dos muros, no muy estrechos, no muy anchos, pero si muy muy sucios, con una escalera en medio por dónde Ricardo había llegado.
Por último, su mirada llegó a su amigo Luisfer, quien llegó desde las escaleras y se situó a su lado sosteniendo sus manos detrás de su espalda.
—¿Qué? ¿Ahora eres un sensei? ¿Un maestro? —preguntó Ricardo divertido. Ahora que sabía la verdad sobre su amigo; ahora que conocía los misterios de este nuevo universo «almístico» que se abría frente a él; ahora que conocía que era un «alma especial»; se permitió relajarse y dejarse llevar por su buen humor—. ¿O debo llamarte Guardián?
Luisfer le sonrió con temple. Se sostuvieron las miradas durante un rato, hasta que el Guardián del Alma de Ricardo tuvo la voz cantora.
—Llámame papi chulo.
Ambos estallaron a carcajadas.
—¡Serás...! —espetó Ricardo—. Me alegro de que sigas siendo el mismo.
—Siempre fui el mismo, amigo. Ahora solo conoces un detalle extra sobre mí. Podría decirse que nuestra amistad, ahora, alcanzó un nuevo nivel. ¿No te parece?
Ricardo inhaló aire y sonrió.
—¿Sabes? Es justamente lo que estaba pensando. Ahora siento que no hay secretos. Eso es increíble. —Ricardo observó hacia las escaleras—. ¿Y qué pasa con la sirena? ¿No va a seguir con nosotros?
—¿La sirena? —Luisfer echó una breve risita—. No, no, amigo. Ella es una Guardiana. Se transforma en sirena de vez en cuando, y en un montón de otros animales más, pero... es en realidad una Guardiana. —Observó al techo. Justo hacia la misma abertura que Ricardo había visto antes—. Ella debió marcharse para cuidar a su alma ahora. Aunque... desconozco por qué estaba aquí cuando te la encontraste. Supongo que el destino obra de formas misteriosas, ¿eh?
—¿El destino? —Ricardo se frotó el mentón—. Amigo, hay muchas cosas que sigo sin entender. ¿Por qué aparecí en el agua cuando me transporté? ¿Y por qué específicamente en el lugar en donde fui concebido?
Luisfer encogió los hombros.
—Podría decirse que es una extrema casualidad, pero dudo que así sea. —Luisfer se dejó llevar por la gravedad y aterrizó su hombro en el muro—. Lamentablemente, no lo sé todavía. Aunque no te voy a mentir, me imagino un poco esa respuesta, pero para estar completamente seguro tengo que entender primero cómo funciona tu destello de alma.
—El destello del alma. ¿Son esas luces amarillas?
—Sí. Y eso que llamas luz, es tu resonancia de alma.
—¿Y cuál es la diferencia entre el destello y la resonancia? —preguntó Ricardo, sumamente atento.
—Vamos a ver. Mi maestro diría algo como: la diferencia reside en que la calidad del resplandor etéreo está enlazada de forma directa y en un avance proporcional de magnitudes opositoras que se refuerzan la una a la otra mediante el sencillo acontecimiento bendito y ferviente de la virtud existencial.
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DESTELLO DE ALMAS : UN ALMA LIBRE LIBRO 1
SpiritualFantasía contemporánea - Aventura - Comedia - Romance LGTB - Emotiva - Épica - Original Una noche de trabajo como cualquier otra, mientras transitaba en la ruta junto a su mejor amigo, Ricardo vive una experiencia mística que le cambiará la vida cóm...