CAPITULO 9. POV Rámses. SAN VALENTÍN HORMONAL (segunda parte)

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Comenzamos a caminar hacia la casa y un leve arrepentimiento me cruzó por la mente. Era un desastre de adolescentes bebiendo, borrachos, besándose unos con otros... me sentí puritano en ese momento, no porque fuese mi primera vez en una fiesta así, sino porque era mi primera vez en una fiesta así sobrio. Quizás borracho, tanto como ellos, me parecería todo muy divertido y gracioso, pero como no tenía intenciones de tomar y menos después de ver como algunos chicos solo buscaban ligar con quien sea a toda costa, la fiesta no era ni sería de mi agrado.

Kariannis, la misma que pasaba la semana entera acosándome en el Instituto, se acercó hasta nosotros

—¡Viniste!— señaló lo obvio así que solo rodé los ojos—Llegaron bastante tarde, y no creo que quede mucha comida, pero aún queda mucho por tomar. Cuando amanezca, papi nos llevará a pasear en sus botes por la costa. Tienen que quedarse— la mirada que me daba me hastiaba, era una desesperada y resultaba bastante depresivo.

—¿Tienes hambre?— le pregunté a Amelia, estaba más que seguro de que no había comido.

—Un poco— mintió

—Iremos a buscar algo para comer—y conduje a Amelia con mi mano en su espalda hasta la casa de donde salía la estridente música.

No me sorprendió que la casa fuese tan desastrosa como la escena de afuera, lo que si me sorprendió es que a los adultos poco le importase eso. Entré a la cocina y revisé el refrigerador; odiaba que Amelia tuviese hambre y que estuviésemos en esta ridícula fiesta sin nada que comer. Finalmente llegó una señora que nos dijo donde conseguir comida. Cuando por fin nos sentamos a comer y vi a Amelia masticar su comida con gusto, esa parte de mi angustia se calmó. Comíamos con las manos la jugosa carne, en otras circunstancias no me parecería atractivo en ninguna mujer que comiese sin cubiertos... bueno no mentiré, no en otras circunstancias, sino en otra mujer. Amelia podía estar comiendo con los pies y aún así me parecería sexy y un tanto... morboso.

—¿Entonces eres inmune a la curiosidad? ¿No me preguntarás que hacía en el parque en la madrugada?— estaba molesta y no me quedaba claro el por qué.

—Oh, curiosidad tengo y suficiente, créeme. Me llamaste en la madrugada, me colgaste el teléfono y terminé localizándote en un parque cerrado, en la fría madrugada, sin un abrigo, sin bolso y llorosa. La curiosidad me está matando Amelia, pero... asumiré que me contaras cuando estés lista para hacerlo.

No me dejaría intimidar por ella en este momento, mis palabras eran sinceras, si no quería contarme ahorita no la presionaría, pero la curiosidad me estaba matando, no quería darle rienda suelta a mi imaginación.

—Mi padrastro volvió a vivir en la casa— y por fin tuvo sentido. La ultima vez que tocamos este tema ella estuvo afectada solo con la posibilidad (lejana para aquel entonces) de que él pudiese regresar a la casa, y ahora que era un hecho, comprendía un poco porque huyó. Pero seguía sin saber sus motivos y era lo que me estaba realmente carcomiendo.

—No quiero juzgarte, pero no termino de entenderlo. Debería ser solo la decisión de tu madre la que importe, porque si bien tu eres su hija, ella no puede apartarse de lo que considera felicidad solo porque tu decidiste no perdonarlo

Mi verborrea era lo más empatico e imprudente que existía en mí. Siempre me consideré sincero, pero mi problema era que no sabía cuando callarme y en este momento, tuve que permanecer callado y sin embargo...

Amelia se levantó con tanta rapidez que tumbó lo que quedaba de comida al piso, esta furibunda, su mirada salvaje me sorprendió, porque nunca la había notado tan molesta y fuera de sí.

—¡Tú no tienes ni idea! Ella no debía perdonarlo, no se lo merece, es un ser bajo, sin escrúpulos, mentiroso y vil. No se merece mi perdón ni el de ella. Y si mi mamá de verdad me amara, no lo hubiese aceptado de regreso en la casa!.—gritó con tanta fuerza que tuvo que lastimarse la garganta.

No Juzgues La Portada. Ahora contada por ellos 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora