Su mamá lo sabía. Sabía que fue violada por su padrastro y aún así volvió con él. Y también sabía que él la seguía buscando ¿qué clase de madre es?. Su madre llevó un luto por el fin de la relación con Stuart, pero no por su hija. Claro que no entendía nada, razón tuvo ella de gritármelo en la playa aquel día, tenía que odiarlo a él, pero también a su mamá.
Mi mamá que colocó un reclamo en la guardería cuando me quitaron el carrito que llevé, mi mamá que casi mata a uno de mis profesores porque no le parecía que yo le hablase a mi hermano en francés porque él no sabía si estábamos diciendo malas palabras, mi mamá que se peleó incluso con otros niños cuando no quisieron jugar con Gabriel porque decían que era pequeño... mi mamá dio todo por nosotros para protegernos... y la mamá de Amelia... ¿Será que es adoptada? Quizás solo así podría entender que su corazón no doliese cuando Amelia lloraba. Y si es adoptada ella no lo sabe y será otro golpe. ¡Dios!.
Mi hermano, mi papá y Hayden hablaban, pero yo no escuchaba nada más sino mis pensamientos revueltos con mis recuerdos. Mi pecho ardía y dejé de ver las cosas rojas, ahora se oscurecían lentamente. Entonces llegó el dolor en mi mejilla.
Stuart desapareció de mi mente por un momento.
Mi padre tenía la mano alzada dispuesto a darme una segunda cachetada, sus ojos lagrimeaban.
—Inhala y exhala—me repitió más como una exigencia.
Y lo hice sin despegar mi mirada de la suya; y por fin mi pecho se infló con el aire que tomé. El de mi papá y de mi hermano hicieron lo mismo, creo que yo no era el único sin respirar.
Me ayudaron a sentarme y cuando estuve respirando con más normalidad comencé a llorar.
No lloraba de esa forma en mucho tiempo, la última vez fue en mi primer cumpleaños sin mi mamá. Su ausencia fue devastadora para mí, pero después de ese día aunque siguió doliendo su ausencia, aprendí a aceptar que no había nada que pudiera hacer, ya no me sentí impotente ante su muerte, porque no podía controlarlo y no había forma de deshacerlo. Así que hoy lloraba por lo mismo, porque me sentí impotente ante la revelación de Amelia, sin poder hacer nada para cambiar su pasado, sin saber como curar sus heridas. Con razón se sentía rota, ese maldito era su padre aunque no compartiesen el mismo ADN, y a pesar de eso, su mente retorcida y depravada se enamoró de ella...
Me levanté del piso con ayuda de mi papá y presioné mis ojos con fuerza, queriendo que la inundación de lágrimas parase.
—Hijo, Amelia te necesita. Está allá adentro sola y acaba de decir algo que ha ocultado por demasiado tiempo. Tienes que ayudarla, estar para ella, ser su cable a tierra, su ancla.
Asentí tratando de calmar mis hipidos.
—Iré a hablar con ella mientras terminas de recomponerte, cuando regreses allá adentro debes estar entero porque te tocará ser su apoyo.
—Yo soy su mecánico—susurré en voz alta lo que pensé.
Mi papá entró en la casa y me quedé con mi hermano, ahora que lo notaba su cara estaba cansada y enrojecida, se sorbía la nariz con disimulo. Lo tomé con fuerza por su camisa y su cara fue de sorpresa y desconcierto, pero lo envolví en un fuerte abrazo. No me hacía nada de gracia que estuviese enamorado de mi novia, lo odiaba, pero estaba sufriendo también y si no se tratase de Amelia me apartase y le dejase el camino libre.
Le di un abrazo con toda la fuerza que pude y él lo respondió con la misma intensidad.
—Saldrá de ésta hermano. Ya verás—me dijo con su voz entrecortada—, Amelia es toda una sobreviviente.
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No Juzgues La Portada. Ahora contada por ellos 1
Ficção AdolescenteRámses y Gabriel O'Pherer llegan a una nueva ciudad a cursar el ultimo año del instituto. Para nivelarlo en sus estudios le asignan a dos tutoras: Amelia y Marypaz. Rámses es un francés petulante, está molesto con la vida por quitarle a su mamá, tie...