«Only you» Isaac Lahey (EDITANDO)

Capítulo 9

—¿Escapó? ¿Cómo escapó? —interrogué.

—Por la ventana del baño. Se estaba bañando. Y eso no es lo peor. No llevó ropa, o eso suponemos. Está desnuda e indefensa en el bosque. —dijo Stiles preocupado.

—Dios mío. Hay que buscarla. ¿Ya le avisaron a la policía? —pregunté preocupada.

—Sí, pero cuanto antes la encontremos, mejor. —dijo Stiles. Miró a Scott y le dio una bata de esas que suelen usar los pacientes de los hospitales.

—¿Eso es de Lydia? —preguntó Scott.

—¿De quién mas va a ser? Claro que es de Lydia. Scott. Huele. —exigió Stiles. Le puso la bata en la cara y Scott obedeció, oliendo. Comenzó a caminar a la salida y lo seguimos. Luego se dirigió hacia el bosque. Stiles lo siguió, pero yo me quedé parada en mi lugar. Recuerdos horribles llegaron a mi mente.

—¿Skylar? Vamos. No te quedes atrás. —ordenó él.

—No pienso ir al bosque. Sigan ustedes.

—¿Malos recuerdos? —asentí. Stiles se acercó y me abrazó.— Tranquila. Ve a tu casa. Cierra con llave. —me dio un beso en la frente y le sonreí falsamente. Con tal de encontrar a Lydia pensaba dejarme sola en el medio de la calle, genial.

—Si la encuentran me llaman, ¿Okay? Si no la encuentran también. —dije.

—Te lo prometo. —respondió. Me sonrió y se fue al bosque con Scott. Suspiré y caminé hacia el hospital. ¿Cómo se supone que voy a volver? Ni loca vuelvo caminando. De repente, divisé una figura masculina sentada en el cordón de la vereda.

—¿Isaac? ¿Qué haces aquí? —pregunté confundida. Puso cara pensativa y sonrió.

—Olvidé la excusa que te iba a dar. —respondió.

—¿Me estabas siguiendo? —pregunté con las cejas levantadas.

—No...

—Me estabas siguiendo. Maldita sea. ¿Puede ser que alguien me deje en paz? —me quejé cansada, pero en realidad estaba aliviada de haber encontrado a alguien conocido que me acompañara. Se rascó la cabeza y sonrió.

—Em... Sí te estaba siguiendo. Pero es por algo. Te estoy protegiendo. —se excusó y negué con la cabeza.

—Sí, claro. A ver, ¿De qué me estás protegiendo? —pregunté. Me crucé de brazos y lo miré con una ceja levantada.

—De... Se supone que no te lo tengo que decir. —se excusó otra vez.

—Si no me lo dices, no voy a aceptar que me cuides.

—No importa que no aceptes, te voy a cuidar igual. —retó él.

—Si me dices, podrás dormir en mi casa. —propuse triunfante. Bufó.

—Está bien. —sonreí satisfecha. Demonios que este chico era fácil de convencer.— Hay una nueva amenaza. No sabemos que es, solo sabemos que no es un hombre lobo. Fue lo que atacó a mi padre. Eso suponemos. —nos quedamos en silencio. Él esperando mi respuesta y yo pensando.

—Bien. Vamos, tengo hambre y sueño. —dije girándome.

—¿Vamos caminando? —preguntó.

—¿Tienes auto? —negó con la cabeza.— Entonces vamos caminando. —me giré y caminé por la calle en dirección a mi casa. Sentí que Isaac no me estaba siguiendo, pero no me importó.

—¡Sky! ¡Espera! —gritó. Me detuve y Isaac se me acercó corriendo. Tomó mi mano y lo miré sorprendida.

—¿Qué crees que haces? —pregunté intentando soltarme.