CAPITULO 46. POV Rámses. ESTO ES GUERRA (segunda parte)

110 10 0
                                    


—Papá, estás en deuda con nosotros—le insistí—, te recuerdo que Mike hizo de esa imagen un fondo de pantalla para su computadora en el trabajo.

—Y Hayden lo hizo viral cuando lo subió supuestamente por accidente al Instagram.

—Pero lo editó, no se les ve sus rostros—mi papá estaba reacio a ayudarnos en nuestra venganza.

—¡Pero estábamos sin camisa! Todo el mundo cree que somos una pareja y creen de paso que yo soy el pasivo—a veces no estaba muy claro que era lo que realmente le molestaba a mi hermano.

—Bueno, en mi defensa yo era el que te llevaba—respondí y me gané una mirada acusatoria de su parte.

—Bien, los ayudaré, pero... no tomarán represalias contra mí.

—Ah no señor... de esta no te salvaras tan fácilmente.

—Es cierto, debes darnos algo contra Mike y Hayden—tercié—, a menos claro que quieras que una foto tuya desnudo y con una mascarilla en la cara se filtre accidentalmente.

—Esa foto no existe hijo—dijo con suficiencia.

—No subestimes el poder del Photoshop—lo miré mientras sonreía.

—Bien... les propongo algo: los ayudaré con Amelia y les daré una buena foto jugosa de Hayden y Mike, pero no importa las represalias de Amelia, la venganza acaba aquí.

—¡Hecho!—respondimos al unísono, pero solo después de que mi papá nos mostrase las fotos jugosas: Hayden durmiendo sobre el pecho de Mike después de lo que parecía ser una monumental borrachera.

—Solucionada esa crisis... La mamá de Amelia me firmó hoy la autorización para el viaje. Pensé que no lo haría. Hoy se la entregaré a Amelia y estoy seguro que será todo una gran sorpresa

—¿Pero..?—pregunté, porque todo parecía muy bueno para ser verdad.

—Rosalía me ha dejado más que claro que no quiere que la siga molestando para nada que trate de Amelia, me firmará un documento para que pueda encargarme de todo lo que sea referente a ella. Incluso habló de renunciar por completo a Amelia si con eso la sacaba de su vida.

—¡Maldita vieja!—la sangre me hirvió en cuestión de segundos—. No le puedes decir eso a Amelia.

—Puedo y debo decírselo Rámses.

—No. La destrozará, ella sigue esperando a su mamá a la salida—mi hermano estaba de mi lado, su rostro estaba quizás tan rojo como él mío por la rabia.

—Lo sé, pero tengo que decírselo. Lo haré de a poco, no quiero arruinarle el viaje. Pero eventualmente tendrá que enterarse de todo esto. Sé que no quieren verla lastimada, yo tampoco, pero no es sano para ella seguir creyendo en su mamá cuando esa perra la desprecia de esa forma. Hoy le diré que firmará una autorización para que me encargue de todas las cosas de ella, ya más adelante le contaré el resto.

—¿Qué te dijo Mike?—me dolía el pecho solo de pensar el dolor que sentiría ella cuando se enterase.

—Además de que era una mal parida vieja y de desearle todas las desgracias habidas y por haber... me dijo que el mismo elaboraría el documento y me recomendó conversar con sus abuelos, porque es muy posible que Rosalía quiera emancipar a Amelia antes de tiempo o renunciar a su patria potestad, lo que la dejaría a merced del estado siendo aún menor de edad.

El aire me faltó ante la posibilidad de que Amelia tuviese que ir a un orfanato o casa de acogida. Mataría a esa mujer si lo permitía. Me senté en la cama y mi hermano palmeó mi espalda con fuerza.

—Sus abuelos podrán hacerse cargo de ella, asumir su patria potestad sin ningún problema, pero debemos estar seguros de que son buenas personas.

—¿Y si no lo son?—preguntó Gabriel, yo aún seguía buscando aire.

—Si no lo son, Mike dice que podemos presentar un recurso donde el Tribunal nos nombre sus custodios hasta que ella sea mayor de edad, en ese caso es como si nosotros fuésemos su casa de acogida y se evitaría que pasara por el sistema del gobierno, que es bastante engorroso, dificultoso y lento.

—No podemos permitir que Amelia...

Mi papá me interrumpió: —No lo permitiremos hijo.

—¿Pero y si el recurso no funciona? ¿Y si sus abuelos la reciben pero son unos locos también? ¿Y si...

—Rámses, ¡Cálmate! Y respira. Si el recurso no funciona, presentaremos uno tras otro hasta que funcione, si sus abuelos resultan ser tan locos como Rosalía se la arrebatamos, si eso tampoco funciona...

—Me fugaré con ella—y no mentía, lo haría con tal de mantenerla a salvo.

—Y yo te ayudaré—dijo Gabriel.

—Si todo falla hijo, antes de que Amelia se quede sin hogar, tenga que ir a un orfanato o una casa de acogida o quedarse con sus abuelos porque resulta que demostraron ser tan enfermos como Rosalía, yo mismo haré tus valijas y las de ella. Financiaré la fuga por el tiempo que ella sea menor de edad.

¿Cómo no amar a mi papá? Crecí escuchando los cuentos de Mike y de Hayden, donde mi papá siempre era quien salía por ellos, quien los ayudaba, quien nunca los abandonó. Fernando siempre fue aquel chico con el que todos podían contar, el chofer designado de las fiestas, el que salía de su casa a buscar a algún borracho con tal de que no manejase. El que ayudaba en los exámenes y los trabajos a quien lo necesitara. A excepción de Mike y de Hayden, nunca nadie salía por el cuándo lo necesitaba y sin embargo el nunca dejaba de prestarle su ayuda. Y como padre había sido siempre así. Nos castigaba, nos regañaba y nos educaba, como debía ser, pero sabíamos que siempre podíamos contar con él.

Pero a pesar de eso, su respuesta me sorprendió, porque una cosa es que apoyase mi relación y otra cosa que apoyase que me fugase con una menor de edad, aplazando mi futuro y el de ella. Y aun así me daría el apoyo. Mis ojos cosquillaron con las lágrimas cuando me levanté para abrazarlo. Y terminé llorando en su hombro porque agradecía tenerlo a mi lado y me lamentaba que Amelia no pudiese saber por su propia familia lo que es ser amada incondicionalmente, pero lo haría de mí.

Yo le enseñaría lo que es el amor incondicional. 

No Juzgues La Portada. Ahora contada por ellos 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora