Mi Primer Error Favorito |Kevin Álvarez| [FINALIZADA]

Capitulo Treinta y Uno ♡ "Ansiedad"

¿Que debía hacer ella en ese momento? ¿Lanzarse a sus brazos como Magdalena a llorar y a pedirle una y otra vez disculpas por no haber aceptado sus verdaderos sentimientos? Quizás ese era el defecto más grande de Lisa, no aceptaba fácil, no sabía controlar sus emociones, no sabía expresar lo que verdaderamente quería o sentía, era como si al hacerlo se estuviera exponiendo lo suficiente como para permitir que alguien además de ella, pudiera dañarla.

— Di algo Lisa, por favor — hablo el muchacho mientras miraba a Lisa con seriedad — Solo dime una palabra, una palabra que me haga saber si sientes algo por mi, y te juro que lo arriesgo todo.

Lisa nego con la cabeza y en sus ojos comenzaron a formarse lágrimas, ¿Podría ser tan fácil? Él tenia una relación con Nailea, ¿Cómo podia hacerle esto a la chica con la que está saliendo actualmente?

— No puedo hacerlo... Al menos no por ahora — Kevin bajo la vista, y asintió.

— ¿Que pasa? ¿Por qué?

— ¡Porque estás saliendo con alguien! Esa chica seguramente está en casa pensando que su novio la quiere verdaderamente pero él se encuentra diciéndole a otra chica cosas que... — Lisa llevo sus manos hacia sus mejillas y limpio las lágrimas que habían brotado.

Kevin se sintió terrible al escuchar eso, probablemente Lisa pensaría que era un infiel, pero es que él verdaderamente no amaba a Nailea, la quería pero no era suficiente, su relación no era apasionada, solo era costumbre.

— Ya entiendo — Kevin tomo un sorbo de agua y miro a los ojos a Lisa.

— Kevin lo siento... Todo esto fue un error, no debí invitarte a venir, siento si cause molestias — el joven soltó una pequeña risa que en realidad no contenía nada de humor.

— No solo molestias, si no que me has recordado lo difícil que es lidiar con un corazón tan estúpido como el mío — Kevin se puso de pie y saco su billetera para dejar algo de dinero — Ten una feliz vida Lisa.

La joven se quedó mirando como el chico comenzaba alejarse, la voz dentro de su cabeza le decía que lo siguiera que le dijera que lo quería y que no importaba nada más, pero su odioso orgullo siempre hacia de las suyas. Después de eso, Lisa supuso que había sido la última vez que veía al futbolista, ¿Por qué siempre la tenía que cagar?

[...]

Había pasado un mes, desde aquello, Wendy había llegado de visita a la Ciudad de México. Lisa vivía en un fraccionamiento residencial donde las personas que iban de visita tendrían que mostrar que parentesco o pruebas tenían con la persona a la que iban a visitar para que se les permitiera la entrada.

Wendy había logrado entrar con éxito y con mucho cuidado sin despertar a su amiga, dejo un pastel de chocolate — del favorito de Lisa— en la encimadera de la cocina, algunos regalos en la sala de estar y corrío a la habitación de su amiga.

— ¡Hola! — grito haciendo que Lisa despertara de golpe.

— ¡Aaahh! — grito la chica — ¡Demonios!

— ¡Ya llegó por quien llorabas! — Lisa se tallo los ojos y enfocó a la persona que estaba frente a ella, y al ver de quién se trataba se lanzó hacia a ella en un enorme abrazo.

— ¡No puedo creerlo! ¡Estás aquí! — hablo Lisa con una sonrisa.

— Si, tengo vacaciones, y que mejor que pasarlas con mi mejor amiga — suspiro — Ven traje el pastel que más te gusta y también tengo sorpresas para ti.

— ¡Oow, Wen! No te hubieras molestado — dijo con voz enternecida.

— ¿Cómo no? Esto lo hago para felicitarte también, ¡Lograste cumplir tu sueño de componerle una canción a tu Bias de Blackpink! — Lisa esbozó una enorme sonrisa.

— Todavía no me lo puedo creer.

— ¡Creelo por qué lo estás viviendo! Por cierto, ponte bonita por qué me acompañaras.

— ¿A dónde? — pregunto la pelinegra.

— Diego nos invitó a su entrenamiento y después a comer Sushi en su casa y posteriormente al cine. — Lisa sintió cómo su corazón comenzaba a latir debido a los nervios que comenzó a sentir.

— No creo ir...  — Wendy la miro con sorpresa.

— ¿Por qué?

— Estoy en mis días rojos y la verdad me siento muy mal — Wendy la miró con pena.

— Ah no te preocupes, descubri unas pastillas buenísimas para aliviar los malestares de esos días, iré a la farmacia por ellas, mientras tú te pones bella — antes de que Lisa pudiera reclamar, su amiga ya había salido de la habitación y pronto de la casa para ir por las pastillas.

Si ella iba a dónde Diego, lo más seguro es que Kevin estuviera ahí, y lo último que quería era verlo, después de la charla de aquella noche no había sabido nada de él.

— ¡Mierda!

[...]

Lisa no tuvo más opción, además tampoco había visto a su mejor amigo, era la oportunidad de ponerse al tanto con sus vidas y Kevin no lo iba a arruinar, iba por Diego no iba a ver a Kevin.

De su closet había elegído una sudadera la cuál era del anime Jujutsu Kaisen, para ser más específicos era la sudadera que usa Itadori cómo uniforme es que tiene el cuello color rojo, y un short de mezclilla, añadió sus Converse de bota e hizo una coleta alta para evitar que su cabello le estorbara.

Cuando estuvo lista, fue a la cocina con su amiga quien la esperaba.

— Bien hora de irnos, quiero ver a Diego, no sabes cuánto lo he extrañado — Lisa aún seguía debatiéndose entre ir o no ir, pero ya era demasiado tarde.

Ambas salieron del departamento, y tomaron el auto de Lisa, ambas condujeron hasta el lugar donde los futbolistas estaban entrenando y al llegar Lisa bajo casi ala fuerza.

— ¿Por qué estás tan nerviosa?

— Por nada...

— Entonces respira, ven — Wendy la tomo de la mano y ambas entraron a la cancha donde muchos chicos estaban con poca ropa entrenando, entre ellos efectivamente estaba Diego y por supuesto Kevin... Pero este no estaba solo, estaba con una hermosa chica de cabellos rubios, y ambos se estaban ayudando a entrar, sonreían e incluso Kevin la cargaba y le daba vueltas jugando con ella, el lugar era bastante grande pero para Lisa parecía sofocante, nunca antes los había visto juntos y ahora que los veía no podía sentirse de otro modo más que triste y con ansiedad por irse del lugar.

En ese momento el jóven se dió cuenta de la presencia de ambas chicas cuando Diego gritó sus nombres y se acercó a ella con una sonrisa.