"𝐋𝐚 𝐢𝐫𝐚 𝐨𝐟𝐮𝐬𝐜𝐚 𝐥𝐚 𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞, 𝐩𝐞𝐫𝐨 𝐡𝐚𝐜𝐞 𝐭𝐫𝐚𝐧𝐬𝐩𝐚𝐫𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐞𝐥 𝐜𝐨𝐫𝐚𝐳ó𝐧"
—𝐍𝐢𝐜𝐨𝐥á𝐬 𝐓𝐨𝐦𝐦𝐚𝐬𝐞𝐨
El corazón golpeaba con fuerza mi pecho mientras recorríamos el camino de salida del aeropuerto.
Seguía sin poder creerme que, en menos de cinco minutos, me fuese a encontrar con Frey después de tres semanas.
No me malinterpretéis, me lo había pasado genial... Pero le había echado demasiado de menos y no podía evitar estar ansiosa de verle.
Las puertas de cristal se abrieron frente a nosotros, permitiéndonos la salida, y fue cuando le vi.
Llevaba un traje sin corbata y con unos botones desabrochados de su camisa blanca; la chaqueta del traje era azul y los pantalones negros, cosa que solo le hacía mucho más atractivo de lo que ya era.
Cubriendo sus ojos se encontraban unas gafas de sol y su pelo negro caía a ambos lados de su rostro.
—Jesús, parece que tu novio ha salido de una película del padrino...—comenzó a decir Cris, pero no le dejé terminar, ya que al instante estaba corriendo hacia su encuentro.
Frey, cuando me vio, dejó de estar apoyado en su coche, mientras se quitaba las gafas de sol, para luego esbozar una pequeña sonrisa y extender los brazos para cogerme prácticamente en el aire.
Enrosqué mis piernas en su cintura y al instante uní mis labios con los suyos.
Le había echado demasiado de menos.
Mis manos se enredaron en su pelo mientras le besaba y notaba una presión en mi entrepierna, sacándome un pequeño jadeo.
—Te he echado de menos Eve—murmuró contra mis labios.
Negué con la cabeza y volví a juntar nuestros labios, en un beso que básicamente mostraba la desesperación de haber estado separados durante tanto tiempo.
—Chicos, siento interrumpir, pero estáis en un aeropuerto—escuchamos la voz de Cris a nuestra espalda.
Al instante, mis mejillas se sonrojaron mientras Frey resoplaba y me bajaba con cuidado al suelo.
Me giré hacia Cris sonriendo y le di un beso en la mejilla.
—Me lo he pasado genial Cris—dije sonriendo mientras le miraba—De verdad.
Él esbozó una sonrisa antes de atraerme a su pecho y darme un fuerte abrazo.
—Yo también me lo he pasado genial, Evy—confesó él sonriendo mientras nos separábamos—Y tenemos que repetir, eh.
Ante esto último me guiñó un ojo consiguiendo que me riese, antes de darnos otro abrazo de despedida y que Cris se dirigiese a un uber de los que había aparcados enfrente del aeropuerto.
Cuando me giré hacia Frey, este ya había guardado mi equipaje y se encontraba abriendo la puerta del copiloto.
Esbocé una sonrisa y di la vuelta al coche para montarme en dicho asiento y que Frey se sentase en el asiento del conductor.
Mientras arrancaba, involuntariamente entrelacé mi mano con la suya que se mantenía libre a un lado del asiento, sacándole una sonrisa.
—¿Y tú que has estado haciendo?—le pregunté mientras se adentraba en la carretera.