La hija de Sarada y Boruto.

Capitulo 22

HISTORIA DE AMOR DE SARADA Y BORUTO.

Narra sarada:

Estaba de camino a la oficina del señor séptimo, estaba con mi uniforme ANBU pero sin la mascara, tenía que dar el reporte de mi última misión.

Llegue hasta la puerta y golpeé dos veces para esperar a oír un pase, al entrar vi dos AMBUS más ahí, el señor séptimo parecía triste.

Rápidamente los AMBUS se inclinaron y se retiraron de la oficina dejándonos solos.

Yo miré donde esos AMBUS se habían marchado.

- No lo encontraron, verdad?

- No, no creo que quiera volver tampoco.

- Deme la misión a mi! -gire para observarlo- Soy la mejor Kunoichi que tiene a su disposición.

- Sarada... -dijo con tristeza-

- Se que puedo encontrarlo! -exclame- y voy a intentar hacer que vuelva.

Naruto sonrió.

- Ve, estás autorizada a buscarlo pero en cuanto haya una misión te regresas. -me sonrió

- Muchas gracias señor séptimo -me incliné en respeto- No le fallaré

Sali de ahí rumbo a mi casa.

Un mes despues:

No había encontrado rastro alguno de Boruto, pregunte a aldeas cercanas si lo habían visto mostrando una foto de el, pero solo tuve respuestas negativas.

También informe a varios conocidos con contactos mayores que me ayudarán a buscarlo, pero por parte de ellos tampoco tenían noticias del rubio.

Iba caminando de noche varios árboles me tapaban la luz que daba la luna impidiéndome ver bien y obligándome a descansar hasta que salga el sol.

Baje la pequeña mochila que llevaba y saque una tienda de acampar junto con una bolsa de dormir.

Habia hecho una pequeña fogata no tenía ánimos para comer.

Suspire

- Ay boruto donde estarás? -hablaba sola o eso creía.

- Detrás de ti -No lo veía por ningún lado

Esa voz, su voz me hizo sobresaltar.

Hace mucho tiempo que no lo veo ni siquiera escucho su voz.

Ahora tenía la voz más grave.

- Sal Boruto, hablemos de frente.

Esa risa tan ronca que soltó.

- Tan mandona como siempre Sarada.

Me gustó que mi nombre haya salido de sus labios.

Active mi sharingan para ver de dónde podría llegar a salir.

- No te haré daño Sarada, es lo último que quiero hacerte.

- Entonces sal de donde estas escondido.

Volvio a reírse.