𝗨𝗻𝗱𝗲𝗿 𝗣𝗼𝘀𝘀𝗲𝘀𝗶𝗼𝗻 |𝗙.𝗦|

𝟔

"𝐄𝐬 𝐦𝐮𝐜𝐡𝐨 𝐦á𝐬 𝐟𝐚𝐜𝐢𝐥 𝐦𝐚𝐭𝐚𝐫 𝐚 𝐮𝐧 𝐟𝐚𝐧𝐭𝐚𝐬𝐦𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐚 𝐮𝐧𝐚 𝐫𝐞𝐚𝐥𝐢𝐝𝐚𝐝"

—𝐕𝐢𝐫𝐠𝐢𝐧𝐢𝐚 𝐖𝐨𝐥𝐟

Cuando estuve frente a la puerta del apartamento de Connor, no podía pensar.

La sensación de miedo me había paralizado oficialmente y solo tenía una idea en claro; recuperar el collar.

Recuperar el collar por mi madre.

Pero estaba demasiado asustada.

De hecho, necesitaba a alguien que supiese que estaba allí por si las cosas se torcían más de la cuenta.

Sin pensarlo mucho, abrí mi móvil rápidamente y busqué en contactos. No podía llamar a Alice o a Cris, ya que llamarían a la policía al instante.

Así que sin saber como, terminé llamando a la persona que menos esperaba.

—¿Diga?—escuché la voz de Frey al otro lado del teléfono.

Respiré hondo y hablé.

—Frey soy Eve—tartamudeé—Estoy en casa de Connor.

Pude escuchar como soltó una maldición.

—¿¡Estás loca Eve!?—me gritó al otro lado de la llamada—¿¡Estás con él!?

La mano que sostenía mi teléfono comenzó a temblar.

—No aún no... Solo te he llamado para que supieses que estaba con él... Bueno, por si sucedía algo-intenté explicarle.

—Dime donde vive—me pidió casi en una orden.

Una lágrima cayó por mi mejilla, así que me apresuré a secarla con uno de mis dedos y decir precipitadamente lo siguiente.

—Se llama Connor Becker.

Y entonces colgué.

Le había dicho su nombre completo para que, en el peor de los casos, la policía supiese donde buscarme.

Respiré hondo y llamé a su puerta.

Al cabo de unos segundos, la puerta se abrió, mostrándole vestido con un chándal negro y el pelo despeinado.

—Pensé que no venías—confesó con una voz demasiado normal como para creérmela—Pasa.

Prácticamente temblando, atravesé el umbral de la puerta detrás de Connor; el cual se dirigió a un escritorio que había y sacó el collar, para luego coger un botellín de cerveza y darle un trago.

—Toma—me lanzó el collar y lo cogí al vuelo—Tampoco costaba tanto.

Examiné el collar atentamente para verificar que era ese. Y respiré un tanto aliviada cuando lo comprobé.

—¿Por qué tenía que ser en tu casa?—le pregunté sin pensar.

Me mordí la lengua cuando me di cuenta de lo que acababa de decir.

Al instante, el rostro de Connor se truncó por una sonrisa diabólica.

—¿Y desde cuándo te tengo que dar explicaciones?—me preguntó con una ira contenida.

Di un paso atrás cuando él dio uno hacia mí.

—Lo... Lo siento—tartamudeé—Yo... Tengo que irme—intenté escapar dirigiéndome a la puerta.