18 - La noche que todo cambió (+18)

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🔥Antes que nada, contenido MUY explícito y pido perdón desde ya por lo que van a leer 🔥
ME SIENTO MUY MARRANA 🥵

Seguía encima de él aunque me daba miedo moverme o tocarle y que le hiciera daño en el vendaje que tenía en sus costillas.

- Creo que debería irme - susurré parando el beso - tienes que descansar.

- Yo sé bien lo que tengo que hacer - respondió con voz ronca y volviendo a tomarme por la nuca para besarme aún más intenso que antes.

Tomó mi culo y me movió restregándome por su erección, robándonos un gemido y un jadeo a ambos.  Lo estábamos deseando, era latente.

Entonces alguien abrió la puerta y salté tan lejos como pude hacia un extremo de la cama sin atreverme si quiera a mirar quién había sido quien había entrado.

- ¿Molesto? - esa voz... esa maldita voz.

- Es evidente que si, Aegon - respondió frío Aemond.

- Por mí no se corten; pueden seguir - se sentó frente a nosotros en el sillón que Aemond tenía a los pies de su cama dejándome pasmada y con la mandíbula hasta el suelo.

- ¿Piensas quedarte a mirar? - pregunté entre irónica y realmente intrigada.

- Quizás me una si se pone interesante - respondió con una sonrisa ladeada pero no supe si hablaba enserio o en broma.

Aemond volvió a tirar de mí para que lo mirase, aunque mi mente ya estaba divagando por otros lugares. ¿Hablaba en serio cuando decía que se quedaría?

Volvió a sentarme sobre de él de un sólo tirón; Aemond era demasiado fuerte, suerte que se distrajo en el torneo porque sino hubiese matado a Jace.

Cogió mi barbilla entre sus dedos para girarme la cara, pues yo seguía intrigada mirando a Aegon que por supuesto, seguía sentado mirándonos. No sabía identificar su mirada: ¿estaba enfadado? ¿Excitado?

- Mírame - me susurró Aemond, sobre el que seguía sentada.

- No estoy segura de... - no sabía bien ni qué decir.

- He dicho que me mires - su tono era autoritario y por los Siete si digo que no me encendió por completo cuando me habló así.

Me besó mordiéndome el labio, haciendo que un jadeo saliese de mi boca, sonrojándome de vergüenza por aquello pero sin dejar de responderle al beso. Alzó sus caderas con mi jadeo, restregando ahora él su dura entrepierna contra mi humedad.

Maldita sea aquello era jodidamente excitante.

- Aegon - de pronto Aemond lo llamó y el mayor pasó de estar sentado frente a nosotros a colocarse justo tras de mí en la cama; sentía el centro de mi cuerpo palpitando de la emoción - desabróchale el vestido.

Aegon obedeció.

Cuando sentí su tacto en mi espalda, no pude evitar cerrar los ojos y que mi piel actuara como si tuviera vida propia, delatándome y poniéndose de gallina con el paso de las yemas de sus dedos.

Cogió mi pelo, que caía por mi espalda, y lo colocó en mi cuello hacia un lado dejándome un beso en la parte desnuda de mi piel y provocando mi suspiro.

¿Yo estaba enfadada con él? Ya ni si quiera lo recordaba. Sólo ansiaba que me tocara y terminase aquello que habíamos empezado en las cuevas.

Desabrochó mi vestido y el corpiño cayó sobre el pecho de Aemond, el cual lo tiró al suelo. Aegon desde mi espalda, abrió el vestido por completo y con la ayuda del menor lo sacaron por mi cabeza como si yo fuese una muñeca.

El poder del fuego |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora