"Los caídos" libro 4 de la saga "Todos mis demonios" cap. 3

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3. Cruz.

Su confesión no me sorprendió, ella no era la única que de algún modo siempre supo que su vida tendría un final muy distinto al de los demás. Ambas, más allá de lo consciente, debimos intuir que algo más había detrás de la fachada de normalidad de este mundo.

- Bien- tragó, vi su garganta ensancharse cuando lo hizo-. Voy con usted, pero no sin antes pasar a recoger algo por mi departamento.

- No creo que sea buena idea.

- Me imagino que a esta altura esos seres ya se deben haber dado cuenta que mi salida se ha demorado más de lo que debiera, es más, es posible que me hayan visto huir.

- Sí, pude ser.

- Deben haber salido a buscarme.

- Y también es probable que hayan puesto a alguien a vigilar la entrada de tu departamento para avisarles si regresas. Créeme, no hay nada allí que no pueda ser remplazado.

- Sí, sí lo hay. Tengo una cruz de oro, me la quito para ir a trabajar, esta mañana olvidé ponérmela.

- Te comprarás otra luego, si hay algo por lo que no debes preocuparte ahora, Anežka, es por los bienes materiales, eso ya no significará nada en tu nueva existencia.

- No es por lo que cueste; era de mi madre. No iré a ninguna parte sin esa cruz.

- Es demasiado peligroso.

- Sin esa cruz no voy a ninguna parte.

- Podrían matarte o atraparte.

- ¿No puede usted defenderme? Creí que había dicho que vino para ayudarme, para protegerme.

Algo en mi estómago se revolvió. No entiendo por qué, mi temperatura hizo una súbita escalada. Sentí como si aquella chica no tuviese otra intención que provocarme, desafiarme. Mi lengua contestó más rápido de lo que a mi cerebro le tomó meditar una respuesta.

- ¡Bien, como quieras, iremos por la cruz!

- Gracias-. Apretando los labios, bajó la vista-. No tengo dinero, Salí con lo justo para hacer las compras…bueno, tampoco es que tuviese mucho más.

- No te preocupes, yo pago el café.

La taza yacía ya vacía y fría en el centro de la mesa.

Pagué y nos fuimos. Necesite de la guía de Anežka para salir de aquí, siquiera recordaba cómo había hecho para llegar, en ese momento los nervios podían conmigo.

Gracias a que el momento de mayor tensión era cosa del pasado, presté atención al paisaje, el arroyo Diablo enmarcaba un lugar hermosísimo, casi de ensueño, perdido en el tiempo.

Va a pasar un buen tiempo hasta que pueda volver aquí- pensé-. Dadas las circunstancias, si los que la quieren son locales, no les hará felices volver a recibirme en un futuro cercano, es más, si Anežka es todo lo que amenaza ser, es probable que por un tiempo, eso concentre toda mi atención.

Salimos del parque Kampa y buscamos un taxi. Fue Anežka quien se encargo de pedirle al chofer de que nos llevase a la dirección que inmediatamente le indicó. El hombre puso mala cara y bufó al oír la dirección.

- No es precisamente un buen barrio- me explicó ella por lo bajo.

En la ruta camino al departamento de Anežka, pasamos a un par de cuadras del pub en el que ella trabajaba. Nos alejamos mucho más allá, por calles por las que no circulaban turistas, lo cual era toda una novedad, esta ciudad está infectada de ellos.

Anežka tenía razón, no parecía un lugar muy seguro, para el caso, eso no hacía la menor diferencia. Si temer de humanos hubiese sido mi mayor problema…vaya broma.

"Los caídos" cuarto libro de la saga "Todos mis demonios".Donde viven las historias. Descúbrelo ahora