"Los caídos", libro 4 de la saga "Todos mis demonios" cap. 21

1.7K 83 18
                                    

21. Cómo mantener el infierno lleno.

Al cerrar la puerta, quedé en penumbras. El silencioso corredor reveló un escaso movimiento, algo muy extraño por estas horas, el sol comenzaba a caer y la hora de la cena se aproximaba; la ausencia de personas dando vueltas, buscando un lugar en el que descansar luego de un arduo día era por demás anormal. Me olió raro, de verdad que no había un alma a la vista.

Asomé la nariz dentro de la sala de televisión. Nada, la pantalla negra reflejó mi imagen. Las cartas parecían muy solas y aburridas sin sus habituales compañeros; un grupo se dedicaba casi cada atardecer a organizar partidas de truco.

- ¿Dónde se metieron todos?

Si aquel ambiente de este inmenso cuartel improvisado en un antiguo seminario, lo sabía, se negó a contármelo.

Fui directo a la cocina, mi turno en la cocina comenzaba en cinco minutos.

- ¿Leo?- Leonardo era el hijo del medio de uno de los tantos matrimonios que integraba la hermandad de angelológos y demás especialistas, tenía dos hermanas; estos chicos vivían una vida muy distinta a muchos otros adolescentes: cargaban un gran secreto que para muchos es un misterio impensado, no asistían a clases en una escuela sino que eran escolarizados por la misma orden, quienes además, los entrenaban para en el futuro, unirse a sus filas. Leo, Sofía, la mayor, y Miranda, la menor, no eran los únicos tres niños que vivían este estilo de vida, tampoco eran los primeros, según me enteré, más de uno de los que habitaban aquí, eran hijos, sobrinos o familiares de antiguos integrantes.

Leo terminó de apoyar la cacerola llena de agua sobre la hornalla y se dio la vuelta.

- Ah, hola Eliza, ¿qué haces?- curioseó con desenfado volviendo a lo suyo.

- Nada, ¿y tú?

- Preparo de cenar; voy a hacer pasta con queso.

- Dónde están todos, dónde está Natalia.

- Afuera…- se estiró y tomó del estante la caja de sal gruesa-…supongo- corrió el pico metálico y vertió un puñado en el agua-, todos los demás están afuera-. Regresó la sal a su lugar y se dio la vuelta-. Algo pasó, nadie quiere contarme qué es, se juntaron casi todos. La última vez que los vi estaban afuera, preparándose para salir-. A sus quince años frunció el entrecejo y la nariz enfurruñado igual que una criatura de cuatro-. Cuando me percaté que todos se alistaban, me ofrecí a acompañarlos y no me lo permitieron. No quisieron contarme de qué va todo, me huele a que es algo grande, las explicaciones sobran.

Me dieron palpitaciones. Tan grande como para que se fuesen todos. Grande y probablemente muy malo, pero por qué Cesar no fue con ellos.

- ¿Tus padres?

- Salieron con los demás. Me figuro que los únicos que quedamos somos nosotros dos y mis hermanas.

"Los caídos" cuarto libro de la saga "Todos mis demonios".Donde viven las historias. Descúbrelo ahora