"𝐋𝐚𝐬 𝐩𝐞𝐨𝐫𝐞𝐬 𝐝𝐞𝐜𝐢𝐬𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬 𝐞𝐧 𝐥𝐚 𝐯𝐢𝐝𝐚 𝐬𝐨𝐧 𝐥𝐚𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐭𝐨𝐦𝐚𝐦𝐨𝐬 𝐛𝐚𝐬á𝐧𝐝𝐨𝐧𝐨𝐬 𝐞𝐧 𝐞𝐥 𝐦𝐢𝐞𝐝𝐨"
—𝐒𝐡𝐞𝐫𝐫𝐢𝐥𝐲𝐧 𝐊𝐞𝐧𝐲𝐨𝐧𝐫
A la mañana siguiente cuando me desperté, Kaia fue muy atenta conmigo.
Desayunamos silenciosamente y no me presionó para que le contase lo que sucedió ayer. De hecho, pasamos toda la mañana juntas, ya que los demás no dieron señales de vida.
Y cuando pregunté a Kaia al respecto, ella respondió que estarían "ocupados con el tema"
Justo cuando estábamos viendo la serie de Las Kardashian, se escuchó como la puerta de la entrada era abierta.
A los pocos segundos, Adam, Pierce, Mila, Heist y Frey, entraron al comedor.
—¡Las Kardashian!—exclamó Heist sonriendo, para luego sentarse al lado de Kaia, prácticamente aplastándola.
Ella puso los ojos en blanco y le lanzó una palomita, justo cuando me estaba levantando para hablar con Mila.
—Mila respecto a lo de ayer...—empecé a decir.
Sin embargo, ella me cortó, para luego llevarme a una habitación parecida a un despacho; siendo seguidas por Pierce y Adam.
—Cariño, no hay nada que se pueda decir—comenzó a decir con suavidad—Él te atacó y tú te defendiste—me justificó con una inmerecida comprensión, sin juzgarme en ningún momento.
Mi visión se nubló cada vez más ante el hecho de no ser juzgada por ella, ni por ninguno de los presentes en esa casa.
Maldita sea, había matado a alguien y parecía que a todo el mundo le resultaba lo más normal del mundo.
Pestañeé con fuerza y me armé de valor para hablar.
—Connor tiene familia—solté de golpe e intentando que mi voz no temblase—Harán preguntas y no quiero poneros a todos en riesgo por un error mío.
Adam me cortó.
—Evelyn, no nos estás poniendo en peligro—dijo suavemente.
Pierce, el cual había permanecido en silencio, intervino en la conversación.
—Adam tiene razón, hemos hecho esto muchas veces antes—le apoyó, mientras dejaba de estar recostado en una de las paredes-Juramos a tu madre protegerte.
Respiré hondo ante su mención.
Si ella estuviese aquí, esto jamás hubiese pasado.
Entonces, mi móvil comenzó a sonar mostrando el nombre de Cris en la pantalla.
Rápidamente le colgué, ya que era la cuarta vez que me llamaba en todo el maldito día, sin contar la ráfaga de mensajes que Alice me había enviado.
—Creo que lo mejor va a ser que salgas con los demás—me recomendó Mila, al ver mi nefasta expresión—Nosotros tenemos que hablar de algunas cosas.
Estaba a punto de replicar, pero me di cuenta de que no iba a servir de nada.
Nada de lo que dijese iba a poder hacerles cambiar de opinión. Y por supuesto, no podía ir a la policía porque terminaría implicando a todos, cuando ellos solo me habían intentado ayudar.
Solo conseguiría empeorar las cosas, muchísimo más de lo que había hecho.
Pero si ahora mismo viniese un policía y me asegurase que no involucrarían a los Stein en el asesinato de Connor y que yo sería la única responsable, me entregaría con los ojos cerrados.
Sin poder llegar a decir nada más, salí en dirección a la sala de estar, donde estaban Heist, Kaia y Frey sentados.
—Hey Eve—me llamó Kaia, haciéndome una seña para que juntase con ellos.
Mientras me sentaba en uno de los sillones, pude ver como el episodio que habíamos estado viendo se había acabado, así que Heist puso las noticias.
"Connor Becker ha sido hallado muerto en una cuneta de la carretera M-40..."
La sangre se me congeló al escuchar el nombre de Connor, por la presentadora de las noticias.
Todas las miradas se centraron en mí, pero yo no podía separar mi mirada de la televisión.
"... Al parecer el chico de diecisiete años fue hallado con signos de pelea en la carretera, por lo tanto, la policía lo ha terminado asociando a una de las peligrosas bandas que circulan en estos tiempos por la calle..."
Tras escuchar esto último, una sensación de alivio se tenía que haber apoderado de mí.
Pero no.
La culpabilidad era la que predominaba.
Sin poder decir una palabra, me levanté y salí precipitadamente del salón, mientras Kaia regañaba a Heist y Frey se levantaba.
—Evelyn—escuché como me llamaba, mientras subía a toda velocidad las escaleras.
Pero no me detuve. No podía pensar.
Justo cuando llegamos al pasillo donde estaban las habitaciones, Frey me alcanzó y me sujetó de un brazo; consiguiendo que me diese la vuelta de golpe enfrentando su mirada.
Las lágrimas habían comenzado a descender por mis mejillas, mientras Frey me mantenía sujeta del brazo y me analizaba.
—Tienes que dejar de culparte—dijo por primera vez y con un tono de voz helado—Yo estaba ahí, pude ver lo jodidamente asustada que estabas y lo destrozada que te había dejado—murmuró con una ira contenida en la voz, mientras una de sus manos subía a mi mejilla y tocaba el pequeño moratón que Connor había dejado en mi piel—Así que deja de atormentarte por su muerte, era o él o tú.
Bajé la mirada ante esto último y me mordí el labio inferior intentando con todo mi ser no llorar más.
—A veces pienso que debería de haber sido yo la que tenía que haber muerto—sollocé con la mirada puesta en la alfombra bajo nuestros pies.
Esto pareció ser suficiente para Frey, ya que colocó una mano en mi cintura y me atrajo a su pecho; rodeándome con sus brazos y estrechándome con fuerza contra su cuerpo.
Permitiéndome aspirar su perfume, mientras mis lágrimas mojaban su camisa negra y me aferraba con fuerza a él.
Rompiéndome completamente en sus brazos. Rompiéndome en los brazos de un chico al que apenas conocía desde hacía una semana, pero con el cual me sentía extrañamente segura.
—No te sientas culpable por su muerte—murmuró Frey contra mi pelo mientras me abrazaba con fuerza—Si no hubieses podido llegar a matarle, cuando hubiese llegado, le hubiese matado yo.
Comencé a llorar más fuerte ante esto último y él dejó un beso en mi cabeza, sin soltarme o aflojar su agarre en ningún momento.
—Siempre estaré ahí Eve—susurró mientras lloraba con fuerza—Nunca te volverán a hacer daño, mientras yo esté vivo.
Mi llanto pareció calmarse, cuando separé levemente mi cabeza de su pecho y le miré a sus preciosos ojos azules.
—¿Me lo prometes?—le pregunté con la voz rota.
Él colocó una de sus manos en la parte posterior de mi cabeza y me volvió a colocar en su pecho.
—No te lo prometo, te lo juro.
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