Capítulo 2

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Mientras el profesor daba su clase, el chico me estaba mirando, siempre lo hacía. Intenté sentarme en diferentes lugares, todos los años, pero siempre lograba encontrar un lugar cerca mío. Pensé que en algún momento iba a desviar la mirada, pero no. Tenía sus ojos fijos en mí, y ya molestaba un poco. Junté valor después de tantos años ignorándolo y lo encaré.

—Oye, ¿tienes algún problema en prestar atención a la clase y mirar al pizarrón? Porque es muy molesto que te miren tanto tiempo fijamente, todos los días, todas las semanas y todos los meses. —espeté y el chico me recorrió la cara con sus ojos. En serio no sé de donde junté valor para enfrentar a Isaac, me daba escalofríos que sea tan misterioso.— ¿Puedes parar? En serio. Es molesto.  —era obvio que no lo iba a hacer. Levanté mis manos cansada y rodé los ojos.— Agh.

Me giré para mirar el pizarrón y le di poca importancia al chico que tenía a mi derecha, que seguía intimidándome con la mirada. Stiles estaba dado vuelta, mirándome a mí, y después al chico. Me hizo una seña para que me acercara a él.

—¿Todavía sigue con eso? —preguntó Stiles.

—Creí que iba a ser distinto este año. Lleva mirándome por lo menos 30 minutos. Le dije que pare, pero no me hizo caso, se quedó mirándome. No dijo ni una sola palabra. —expliqué y bufé.

—Es muy raro y misterioso quizás es un asesino. —susurró con una sonrisa.

—Muy gracioso Stiles, en serio. —murmuré con el rostro serio.

—Parece que los asesinos tienen un fetiche contigo. —finalizó riendo e intenté pegarle pero esquivó mi mano.

—Aunque hablen en susurros, escucho todo lo que están diciendo. 

Miré sorprendida y con miedo al chico, que por primera vez me dirigió la palabra en todos estos años.

—Al fin hablas. —balbuceé acomodándome para mirarlo mejor.

—Y no pienso hacerlo otra vez. Era para que dejen de hablar de mí como si yo no estuviera. —y me siguió mirando el muy hijo de...su mamá.

Stiles se giró perplejo y continuó haciendo lo que sea que estaba haciendo.

Luego de una muy, muy larga clase, que solo consistió en Isaac mirándome y yo tratando de esconder mi cara con mi pelo, tocó el timbre y salí corriendo del salón. Ni siquiera esperé a Scott y Stiles. Fui al vestidor de mujeres y me puse mi equipo de Lacrosse. Luego me dirigí al vestidor de varones porque ahí nos teníamos que juntar siempre antes de practicar. Cuando llegué, lo primero que vi fueron varios torsos desnudos, era obvio, y ya estoy acostumbrada.

—¡Evans! —gritó el entrenador.

—¿Si, entrenador? —respondí levantando mis cejas.

—Hoy serás Portera. —ordenó e hice una mueca de disgusto.

—De acuerdo. —acepté con malhumor. Odio ser Portera.

Busqué a Scott y a Stiles con la mirada, estaban acomodando sus Sticks. Caminé hacia ellos.

—Soy la Portera. Wii. —levanté mis brazos, de mala gana.

—Vamos, Sky. No es tan malo. —intentó alentarme Stiles.

—¿Alguna vez fuiste Portero, Stiles? –pregunté, aunque ya sabía la respuesta.

—No. Porque soy malísimo en el Lacrosse. A ti siempre te eligen porque eres muy buena jugando.

—Odio ser Portera. —me quejé y bufé.

Miré a Scott que estaba con el ceño fruncido y haciendo ese gesto con la nariz de cuando está oliendo algo.

—¿Que hueles, perrito? —bromeé y me miró mal.

—No es gracioso, Skylar. Huelo a otro Hombre lobo. En la clase del profesor Harris también lo sentí. —informó en susurros. 

—¿Quién es? —preguntó Stiles recorriendo el vestidor con su mirada.

—No lo sé. Hay demasiados olores. No lo distingo muy bien. —respondió frunciendo su nariz.

—En el campo lo identificarás. Tengo un plan. —comenté. Los miré subiendo y bajando las cejas. Eso significaba que teníamos que reunirnos en una pequeña ronda y tomarnos de los hombros. Ya saben, así como los jugadores de fútbol americano antes de jugar un partido.— Tienes que ser Portero. Voy a fingir una lesión, y solo por hoy, no jugaré. Cuando seas Portero, te tiras encima de cada jugador y lo hueles. —susurré.

—Perfecto, me encantan tus planes suicidas, Sky. —exageró Scott.

—Nadie va a morir, Scott. Qué aburrido eres. —dije rodando los ojos.

—De acuerdo, lo haremos. —aceptó rindiéndose. Desarmamos la ronda y entramos al campo.

Stiles iba a mi izquierda y Scott a mi derecha.

—Stiles, tú tienes que ser el primero que tire para que yo finja mi lesión. —ordené.

—Okay. —dijo y fingió que se limpiaba una lágrima del ojo.— Mi pequeña está aprendiendo a hacer planes. —reí.

—Aprendí del mejor, dame cinco. —levanté mi mano derecha y la choqué con la de Stiles.

—¡Evans! ¡Al arco! —gritó el entrenador. Corrí al arco y me puse en posición. Stiles formó primero en la fila y juntó la pelota con el Stick. El entrenador sopló el silbato, Stiles corrió y lanzó la pelota. No sé que hice, pero fue un movimiento raro, y fingí que me doblé el pie.

—¡Entrenador! ¡Me lesioné!—grité con una mueca falsa de dolor.

—¡Qué demonios fue eso, Evans! —me retó estupefacto con los brazos estirados.

—No lo sé, estoy mareada. Que Scott sea el portero, prometo que si mañana me siento mejor jugaré. —dije sonriendo.

—De acuerdo, a la banca, Evans. ¡McCall! ¡Al arco! —ordenó el profesor.

Me senté en la banca y miré a los jugadores. Había uno mirándome muy fijamente. No jodas. Este pendejo otra vez. ¿Cuándo me va a dejar en paz?

El primer chico corrió y cuando iba a lanzar la pelota, Scott corrió y se tiró encima, lo olió y negó con la cabeza.

—¡Mccall! ¿¡Cuál es tu problema!? ¡El Portero no se mueve! ¡Se queda en el arco! —el entrenador se golpeó la cara con su mano.

—¡Lo siento! —se disculpó Scott. Se me escapó una risita y el entrenador me fulminó con la mirada. Cerré la boca y me concentré.

Scott se acomodó en su lugar e hizo lo mismo que con el chico anterior. El entrenador se enojó devuelta, y así sucesivamente. En el cuarto jugador caído, Stiles le dijo algo al entrenador y este asintió.

Pasó el quinto chico y Scott hizo lo mismo, solo que esta vez, cuando lo olió, me miró y asintió. Me levanté de la banca y fui corriendo hasta el lugar en el que estaba Scott.
No podía ver al chico que estaba debajo, porque tenía el casco puesto. Empujé un poco a Scott, para poder descubrir quién era el misterioso hombre lobo. Tomé su casco y lo retiré lentamente. Stiles estaba junto a mí, observando los ojos amarillos del chico que me había estado mirando todas las mañanas desde que tengo memoria.

«Only you» Isaac Lahey (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora