Capítulo 23

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—Demonios, Scott, ¿Cuál es tu problema? Quiero privacidad. —grité cuando él golpeó la puerta para comprobar que yo estaba bien.

—Necesito saber si sigues viva.

—¡Nadie puede entrar al baño! ¡No hay ventanas! Además, ¿porqué estás tan preocupado en cuidarme? —hablé cerrando el grifo de la ducha y envolviendo mi cuerpo en una toalla.

—Porque...

—No me contarás, ¿verdad? —dije abriendo la puerta y frunciendo el ceño cuando vi a Stiles con un sostén en su cabeza.

—No puedo contarte, lo hago para protegerte.

—Todos dicen lo mismo. Tú, Derek, Stiles y Isaac. No soy tonta. —refunfuñé y los saqué de mi habitación a empujones.— Agh. Dame eso. —quité mi sostén de la cabeza de Stiles y di un portazo.

Miré por la ventana, hoy hacía frío, así que me puse unos jeans, una camiseta negra y una sudadera de Lacrosse de Scott. Creo que los estoy dejando sin ropa. Me tiré en mi cama y agarré mi laptop. Comencé a revisar mis redes sociales y por curiosidad, busqué "Luke" en Facebook. Ninguno de los Luke que encontré era el del hospital. Cerré la pestaña de Facebook, abriendo Tumblr. La puerta de mi habitación se abrió y tres cabezas se asomaron, como en las películas, una arriba de la otra.

—Dios, ¿qué quieren ahora?

—Umm... ¿podríamos quedarnos aquí? —preguntó Stiles. Solté un suspiro exagerado y asentí.

—Se sientan en el suelo y no me molestan. —ordené. Ellos asintieron repetidamente e hicieron lo que les dije.

—¿Esa es mi sudadera? —Isaac le dio un golpe en la nuca a Scott y él se quejó.— Lo siento, no hablaré más. —Sonreí satisfecha y seguí reblogueando cosas. Así pasaron unos diez minutos, hasta que me levanté, ignorando a los chicos y cambié mi sudadera por un suéter gris. Me puse unos borceguíes negros y un gorro azul. Salí de mi habitación y bajé las escaleras, los chicos me siguieron como si fueran mi sombra. Tomé un chaleco negro que había en el perchero de la puerta, me lo puse y salí de la casa. En realidad, sólo salió un pie, porque dos manos me sujetaron y me empujaron hacia atrás.

—No saldrás de esta casa, Sky. —dijo Isaac.

—Oh, sí que lo haré. —afirmé. Empujé a los chicos y como si fuera Flash, cerré la puerta con llave. Comencé a correr, con la adrenalina en mis venas. Así que esto es la libertad, se siente bien. Dos días encerrada en mi casa, con tres chicos que no saben que es la privacidad. Me detuve en la parada del bus, buscando el dinero que había tomado antes de salir de mi habitación.

—Se te han caído. —dijo una voz grave detrás mío. Me giré y me encontré con... Luke. Él sostenía diez dólares en su mano.

—Oh... G-gracias. —tartamudeé tomando el dinero. Había comprobado que el chico era un hombre lobo en el hospital, así que ahora, no me sentía muy segura.

—Eres la chica del hospital. —afirmó. Decidí no hablarle, así que sólo asentí.— Lamento lo de tu brazo, no era mi intención. —seguí asintiendo, golpeando el suelo con mi pie. Maldito bus que tarda mucho.— ¿No hablarás? —negué con la cabeza y él rió.— Luego soy yo el que no habla.

Y no dijimos ni una palabra más. Cuando el bus llegó, me subí rápidamente, alejándome del chico, que no había despegado sus ojos de mi. Me recordó a Isaac. El conductor me dio mi boleto y me senté en un asiento vacío, junto a la ventana. Cuando el vehículo arrancó, busqué con mi mirada al chico en la parada. Pero no estaba.

El bus se detuvo frente al supermercado y bajé, cruzando los brazos en mi pecho con frío. Entré al lugar y compré lo que buscaba, galletitas y helado, ya que los chicos se lo habían acabado. Luego de pagar, decidí caminar hasta mi casa. Abrí mis ojos como platos, al ver un Jeep celeste doblar una de las esquinas. El auto se detuvo a mi lado en la carretera y sonreí inocentemente. La ventanilla del asiento del copiloto se bajó y Scott me miraba rojo de la furia.

—Entra. —ordenó. Suspiré y cerré mis ojos inhalando. Entré al auto pasando por encima de Scott, Isaac se encontraba mirando por la ventana, con los brazos cruzados. Me senté y bajé la cabeza, sintiéndome culpable.

—Estás castigada, jovencita. —fruncí el ceño y miré a Stiles.

—Podrías haber muerto. Te buscamos por toda la maldita ciudad, Skylar. —dijo Scott. Si sólo supiera qué es lo que supuestamente quiere asesinarme, todo sería un poco más fácil. Miré a Isaac, que seguía ignorando todo.

—No era mi intención. Scotty...

—Déjalo, Skylar. —murmuró. Stiles arrancó y miré por la ventana, con los ojos cristalizados y culpable. Ellos intentan protegerme y yo se los agradezco así, dejándolos más preocupados de lo que están. Una mano cálida se apoyó en la mía y di un saltito. Me encontré con los ojos celestes de Isaac y él secó mis lágrimas rebeldes con su pulgar.

—No vuelvas a hacerlo, ¿si? —susurró. Asentí y dejó un beso en mis labios. Stiles detuvo el Jeep y bajé de este. Entré a mi casa, con Isaac detrás mío. Los chicos nos siguieron y cerraron la puerta.

—Necesito hablar a solas contigo, Isaac. —anuncié tomando su mano y dirigiéndonos a mi habitación. Una vez cerrada la puerta con seguro y sentados en mi cama, decidí hablar.— Rubio... ¿Me quieres?

—Claro que te quiero, llego a amarte. —contestó, alzando mi mano y dejando un beso en mis nudillos.

—Entonces, si lo haces, ¿Por qué me mientes? —dije juntando valentía. Él me miró sorprendido y frunció el ceño.

—¿De qué hablas?

—Me están ocultando cosas, dejen de hacerlo, todo sería más fácil si no lo hicieran. Quiero saber a qué nos estamos enfrentando. Stiles es humano y lo sabe. Así que dime la verdad.

—Primero, lo hacemos por tu bien. Segundo, tú, no te estás enfrentando a nada, nosotros lo hacemos y tercero, yo quiero contártelo, pero Derek y Scott no quieren. —explicó.

—Dímelo, Isaac. Por favor. —supliqué. Él suspiró y asintió, rindiéndose.

—¡Isaac! ¡Ni lo pienses! —gritó Scott intentando abrir la puerta. Isaac gruñó y me miró a los ojos.

—Una manada de alfas. A eso nos estamos enfrentando.

—¡LAHEY! —gritó Scott, más que enfadado.— ¡Demonios! —me levanté enfadada, quité el seguro y abrí la puerta.

—Deja de gritarle a mi novio, él único que me dijo la verdad, mientras tú pretendes que yo ignore todo esto que está pasando. No soy tonta, McCall. —espeté.

—Sky, sé muy bien que no eres tonta. Eres muy valiente, demasiado, y sé que harías cualquier cosa por nosotros. Los alfas te quieren, porque eres nuestra debilidad, te quieren convertir y que formes parte de su manada, quieren arrebatarte. Quitarnos lo que más amamos.

—¿Y si no acepto que harán?

—Ellos... asesinarán a Erica y Boyd.

«Only you» Isaac Lahey (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora