𝟑𝟒

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8:00 a

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8:00 a.m. Oficinas centrales del conglomerado Ackerman

Tomó la taza de té negro frente a él, bebió un sorbo caliente y la depósito nuevamente sobre el plato blanco decorado con remolinos azules. Observar su mano recuperó los recuerdos de la noche anterior.

Sus manos unidas a las de ____. Lo fuerte que ella cerraba los dedos al ritmo del vaivén de sus caderas, al punto de marcarle ligeramente las uñas en el dorso de las manos.

Giro su mano izquierda observando el dorso y las marcas rojas que lo hicieron suavizar la mirada. Por algún motivo, su cabeza no estaba llena de pensamientos, preocupaciones o miedos como usualmente solía estarlo. No tenía la sensación de cargar una tonelada sobre los hombros; los movió ligeramente queriendo comprobarlo. La tensión que solía vestir su cuerpo no lo acompañaba ese día. Se sentía bien, realmente bien, de una forma que no se había sentido en los últimos años. Probablemente en toda su vida.

Detesto tener que salir de casa antes de que ____ despertara, hubiese querido despedirse. Sin embargo, entendía que durmiera profundamente, después de la noche anterior él tampoco tenía los ánimos de salir de la cama e ir a trabajar, pero debía hacerlo. Despertar junto a ella, viendo la manera en que se acurrucaba contra su pecho, fue motivación suficiente para levantarse y encargarse de los asuntos pendientes. Las marcas rojizas que descendían por el cuello de ____ hasta sus pechos sirvieron como un motivo extra por el cual debía salir de cama, no sabía si sería capaz de controlarse. No podía volver a perder el control como la noche anterior. Se reprimió una y otra vez el haber actuado con tanta intensidad, se aseguraría de que ____ descansara bien.

La comisura de sus labios se elevó un poco.

Los rasguños en su espalda ardieron cuando acomodó su posición en la silla. No fue el único emocionado anoche. Aún sentía las uñas de ____ deslizándose sobre su espalda, provocándole un sutil gesto de dolor, el cual no fue suficiente para detenerlo. Ella tampoco quería que lo hiciera. Juraba que estaba loco, escuchaba claramente la voz de ____ en su mente.

«—Levi»

No tenía idea de lo satisfactorio que podía ser escuchar su nombre. Su nombre, una simple palabra, sonaba tan bien cuando ella lo pronunciaba entre jadeos.

«—Agh, maldita sea, quisiera estar a tu lado, mocosa —pensó, frustrado por estar metido en esa oficina—. Quisiera repetir lo de anoche. Ojalá pudiera besarte en este momento, recostarte en mi cama y hacerte el amor solo para que vuelvas a repetir mi nombre de la misma forma que anoche. Ojalá...»

—¿CEO Ackerman? —pronunció su invitado sentado en la silla del frente. A pesar de su edad avanzada su voz resultó jovial, suave y agradable—. ¿Se encuentra bien?

Levi reaccionó parpadeando a gran velocidad, borrando las imágenes que se proyectaban en su mente. Alzó la mirada directo a su invitado, vio a su lado como Erwin le dedicaba una mirada interrogatorio que intentaba descifrar lo que le ocurría; aclaró su garganta y dijo:

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⏰ Última actualización: Jul 11 ⏰

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𝐘𝐨𝐮 𝐎𝐧𝐥𝐲 𝐘𝐨𝐮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora