96 - Un reinado de tres (+18)

1.8K 119 15
                                    

- ¡Una sola cosa tenías que hacer, maldito tuerto! - padre gritaba como loco cuando aquella mañana Aemond tuvo que decirle lo que había ocurrido con Baela - ¡Sólo una! ¡Proteger a mi hija! - lo señalaba con el dedo y podía ver sus ojos llenos de lágrimas que por supuesto no iba a permitir derramar - Te voy a matar, ¡debí hacerlo cuando reclamaste a Vhagar!

- Padre - me interpuse entre ellos y lo abracé aunque al principio rehusaba mi contacto - fue mi culpa; yo dejé que se fuera.

- Daemon, Baela cambió el camino de vuelta y no pude advertirla cuando ya estaba metida en aquellas tierras - Aemond estaba sentado, ojeroso, algo más delgado y con su mano en su frente - créeme que lo intenté con todas mis fuerzas.

El silencio se hizo latente y pesado en aquella sala. Jace había vuelto solo a Desembarco, pues Helaena regresó a Rocadragón al lado de Baelor y los Stark y Luke y Daeron volvían también acompañados del ejército Tyrrel según los últimos cuervos. Padre seguía abrazado a mí, como si fuese el bastón que lo sostenía en pie, pero tras un largo suspiro terminó con el contacto, para volver a su habitual postura.

- Voy a matar a ese Baratheon - susurró antes de dirigirse hacia el portón - ha decidido atacar a los hijos de Daemon Targaryen y os aseguro que nadie lo hace y luego vive para contarlo.

Salió de allí dando un portazo, haciendo que algunos consejeros se asustaran incluso. Jace, que permanecía de pie con ambas manos en la mesa, se sentó al lado de Aemond, mirándolo muy serio. Incluso Aegon lo hacía.

- No sabía que tu relación con mi hermanastra era tal como para tenerte tan... afectado, tío.

Los consejeros, entendiendo que necesitábamos una conversación familiar, salieron de allí dejándonos solos a Aegon, Aemond, Jace y a mí. Me senté en mi lugar de la mesa, mirando aquella escena. Jace estaba al lado de Aemond esperando una respuesta por su parte, mientras mi esposo miraba a su hermano intentando descifrarlo.

- Murió en mis propios ojos, Jace. ¿Tan monstruo me crees, como para que no me afectase?

- ¿Francamente? Si.

- Basta Jace - corté la conversación - estamos cansados, ha sido un viaje muy largo. Todos necesitamos descansar.

- Eso sobrino - Aemond se levantó con intención de encararlo - vuelve con mi hermana, a la cual has dejado sola y preocúpate de que ese lobo no se coma tu rebaño.

Jace dio un sonoro golpe en la mesa levantándose a su vez para quedar a su altura.

- Vuelve a insinuar algo así y te parto la boca - siseó mi hermano.

- Aemond, Jacaerys - me puse entre ellos buscando algo de paz - se acabó. Tenemos que estar unidos y no en guerra también entre nosotros.

Mi hermano salió dejándonos a los tres solos en aquella sala del consejo. Aegon se puso tras de mí, con su mano en mi hombro como siempre hacía cuando quería hacerme entender que estaba a mi lado.

- Vete y descansa, Aemond. Te necesito para lo que se viene.

Aemond salió de allí dejándonos a mi esposo y a mí. Aegon me abrazó largo y yo no pude agradecerlo más. Los últimos días habían sido caóticos, y todavía quedaba lo peor pues con el ejército de los Stark y los Tyrrel a nuestro favor, ya sólo quedaba empezar a moverlos a todos para hacerle pagar a ese bastardo en el nombre de los Targaryen.
Los siguientes días no fueron mucho mejores. Jace volvió a Rocadragón para liderar desde allí la ofensiva. Por otro laso, Luke y Daeron llegaron con Loras Tyrrel comandando el ejército de Alto Jardín, afirmando que al amanecer partirían para acabar acorralando las tierras Baratheon e intentar que aquella guerra no se demorase demasiado.
Daemon por supuesto se ofreció a liderar a la Guardia y mantener a salvo Desembarco.

El poder del fuego |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora