Jhonatlan Jenkins

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ELLA...

Tengo dos días sin ver a Ronnie y cuatro sin saber nada de Alex, por alguna extraña razón los chicos parecen estar muy ocupado como para responder los mensajes de Nicky o darse el tiempo de bajar a saludar al departamento siendo ese el caso de Alex...
Lo peor de todo es que cada vez faltaban menos para navidad y ella esta actuando más loca de lo habitual con cada sugería que comparto para la cena de noche buena, ahora que dispongo de todo el tiempo del mundo pienso hacer algo delicioso y elaborado.

Ese día Norman me propuso ir al centro comercial a comprar juntos los regalos de Justin y nuestros padres, en realidad sospecho que se está asegurando que no vuelva a quedar sola con Vince en grado de volverse aparecer, se puso como loco cuando Nicky soltó la lengua el día siguiente, se que lo hizo porque estaba enojada conmigo por no pararme en el bar esa noche pero aún así le hice ver que fue una puñalada a traición de su parte al provócarme una riña con Norman cuando Mike ni siquiera había dicho ni pío al respecto llevándose otro sermón de parte de mi hermano por cubrirme.

—para que quieres visitar jugueterías si Justin ya no es un niño—
—no estoy buscando un regalo para Justin sino para Cassie Jenkins tonto—
—¿la hermana pequeña de ese amigo tuyo?...—cuestionó con la nariz arrugada
—Nicky ya le tiene su regalo bajo el árbol y yo no le he comprado nada a esa niña, no puedo quedarme atrás ¿entiendes?—
—no, en realidad no entiendo porque debes portarte bien con la familia de ese idiota—renegó celoso
—vamos Norman es solo un regalo para una niña adorable, relájate— me burle jalándolo a otra juguetería.

Es difícil decidirme entre una muñeca de Elsa tamaño real o un pequeño set de Ana con todos los accesorios para que ella misma se maquille, si por lo menos le hubiera preguntado a Nicky que le compro no estaría batallando ahora, porque esto de elegir juguetes no estaba resultando tan divertido como lo recordaba y tampoco era fácil porque mi hermano literalmente se enfadó de estar esperándome y se fue a pasear por los pasillos de la juguetería.

—rayos esto es tan difícil—
Agarre las dos opciones incapaz de decidirme y busqué a Norman para que su amargura navideña me ayudara a elegir, dependiendo de la que él eligiera me llevaría la otra opción.

—Oye Norman...Norman...¿dónde estás?— lo llame entre los pasillos repletos de personas comprando juguetes pero ni luces de él
Le pregunte a una de las vendedoras pero estaba bastante ocupada atendiendo a los demás clientes como para fijarse en mi atractivo y refunfuñón hermano

—Norman donde te metiste...necesito que me ayudes a elegir entre...Ouch...Ouch duele duele Ouch— lloriquee al recibir los disparos con dardos de goma en la pura frente y estómago
Las dos muñecas se me cayeron al suelo al no poder sostenerlas por tratar de cubrirme de los dardos

—basta basta duele, me rindo, me rindo—chille tapándome la cara con las manos
La risa ensordecedora de mi hermano resonaba en la tienda, estaba escondido al final del pasillo sostenido dos pistolas Nerf en cada mano.

—si estuviéramos en medio de un tiroteo ya serias un rayador de queso hermanita—
—cierra la boca bruto y ayúdame a levantarme de aquí— proteste, los demás clientes me rodeaba para no pisarme pero accidentalmente habían pateado las dos muñecas lejos de mi alcance.
Norman recogió la muñeca de Ana antes de tenderme una mano y al levantarme lo agarre a coscorrones.

—oye no es mi culpa que no estés alerta—se burló mientras busco en el suelo la otra muñeca que con esfuerzo había rescatado de entre una montaña de muñecas que desaparecieron como pan caliente
—Lo habría estado de saber que me atacarías de esa manera...espera, disculpa pequeña pero esa muñeca es mía— cambie mi reclamo por una dulce y melodiosa voz para hablar con una niñita
—Ño...—dijo la pequeña de algunos cuatro años quien aferraba la última muñeca tamaño real que quedaba en la tienda
—si es mía—
—Ño...mía—chillo peleando y me saco la lengua con toda la intension de llevarse la muñeca
—dame eso niña, no te pertenece—agarre la caja deteniendo a la niña quien se giró con el ceño frunció y los cachetes rojos inflados de aire
—MAMIIIIIIII—gritó a todo pulmón llamando la atención de los clientes que me veían pelear por una muñeca con una pequeña con coletas y vestido de princesas
—no no pequeñita no llores, es solo que esa muñeca...—
—MAMIIIIII—comenzó a llorar interrumpiéndome
—por favor deja de llorar, solo quiero mi muñeca—
—es mi muñeca...MAMIIIII—siguió lloriqueando más fuerte cuando se la quite llamando más la atención de los compradores
—BIEN BIEN quédatela entonces mocosa malcriada— refunfuñe dejándome derrotar por el chantaje astuto de la pequeña
Norman volvió a soltar la risa cuando la niña me arrebató la caja y me saco la lengua antes de salir corriendo con la muñeca.
Los demás clientes me miraban y criticaban disimuladamente mientras yo veía ir lejos a la muñeca que más me había gustado de mis dos opciones

TÚ vs YODonde viven las historias. Descúbrelo ahora