T-T-G

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ELLA

De: AJ
T-T-G...

Ya siento palpitaciones en distintas partes de la cabeza, gracias al estupido mensaje, que he tratado de descifrar desde ayer en la madrugada. Pero luego de miles de intentos—y desgaste de paciencia—he llegado a la conclusión de que esto no es mas que un hábil insulto a mi inteligencia, por parte de Alex.

No pienso volver a cometer el error de preguntarle el significado de esas tres letras. Ya me lo puedo imaginar al muy idiota riéndose de mi respondiendo con ese soso mensaje de "¡¡Bastantes!!" El cual me hizo querer arrojar por la ventana mi pobre teléfono. <<¿¡Bastante, que!?>>

Me restriego los ojos con fuerza, castigando a mis párpados por los pecados de los demás. Joder, Alex en serio sabe como meterse en la cabeza de una mujer, sin siquiera tenerlo cerca.
No lo he visto en días—diez para ser exactos— y no es que me queje o lo extrañe <<mentiras, si lo extraño>> porque él me advirtió que esto pasaría luego de que ambos comenzáramos a trabajar.

Con su vuelta a la universidad y su empleo en la firma, lo único que nos permite estar en contacto, son los mensajes de texto. Aunque ahora él se halla esforzado mucho en fastidiarme la existencia, con este último.
Hoy es lunes y milagrosamente no iré tarde a casa. Acabo de terminar mi primera guardia en este hospital, no sé si esté bien que lo diga, pero me enorgullece mi desempeño mostrado. El equipo que se encarga de cuidados intensivos durante el turno nocturno, es genial—sin saberlo, me brindaron doce bien recibidas horas de tranquilidad— en total, llevo 48 horas ininterrumpidas, de trabajo, por lo que estoy muerta de cansancio, pero quizá—luego de dormir un poco—me pueda convencer a Nicky pasar un rato por la estación y así averiguar de una vez por todas, que significa eso de "TTG"

—esta noche no puedo—escucho voces—quede con el productor del que te hable.

Dos chicas entran al vestidor envueltas en su propia burbuja de chismes, tan enfrascadas en lo suyo, que no reparan en mi, ni siquiera cuando me pasan por un lado en dirección a sus casilleros.

—el que dices que es casad....
—Shhhff

Una codea a la otra al darse cuenta que su conversación no es del todo privada. Se hace el silencio incómodo —ya es costumbre entre mis "compañeros" cada vez que me ven—Me aguardo el teléfono y sigo en lo mío, atándome las agujetas de los tenis, fingiendo que no las he visto, ni escuchado.

—¿ya viste?—susurra la que al parecer tiene una cita—otra vez está sola.
—debe ser por que Meloni la botó—se ríen—hoy lo vi salir con esa enfermera pelirroja, del cuarto de suministros.
—cállate, te va a escuchar.

Como si no supiera que sus cuchicheos poco sutiles, los hacen para ponerme al tanto de la vida amorosa de Dean. Desisto en cambiarme y termino de guardar mis cosas, me cuelgo la mochila al hombro y cierro el casillero asegurándome de poner bien el candado <<otro percance como el que me ocurrió en el San Antoni, no me vuelve a pasar>> me guardo la llave en el bolsillo justo en el momento en que mi teléfono suena en el interior. Es Nicky, me ahorró la molestia de llamarla para plantearle la salida de hoy.

—Hey.
—¿donde estás?—pregunta sin más—¿te falta mucho para salir? ¿Tienes tiempo para un café?
—¿café?
—necesitamos hablar—involuntariamente frunzo el ceño— se trata de Jenk.

Un vacío me golpea la boca del estómago y me detiene en el pasillo, haciéndome pensar lo peor. Mi mente recrea cientos de imágenes catastróficas en las que Alexander pudiera estar involucrado, y ninguna de ellas me gusta.

—Voy para allá.
Literalmente me echo a correr en el pasillo esquivando médicos y enfermeras, que me ven como si estuviera loca.
—¿ya saliste?—vuelve a preguntar
—si.

TÚ vs YODonde viven las historias. Descúbrelo ahora