𝟐𝟑

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11:30 p

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11:30 p.m. Bar Disaster

—¡Oye, ¿Qué pasó con mi bebida?! —reclamó un tipo sentado en la barra, dejando caer su puño cerrado junto al vaso de cristal vacío—. ¡Te pedí otra ronda de tequila hace diez minutos!

—Rayos, lo olvide —murmuró Galliard corriendo del extremo derecho de la barra hasta el otro lado—. Enseguida lo sirvo

Apresurado, Galliard tomó la botella del cuello y con una agilidad envidiable la hizo girar en su mano para verter el líquido directamente en un vaso pequeño. Se deslizó por el suelo con cuidado llegando rápidamente frente al cliente y plantó el vaso derramando unas gotas.

—Aquí tiene —dijo, sonriendo orgulloso de su rapidez—. Disfrútelo

El hombre tomó el vaso en silencio y lo bebió. Galliard lo observó un momento hasta que notó la puerta del bar abrirse estrepitosamente, una silueta negra entró apresurada quitándose la chamarra y una gorra gris mientras corría detrás de la barra.

—Al fin llegas, Farlan —comentó aliviado—. Creí que tendría que atender el bar yo solo

—Lamentó la demora, Galliard. Vine corriendo desde el otro lado de la ciudad, me retrasaron en el trabajo y los últimos autobuses no llegan aquí —explicó agitado—. Literalmente corrí de la estación de autobuses hasta acá

—Amigo, respira un poco, tampoco quiero que te desmayes —le entregó un vaso de agua que el rubio terminó de un sorbo—. Entiendo que ____ falte unos días por cuestiones personales, pero no entiendo por qué te ofreciste a cubrir esos días si claramente no puedes con tantos trabajos. Oye, vas a morir de agotamiento si sigues así —agregó preocupado

—Si alguien no cubre esos días seguramente la despedirán —justificó retomando lentamente su condición. Volvió a llenar el vaso de agua, esta vez bebiéndolo por sorbos—. No puede perder el trabajo. Y yo puedo arreglármelas unos días, no te preocupes. No planeó morir tan joven —sonrió mostrando el pulgar arriba en señal de que se encontraba mejor—. Tú ordenas, jefe. ¿En qué te ayudó?

Galliard suspiró frotando su nuca apenado por la situación de su amigo y porque, a pesar de querer dejarlo descansar un rato, necesitaba algo de ayuda. Observó las mesas llenas al igual que la barra y pensó en que podría ayudarle que no fuese tan demandante.

—De acuerdo. Yo atenderé las mesas, tú quédate en la barra —señalo al frente—. Te gritaré los tragos que necesito y vendré por ellos, ¿Puedes encargarte?

—Oye, no seré mi hermanita, pero quien crees que la educo estos años —pronunció orgulloso—. Puedo manejarlo

—Bien —accedió sonriente—. Solo te diré que ____ sirve tres tragos diferentes al mismo tiempo sin derramar una sola gota

—¿Qué tan difícil puede ser? —preguntó incrédulo

Su amigo sonrió con malicia, ansioso de verlo.

𝐘𝐨𝐮 𝐎𝐧𝐥𝐲 𝐘𝐨𝐮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora