𝐘𝐨𝐮 𝐎𝐧𝐥𝐲 𝐘𝐨𝐮

𝟑𝟐

Levi abrió la puerta que conectaba la cochera con la casa invitando a ____ a pasar primero. Ella entró deprisa realizando un breve asentimiento de cabeza a modo de agradecimiento.

Durante el camino de regreso tuvieron un tercer pasajero en el automóvil, el silencio que ninguno sabía cómo quebrar. Ninguno se animaba a realizar las preguntas oportunas luego de lo que ocurrió en el quiosco del parque. Decidieron volver a casa cuando la lluvia cedió un poco, o al menos lo suficiente para correr al estacionamiento, montarse en el automóvil y emprender el camino de vuelta. Lo único que Levi le dijo fue si quería que prendiese la calefacción, a lo que ella respondió con un débil si.

____ se detuvo frente a la sala, observando la hora. La oscuridad dejaba claro que era bastante tarde. Nueve treinta de la noche. El día fue demasiado corto.

—Ve a darte un baño y a cambiarte esa ropa, mocosa

Ella pegó un brinco ante la voz que le susurró cerca del hombro.

—S-Sí. Tú también deberías cambiarte

—Lo haré, aunque, en éste momento me importa más que te cambies la ropa húmeda antes de que pesques un resfriado —rebatió, arrojando las llaves y cartera a la mesa de centro de la sala—. No quiero volver a verte enferma

Asintió antes de marcharse escaleras arriba, sintiendo como la humedad de los tenis continuaba mojando sus calcetas a cada paso. Lo primero que hizo al llegar al cuarto fue colocarse las pantuflas calientes que abrazaron sus pies helados. Abrió la regadera del baño sintiendo que la temperatura empezaba a subir rápidamente, se despojó de las prendas empapadas por la lluvia y se metió bajo el chorro caliente suspirando de alivio. El agua caliente la salvo. Salió con una bata a buscar la pijama que utilizaría, encontrando un conjunto blanco de pantalón y blusa de manga corta. De haber permanecido unos minutos más con la ropa fría, seguramente se habría enfermado. Se dirigió a la puerta del cuarto con intención de ir por un té, no espero encontrarse a Levi a punto de tocar.

—Terminaste —dijo él. También había tomado una ducha y cambiado su ropa por una pijama fresca

—Si. Por lo visto tú igual. Iba por una taza de té a la cocina

—Claro. Solo vine a traerte esto —extendió la prenda negra que cargaba

—¿Una sudadera? —la tomó extrañada

—En caso de que aún tengas frío —explicó—. Ésta la compre yo, normalmente la ocupo para hacer ejercicio. Si no la necesitas, entonces...

—Gracias —ágilmente, se vistió con la sudadera de cierre agradeciendo el calor extra que le brindó—. ¿Quieres que te suba una taza de té?

Él asintió.

En la cocina, ____ preparó las dos tazas de té sin alejar su mente del delicioso aroma que emanaba de la sudadera de Levi. Olía a su loción. Pego las mangas a su rostro imaginando que él la abrazaba. Sus ojos se abrieron sorprendidos ante lo que hacía y pensaba. Negó con la cabeza y continuó sirviendo la segunda taza.