25.

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1 semana después.

Luz.

De alguna manera todo había cambiado, parecía sentirse que todo estaba en orden, pero en realidad todo es un desastre. Me acostumbré a tantas cosas que, a la fecha, es difícil adaptarme a que esas cosas no están. Para ser específica, Amity era quien no estaba.

Jamás creí que desarrollaría una extraña enfermedad hacia Amity, no como una obsesión, sino como algo que simplemente se quedó impregnado en mí y me hace extrañarla y desear tenerla a mi lado.

No sé que extrañaba más de ella; sus besos, abrazos, sus mensajes tontos de cada mañana o su mera presencia a mi lado, porque a pesar de no hablar en ocasiones, me sentía segura con ella, estaba completa. Ahora no siento nada más que un vacío que no logro llenar con nada.

No estoy bien y aunque trato de repetirme todos los días que esto pasará y mejorará soy consciente que tardará, mientras, tengo una vida que seguir.

Todo terminará en algún punto, excepto el malestar de hace días.

—¡Luz! ¡Hay clientes esperando! —escuché el gritó de Eda a lo lejos.

—¡E-en un segundo estoy ahí! —grité manteniendo el apoyo en la pared del baño—. Respira, Luz... Pasará el mareo...

Cerré mis ojos y procedí a hacer varias respiraciones que últimamente habían funcionado para detener las náuseas y mareos. Allí estuve de pie durante un tiempo hasta sentirme mejor, acomodé mi delantal del trabajo y salí del baño yendo al mostrador.

—No sabía que podías atender clientes desde el baño —Eda me miró burlándose. Gruñí ignorándola y tomando una servilleta para limpiar el mostrador—. Estoy jugando, Luz, solo que no creo que tu tratamiento esté funcionando, sigues mirándote como un muerto.

—Quizá el médico se equivocó en mi diagnóstico y solo estoy somatizando mis emociones —respondí.

—En todo caso deberíamos ir a que te revisen de nuevo, llevas así varios días y empiezas a preocuparnos cada vez más —Eda puso su mano sobre mi hombro—. Puedes tomarte unos días libres, en serio.

—Estoy bien —murmuré dejando de limpiar y tirando la servilleta. La campana de la entrada sonó dejando ver a mi madre que entraba caminando directo al mostrador— ¿Se pusieron de acuerdo o de qué me perdí?

—¿Qué? No, nada de eso —Eda rápidamente respondió.

—Solo venía a ver cómo estabas, eso es todo —mamá habló mirándome—. Eda me dijo que te sentías mal ¿Segura que no quieres ir al médico de nuevo?

—Ya les dije que estoy bien —gruñí frustrada—. Agradezco que se preocupen por mí, pero les aseguro que no pasa nada.

—Llevas diciendo eso desde hace una semana, pero tu y yo sabemos que nada de eso es cierto —suspiré escuchando a mi mamá—. Tus días se resumen en estar en el trabajo y en casa, no sales con tus amigos, apenas comes y ni siquiera hablemos de que evitas toda conversación con-

—Mamá, basta —interrumpí de golpe—. No es el lugar ni el momento para hablar de esto y no quiero tocar el tema. Sé lo que hago y me encantaría actuar como tú y el resto quiere que lo haga, pero tengo mi propio ritmo.

—Luz —Eda intentó hablar, sin embargo, me quité el delantal y se lo entregué.

—Mi turno acabó, gracias —me alejé de ellas entrando al cuarto de servicio y tomando mis cosas. Me coloqué mi chaqueta y salí del cuarto—. No necesito que me pagues el día completo, Eda —hablé dirigiéndome a ella, después miré a mi madre y me despedí de ella besando su mejilla—. Te veo después, mamá.

Gotta Have You [G!P] |Lumity|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora