61 - Cinco años después

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- Princesa, ha llegado un cuervo desde Desembarco.

Aquella frase hizo que un escalofrío recorriese mi cuerpo. Habían pasado cinco años desde que Aegon y yo nos habíamos ido de allí para hacer nuestra vida aquí, en Rocadragón. Desde entonces, y aunque las primeras lunas mis padres intentaron saber de mí mediante cuervos, al final entendieron que no iban a recibir ni uno sólo de mi parte, por lo que estos mensajes cesaron.
Hasta hoy.

No sé cuánto tiempo estuve con aquel papel sin leer enrollado delante de mí mientras estaba sentada en la sala de la mesa pintada, quizás fuesen minutos u horas, no llevé la cuenta.
Pero ahí estaba, delante de él e incapaz de abrirlo.

Sabía que algo había ocurrido, pues llevaban cinco años sin ponerse en contacto con ella; ese mensaje no era de cordialidad familiar.

¿Pero quería saberlo? ¿De verdad quería saber que ocurría al otro lado del mar?

Durante todo ese tiempo se había obligado a no saber nada de la vida en Desembarco. Recordar su vida allí sólo le traía tristeza y ella al fin y al cabo, ya tenía una nueva vida en la que era feliz.
Claro que había momentos en los que los recuerdos la sobrepasaban y dudaba si ir en su dragón a echar un vistazo.
Pero luego se recordaba que debía dejar de ser egoísta y aceptar el resultado sus acciones. Ella lo había dejado y debía dejarle hacer su vida.
Y si era sincera consigo misma, la vida con Aegon era mejor de lo que había imaginado, con él lo tenía todo.

Escuchaba el romper de las olas al fondo y el sonido de las espadas chocar; Aegon de seguro estaba entrenando. Sonrió al pensar en él. Ni siquiera le hacía falta verle para saber que seguramente, estaría en la orilla de la playa, con su espada y su escudero. Seguro que su camisa ya estaría abierta y remangada por sus fuertes brazos, dejando ver lo musculoso que estaba aunque lo disimulara. Su pelo, que seguía pareciendo siempre tan desigualado, estaría pegado a su frente debido al sudor por el esfuerzo del entreno. De sólo pensar en él, un pellizco en la boca del estómago apareció. Dioses, cómo lo amaba.

Aegon era su mitad, la otra parte de su alma que le era necesaria para completarse. Era su principio y su final, su día y su noche, su sol y su luna. Aegon era todo eso y más... pero no era Aemond.

Y a Aemond también lo extrañaba; más de lo que nunca llegaría a reconocerse a sí misma.

Finalmente se armó de valor, abrió el mensaje y tras varios segundos leyendo, una lágrima resbaló por su mejilla: era la letra de su madre.

"Daemyra, sé que no quieres saber nada de nosotros, pero me veo en la obligación de tener que informarte de esta noticia con suma urgencia. La desgracia ha llegado a Desembarco: tu abuelo y padre de tu marido, el rey Viserys, ha muerto esta madrugada. Sois libres de venir para darle un último adiós si así lo deseáis, aquí siempre seréis bienvenidos.

Rhaenyra Targaryen "

Escuché unos pasos por el pasillo que se acercaban hasta la sala donde me encontraba y sonreí cuando vi de quién se trataba.

- Aeron, ve y avisa a papá. Dile que nos vamos.

*

- Aemond, ¿dónde vas? ¿No duermes aquí?

Alys seguía desnuda en la cama de aquel burdel donde trabajaba mientras yo me levantaba para vestirme. En los últimos cinco años, ella había sido una vía de escape bastante agradable ya que ni los libros ni los entrenos conseguían despejar mi mente y calmar mi ánimo. Y mucho menos desde que aquella madrugada.

- Tengo que irme Alys - dije fríamente.

Su padre había muerto y aunque su relación con él nunca fue buena, no podía negarse que lo había entristecido sobremanera. Porque en el fondo siempre esperó a tener con él la relación que se espera tener con un padre.
Cuando Alicent salió llorando de la habitación y nos reunió a Daeron, a los reyes, a Baela y a mí, supe que el final de aquel paréntesis de cinco años en nuestras vidas había acabado.
Por supuesto lo confirmé cuando escuché a mi hermana Rhaenyra avisar de que preparasen los cuervos que se enviarían esa misma noche a Rocadragón, Bastión de Tormentas y Antigua.

- ¿Cuando te veré? - se recostó sobre la cama y tapó su cuerpo desnudo con la sábana.

- Ya lo veremos.

Daemyra iba a volver a Desembarco y eso me tenía ansioso. Después de cinco años, volveríamos a vernos.

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OMG 😱 Esto se prendió y me muero de que sigáis leyendo como sigue🔥

Recordad que si queréis leer los reencuentros de Helaena y Jace / Daeron y Luke, tenéis mis otras historias en paralelo.

Gracias por tanto 💕

El poder del fuego |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora