20 - Intensidad

4.2K 412 54
                                    

Daemon se quedó congelado cuando escuchó la palabra parto aunque reaccionó finalmente a los pocos minutos.

- ¿Daemon? - preguntó Jace.

- Tranquilos - dijo de pronto, volviendo en si y dándole a ellos los huevos de dragón - ponedlo en un lugar seguro. Yo me encargo de vuestra madre.

- Por favor Daemon; que no le pase nada - le pidió Luke a lo que Daemon respondió con un gesto que solía hacerle bastante a Luke; revolverle el pelo.

- Vamos, ve con ella - le dije yo.

Salió hacia donde el maestre le indicaba mientras yo me quedaba con mis hermanos, que daban vueltas andando por el jardín bastantes nerviosos.

Aegon llegó desde su entrenamiento sudando y como siempre con las mangas remangadas. Iba a pasar de largo, pero imagino que nuestras caras de preocupación nos delataban.

- ¿Qué ocurre? - preguntó acercándose a mí y tomando mis manos, quizás demasiado cerca pero en ese momento necesitaba su contacto.

Me abalancé y lo abracé; él aunque al principio dudó, acabó devolviéndome el abrazo mientras acariciaba mi pelo.

- Danny, ¿qué pasa? - pasó a acariciarme el rostro y tuve que recordarme varias veces dónde estábamos porque sólo era capaz de pensar en besarlo en aquel mismo instante.

- Nuestra madre se ha puesto de parto - dijo Jace.

- Tranquilos - dijo Aegon quien me sorprendió que quisiera tranquilizar a mis hermanos; bien era sabidos por todos que no se tenían en gran estima - mi hermana ha pasado ya por tres partos, este cuarto no será diferente.

Aegon acariciaba mi mano acabando por entrelazar sus dedos con los míos; no pasé desapercibido que Jace mirase nuestras manos con una ceja levantada, pero en aquel momento me daba igual. Necesitaba el contacto de Aegon más que nunca.

- ¿Y Aemond? - no pude evitar preguntar - ¿dónde está?

- Salió en la mañana con Vhagar, iba a visitar a nuestro hermano Daeron en Antigua.

Mi vientre se contrajo de nerviosismo, necesitaba a Aegon a mi lado tanto como a Aemond; necesitaba el contacto del mayor de mis tíos pero también me reconfortaba cuando Aemond acariciaba mi pelo y la piel de mis brazos.

- Eh venga, vamos a entrenar - nos dijo a todos que lo mirábamos con mala cara - ¿acaso ganáis algo dando vueltas aquí? Venga, seguidme.

Sabía lo que intentaba y puede que él nunca lo supiera... me sentía enormemente agradecida de que quisiera ayudarnos a distraernos de esta forma.

Tomamos cada uno de nosotros una espada y nos colocamos en parejas; Jace y Luke y Aegon y yo.

Aunque Jace era la pareja de Luke, Aegon los iba corrigiendo y dándole algunos trucos; algo que Jace agradecía aunque no quisiera mostrarlo.

- Vamos Danny; alza el codo, así pierdes fuerza en el movimiento.

Iba corrigiéndome pero estaba demasiado distraída mirándolo como para concentrarme en atacarle. Tomó mi cintura para colocarme y el sólo sentir su mano en ella hacía que todo mi cuerpo lo reclamase por completo. Retiró mi pelo para colocarlo a un lado de mi cuello y un suspiro que intenté disimular con una tos, salió de mis labios.

- Para - le dije susurrando mientras miraba de reojo a mis hermanos que seguían practicando con la espada.

- ¿Qué paro? - sonreía y sabía que no podría negarme a nada si seguía mirándome así.

- Lo sabes bien...

- No puedo evitar no tocarte... - colocó su pecho en mi espalda mientras fingía colocarme los brazos con la espalda - toda tú me llama y estoy condenado a responderte - susurró con su voz ronca en mi oído y maldita sea, ya me tenía perdida.

El poder del fuego |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora