"𝐄𝐥 𝐦𝐢𝐞𝐝𝐨 𝐬𝐢𝐞𝐦𝐩𝐫𝐞 𝐞𝐬𝐭á 𝐝𝐢𝐬𝐩𝐮𝐞𝐬𝐭𝐨 𝐚 𝐯𝐞𝐫 𝐥𝐚𝐬 𝐜𝐨𝐬𝐚𝐬 𝐩𝐞𝐨𝐫 𝐝𝐞 𝐥𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐨𝐧"
—𝐓𝐢𝐭𝐨 𝐋𝐢𝐯𝐢𝐨
Mis ojos se abrieron y enseguida fueron iluminados por la tenue luz que entraba por la ventana de la habitación de Frey.
Hoy había quedado con Cris para ir a desayunar y tenía que madrugar, ya que iba a venir a recogerme a la casa de los Stein.
Me desplacé levemente por el amplio colchón para darme cuenta de que Frey se encontraba abrazándome por la espalda.
Ambos estábamos prácticamente sin ropa, por lo tanto, el contacto de su piel con la mía, solamente hacía que me quisiese quedar ahí con el de por vida.
Intenté zafarme suavemente de su agarre, pero Frey solo soltó un gruñidito y me abrazó con más fuerza.
No pude evitar reírme y darme la vuelta para encontrarme el rostro de Frey dormido o fingiendo esto último.
Sonreí y mordiendo mi labio inferior, me acerqué a él para dejar un beso en su mejilla y comenzar a dejar un recorrido de besos desde sus labios hasta su cuello.
Si estaba despierto, esta era la manera de comprobarlo.
Cuando solamente había dejado un par de besos en su cuello, Frey abrió los ojos y me dio la vuelta; quedando encima de mi cuerpo y atacando mis labios al instante.
Sus labios se movieron con fuerza contra los míos mientras elevaba una de mis piernas para colocarla en su cintura; consiguiendo que nuestras partes íntimas se rozasen y me permitiese notar cuan endurecida estaba la suya.
—Frey... Frey...—le llamé entre besos y con la respiración entrecortada.
—Cállate...—me medio ordenó él para dejar un beso en mis labios y luego dirigirse a mi cuello.
Gemí en respuesta a sus besos y mi mano se dirigió a su pelo.
—Frey—le llamé de nuevo con un poco más de fuerza en mi tono de voz—Frey tengo que vestirme...
Se separó de mi cuello para mirarme a los ojos con sus diamantes azules e hizo un puchero.
—Sabes que me gustas más sin ropa—me recordó mientras una de sus manos daba un apretón a una de mis nalgas.
Jadeé y me incorporé mientras sonreía.
—Muy bien... ¿Entonces prefieres que Cris y la gente de la cafetería me vean desnuda?—le pregunté juguetonamente mientras pasaba mis brazos por su cuello.
Frey puso los ojos en blanco ante mi observación y se acercó peligrosamente a mis labios.
—Guapa, sabes que yo soy el único que te puede ver desnuda—murmuró contra mis labios, para luego atacarlos y volver a tumbarme en la cama mientras me reía.
✠✠✠
Después de conseguir que Frey me dejase abandonar su habitación, me fui a la mía para vestirme y arreglarme.
Finalmente, en lo que esperaba a Cris, me entró sed y me dirigí a la cocina a por un vaso de agua.
Sin embargo, después de varias vueltas por los pasillos de la amplia casa de los Stein, me di cuenta de que me había perdido.
No podía pedir ayuda a ninguno de ellos, ya que Kaia y Mila se habían ido de compras, Heist se había ido con Adam y Mason a por no sé qué y Pierce estaba trabajando.