Gotta Have You [G!P] |Lumity|

5.

Luz.

—¡Más alto! —gritó King— ¿No tienes más fuerza? —reclamó hacia Gus que lo empujaba en los columpios.

—¡Trato de que no te caigas! ¡No te sueltes! —reclamó Gus.

—¡No me estés gritando! —King replicó después de Gus.

Reí mirándolo. Ha pasado casi un mes a que asistí a mi primer concierto y estas semanas he asistido tantas veces como he podido, por no decir todas. Lastimosamente no he hablando con Amity y debo admitir que me decepciona un poco, creí que podía hablar con ella aunque solo sea de fan a artista.

—Luz, otra vez estás disociándote —Willow chasqueó sus dedos frente a mí, sacudí mi cabeza y la miré.

—Lo siento, es solo que-

—Sigues pensando en Amity —ella interrumpió completando mi idea.

—Sí —admití—, esa chica es un misterio, siempre se escabulle.

—Ella es así —Willow comentó—, fui su amiga, la conozco bastante aunque ella no lo crea.

—Creí que conocer a la persona detrás de la música que escucho me daría calma, pero me ha dado todo lo contrario —dije agobiada y miré a Gus y King correr hacia el castillo de los juegos—, y no ayuda en nada que me digan que no me acerque a ella.

—Te gustan los retos difíciles —Willow soltó una leve risa—. Escucha, la mejor forma de hablar con ella es que la veas acabando un concierto o que logres entrar a los vestidores de rugby.

—¿Y por qué ahora me lo dices? —fruncí mi ceño.

—Porque eres demasiado tonta como para pensarlo por tu cuenta —ella cubrió mis ojos bajando mi gorro.

—Si bueno, no nací con esa actualización —me quité el gorro y volví a acomodarlo en mi cabeza.

—¡Luz! ¡Luz! ¡El señor de los helados ya abrió! —escuché a King gritar.

—¿Los cuidas por mí? —miré a Willow levantándome.

—Por supuesto, el adulto de Gus necesita un adulto que lo cuide —reí por su comentario y me alejé para comprar el helado.

Rápidamente se hizo una fila de personas, no las culpo, estos helados son lo mejor que tiene la ciudad.

Miré la tabla de los sabores y me detuve a analizar cada uno de los sabores que tenía, había unas combinaciones en las que no estaba segura si existían.

—¿Avanzarás? —una voz me sacó de mi pequeño trance, me giré sobre mis tacoles y encontré a Amity detrás de mí—, hem... Estás atrasando la fila.

—Y-yo, no gracias —respondí haciéndome a un lado y ella inclinó su cabeza confundida.

—¿Okey? —avanzó delante de mí— Hola, sí, quiero tres de chocolate.

—Mierda, Luz —me regañé a mi misma— ¡Amity! —ella se volteó en seguida a verme.

—Oh, Luz ¿Cierto? —asentí rápido—, eres tú —dijo antes de tomar sus helados y pagarlos— ¿Es costumbre que siempre deba verte?

—¿Siempre? ¡Ja! No diría eso, no nos hemos cruzado ni cinco veces —dije cruzándome de brazos y pasando después de ella a pedir los helados—. ¿Puedes darme uno de limón, dos de chocolate y uno de grosella? Gracias.

—¿Crees que no me he dado cuenta que estás persiguiéndome? Te veo en cada concierto y en cada pasillo de la universidad —comentó comiendo un poco de su helado.