Capítulo 1

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Definitivamente odio esa canción. Tengo que cambiar el tono de mi despertador. Nadie se despierta "Happy" un día de semana, y menos, el primer día de clases. Apagué la alarma de mi celular y me senté en la cama.

—¡Skylar! ¡Levántate! —gritó mi madre desde lejos.

—¡Ya me levanté! —contesté perezosamente. 

—¡Recuerda que Scott y Stiles pasan por ti para ir a la escuela! —gritó otra vez.

Scott y Stiles son mis mejores amigos desde que tengo memoria. Son lo más valioso que tengo, no sé que haría sin ellos.

—¡Sí, mamá! 

Me di una ducha rápida, me vestí (multimedia) y me puse un poco de rímel y labial, no mucho porque no me gusta. Tomé mi mochila Jansport negra y me dirigí a la cocina. Esperen un segundo. ¿Son waffles lo que estoy oliendo? Efectivamente, mamá estaba preparando waffles.

—Mamá, ¿ya te había dicho que te amo? —dije sonriendo y ella rió.

—Buenos días, preciosa. —saludó y me dio un sonoro beso en la mejilla.

Me senté en la mesa. Mamá había preparado café.

—¡Skylar! ¡¿Te comiste toda la mantequilla de maní?! —me retó señalando el pote vacío. Increíble que no se haya dado cuenta sólo con ver el gigante grano que me había salido en la frente.

—Noo... —quise mentir pero ella levantó una ceja.— ¡No me di cuenta! ¡Comí una cucharada y cuando miré el pote, estaba vacío!¡Es una adicción! —me disculpé frustrada.

—¡Pues contrólate! —contestó y sonreí.

—De acuerdo. —me serví dos waffles en un plato y tomé mi café.

Estaba por comer el segundo waffle cuando escuché la bocina del jeep de Stiles.

—¡Es Stiles! ¡Adiós mamá! —me despedí. Le di un beso y fui corriendo a la puerta con el waffle en la mano. Cuando salí a la calle, vi el jeep de Stiles estacionado en la puerta de mi casa. El chico estaba apoyado en la puerta del auto, hablando con alguien por celular. Cuando me vio, cortó la llamada y me sonrió.

—¡Idiota! —grité. Abrí mis brazos y fui corriendo hacia él.

—¡Enana! —respondió. Stiles abrió sus brazos y me lancé arriba suyo. Comenzó a darme vueltas en el aire.

—¡Stiles! ¡Bájame! —me bajó y comenzó a reír sospechosamente.— ¿De qué te ríes? —lo miré con una ceja levantada y él negó con sus brazos detrás de la espalda.

—De nada enana, vamos, hay que ir a buscar a Scott. —dijo. Caminó hacia el Jeep y me abrió la puerta, luego lo rodeó y se metió en el lado conductor. Entré y cerré la puerta.— ¿Lista?

—Sí. —contesté. Stiles prendió el motor y arrancó el auto, él seguía sonriendo y yo no entendía por qué estaba tan feliz de verme. Hasta que entendí la razón por la cual tenía esa mueca en su cara.— Espera, ¿dónde está mi waffle? Lo tenía en la mano. —miré a Stiles y vi que intentaba contener la risa.— Stilinski. ¿Dónde está mi waffle? —rió y señaló su estómago.

—¿¡Te comiste mi waffle!? ¿¡De qué te ríes!? —grité enojada cruzándome de brazos.

—En mi defensa era tentador y estaba exquisito. Amo la comida tanto como tú lo haces. Es una de las cosas que tenemos en común. —se defendió e intenté pensar en qué momento y cómo se había comido ese waffle tan rápido.

—¡Pero está muy mal robarme la comida!

—Está bien, lo siento. —se disculpó y negué con la cabeza.

—No te lo perdonaré tan fácil. Comiste de mi comida. Mi comida. —repetí para que entienda.

—Después de clases hacemos maratón de películas en mi casa. Con mantequilla de maní. —me sobornó.

—¿Ya te había dicho que te quiero, y mucho? —bromeé sonriendo y pestañeando repetidas veces.

—¿Me perdonas? —preguntó.

—Conmigo todo se arregla con un poco de mantequilla de maní. Ya lo sabes, Stiles. —rió. Cuando miré por la ventanilla del Jeep, me di cuenta de que ya estábamos en la casa de Scott. Stiles tocó la bocina, me pasé a la parte de atrás y esperamos a que nuestro amigo saliera. Luego de unos cinco minutos la puerta de la casa se abrió y el chico salió. No se enteró de mi presencia hasta que entró al auto y me vio por el espejo retrovisor. 

—¡Enana! —trató de abrazarme como pudo desde la parte delantera.

—¡Imbécil! —grité. Reímos y nos acomodamos otra vez en nuestros asientos.— ¿Cómo está mi lobo favorito?

—Muy bien, perfecto, fantástico, sin mencionar la parte en la que Derek es el Alfa ahora, sí, todo bien. —comentó sarcásticamente.

—Ya lo encontraremos, no te preocupes. —intenté animarlo. 

Voy a resumir un poco todo lo que pasó estos últimos meses, me fui 3 semanas de Beacon Hills a visitar a mis abuelos y cuando volví me enteré de que mi mejor amigo era un Hombre lobo. Además, lo supe porque me secuestró un Alfa para que Scott aceptara ser de su manada, y si aceptaba, me liberaban. Larga historia, lo importante es que estoy viva, el Alfa muerto y mis mejores amigos están conmigo.

—Eso espero. —murmuró Scott.

—¿Y como vas con Allison? —pregunté cambiando de tema.

—Mal. Su familia me quiere muerto. —se lamentó.

—Oh, cierto. Cazadores. —recordé y crucé mis manos en mi falda, decidida a no hacer más preguntas que terminaban mal. Scott suspiró y no hablamos más en todo el camino. Llegamos a la escuela o también conocida como "infierno", "cárcel", "casa de torturas", etc. Stiles paró el Jeep en el estacionamiento. Bajamos y nos dirigimos a la entrada. 

Lo bueno de esta escuela es el Lacrosse. Lo amo, me encanta, me apasiona. Creo que es lo único que hago bien, además de comer. Me mantengo en forma. 

—Papá me dijo que anoche usurparon el cementerio. —Stiles hablaba bajito, estábamos en nuestros casilleros, que quedaban consideradamente cerca.— Se robaron los órganos de algunos cadáveres. Había un chico trabajando ahí, de esta escuela.

—¿Quién? —pregunté con intriga sosteniendo los cuadernos en mi pecho.

—No lo sé, no me lo quiso decir. —respondió. El timbre sonó y fuimos a clases. Me senté en el fondo, Stiles estaba adelante mío y Scott a su izquierda. El profesor Harris entró y comenzó a dar su aburrida clase, pero luego de unos minutos, alguien lo interrumpió. Isaac Lahey, el rarito de ojos celestes que me acosaba siempre, se sentó a mi derecha.

—Tarde, Lahey. —retó el profesor. El chico asintió con la cabeza, sin darle importancia. El ojiazul, al ver que yo seguía con mis ojos sobre él, me miró sorprendido, nunca le había prestado tanta atención. Así que aparté mi mirada.


(...)

Hola chicas!

Como ya vieron, la historia comienza desde la segunda temporada de la serie. Quiero que sepan que en esta novela no va a pasar exactamente lo mismo que en la serie. Además no me acuerdo mucho de la segunda temporada.

—Lahey.

«Only you» Isaac Lahey (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora