CAPITULO 44. POV Rámses . Y CUANDO PENSÉ QUE NO PODÍA SER MÁS FELIZ (2da parte)

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—... cuando regresé con las últimas compras lo vi a punto de golpearla. No logró hacerlo pero se puso violento, fuera de sí. Escuché cuando le reclamó si se acostaba con nosotros—Gabriel me contaba con más detalle lo ocurrido, sus mejillas se ruborizaron, yo estaba encolerizado desde que lo había visto herido—. Tuve que empujar a Amelia dentro de la camioneta y la encerré allí hasta que el mal nacido se fue. No es tan grave como parece, ¡Rámses basta!—dijo tratando de que dejase de revisar sus heridas—, ese maldito no me hizo daño, esto es nada a como lo dejé.

—Maldito bastardo ¿Por qué no lo hizo estando yo allí? Él estaría ahorita en la morgue.

—Y nosotros en la cárcel.

—Puto cabrón, te destrozó el ojo—Amelia me sostenía el kit de primeros auxilios con el cual limpiaba las heridas de mi hermano.

—Ya se desinflamará, solo tuvo suerte con ese golpe. El sádico ni siquiera sabe pelear, pega como nena.

Je suis jaloux que vous ayez eu l'occasion de frapper Andy et maintenant chez Stuart - Siento envidia de que hayas tenido la oportunidad de golpear a Andy y ahora a Stuart—confesé cuando Amelia fue al baño. El golpe que Gabriel le propinó a Andy, aún era un secreto; él por alguna razón no quería contarle.

Eu invejo você por muitas outras coisas, mas nos conformamos com o que você tem - Yo siento envidia de ti por muchas otras cosas, pero nos conformamos con lo que se tiene.

—Gracias.

—¿Por conformarme?—me preguntó divertido, su sonrisa torcida con el labio roto se veía dolorosa.

—Por defenderla, por cuidarla... y también por eso.

—No es nada, no dejaría que nadie la hiciera daño.

—Sé que contigo está segura, pero a la vez siento que no. Es como esos juegos de lógica donde hay que dejar las ovejas con el cazador o con el lobo.

Él rió con fuerza: —Tranquilo hermano, esta oveja es tuya, por muy hambriento que esté, jamás la tocaría.

—¡Gabriel!—llamó mi papá en cuanto abrió la puerta.

Sus fuertes zancadas lo llevaron en cuestión de segundos hasta donde estábamos. Su mirada se tornó gélida en cuanto vio la cara de Gabriel quien rápidamente le contó lo ocurrido.

—¡Maldito hijo de la puta que lo parió!—espetó fuera de sí—. ¿Cómo se atreve a tocarte?. ¡Cabrón malnacido!

Tomó su teléfono y marcó a Mike con tanta rapidez que me sorprendí.

—Rásmes, tómale fotos, no sé si las necesitaremos—me ordenó y asentí.

—Mike, el hijo de puta golpeó a Gabriel—dijo sin más—si, está bien, pero... Rámses, mándale la foto a Mike. Lo quiero lejos de mis chicos y de Amelia, Mike. Lo terminaremos matando y tendrás que sacarnos de la cárcel a los tres.

Tomé varias fotos y se las pasé, pero no pudimos evitar que Gabriel posase tirando un besito y también enviarle esa. Aprovechamos después de tomarnos una juntos, torciendo los gestos y se la pasamos.

—¡No me interesa una mierda Mike!. Tiene que haber algo que podamos...

Mi papá nos miró y se alejó de nosotros encerrándose en el despacho.

Al poco tiempo recibí un mensaje de Mike riéndose por nuestras últimas fotos.

—Ustedes no puede ser serios en ningún momento—reclamó Amelia viéndonos, no era una pregunta, pero igual respondimos que no al unísono.

No Juzgues La Portada. Ahora contada por ellos 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora