Capítulo 17

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Los rayos de sol que entraban por la ventana de mi habitación, provocaron que abriera mis ojos. Los refregué con mis manos y pegué un largo bostezo. Mi cintura estaba aprisionada por unos brazos, los acaricié y sonreí cuando sentí a Isaac removiéndose a mi lado.

—Detente. Me haces cosquillas. —dijo con voz rasposa.

Me giré y lo miré a los ojos. O bueno, a los párpados, porque los tenía cerrados. Alcé mi mano y acaricié desde el costado de su frente hasta su mentón. Luego enrollé sus pequeños rulos en mis dedos. Las comisuras de sus labios se alzaron, formando una sonrisa. Alejé mi mano de su cabello y abrió los ojos, causando que me sumergiera en el color azul de estos.

—¿Por qué te detuviste? —preguntó, sacándome de mis pensamientos.

—¿Quieres que siga? —asintió y sonreí.

—Por favor. —pidió cerrando sus ojos de vuelta. Dejé que una risita escapara de mis labios y acerqué mi mano a sus rulos otra vez.

Un escalofrío recorrió mi columna vertebral cuando sentí su mano dentro de mi camisa, subió por mi espalda, para luego bajar y hacer formas con sus dedos en la piel de mi cintura. Cerré mis ojos y ubiqué mi cara entre el espacio de su cuello y su hombro. Luego de unos minutos así, sentí el sonido de un celular sonando. Isaac refunfuñó y me dio un pequeño beso en la frente. Se levantó, supongo que para buscar el celular.

Me hice un ovillo y me tapé con las sábanas hasta la cabeza. No sé que día es hoy, menos voy a saber la fecha. Tengo que contar cinco días desde... creo que era miércoles cuando me desmayé. Oh mierda. El juego. El viernes tenía que jugar el partido de lacrosse. El entrenador me matará y tendré que entrenar horas extra.

De repente, alguien quitó las sábanas de un tirón, dejándome al descubierto. Miré al causante de tal acción, con el ceño fruncido. Éste sonrió y lentamente gateó desde el extremo de la cama hasta quedar encima mío. Apoyó las manos a los costados de mi cabeza y acercó su rostro al mío, provocando que nuestras respiraciones se mezclaran.

—¿Q-quién llamó? —¿porqué estoy tartamudeando? Maldita sea. Lo que este chico desencadena en mi no es bueno.

—Nadie importante. —respondió. Su aliento con olor a menta hizo que cerrara mis ojos y sonriera. ¿Alguien me puede decir quien tiene olor a menta en la boca cuando se acaba de levantar?

—¿Te has comido una menta o algo así? ¿Cómo es que tienes tan buen aliento a esta hora? —pregunté. Abrí mis ojos, soltó una carcajada y sacó algo de su bolsillo. Era una cajita de mentas. Uf, ya pensaba que este chico era demasiado perfecto. Pegó su nariz con la mía y rozó nuestros labios. Cerré los ojos y atrapé mi labio inferior con mis dientes. Pude sentir la sonrisa que se formaba lentamente en su cara, provocando que yo sonriera también.

—¿Puedo? —preguntó. Asentí ansiosa y lo tomé del cuello, pegando nuestros labios. Solté un sonido de satisfacción cuando él tomó las riendas del beso, enrollé mis piernas en su cintura y él se sentó en el borde de la cama. Entrelacé mis manos detrás de su cuello, él acariciaba desde mi cintura hacia arriba recorriendo toda mi espalda debajo de la camiseta. Nos separamos un segundo, tomamos una bocanada de aire y seguimos con nuestro desesperado trabajo. Mis manos se soltaron para tomar su cabello y desordenarlo, tiré de hacia atrás y separé nuestros labios. Me miró confundido y reí.

—Tengo hambre. Vamos a desayunar. —dije. Hizo un puchero, pero luego sonrió.

—Éste es tu desayuno. —señaló sus labios y rodé los ojos. Lo tomé de las mejillas y le di un rápido beso en los labios, luego me levanté de su regazo y me metí en el baño. Me di una ducha rápida y me cubrí con una toalla. Salí del baño, ignorando la mirada de Isaac encima mío y tomé ropa interior, una camiseta con rayas negras y blancas, un short blanco y mis vans negras. Me encerré en el baño otra vez, me vestí, me peiné el cabello y salí.

«Only you» Isaac Lahey (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora