"𝐄𝐥 𝐚𝐦𝐨𝐫 𝐧𝐨 𝐭𝐢𝐞𝐧𝐞 𝐜𝐮𝐫𝐚, 𝐩𝐞𝐫𝐨 𝐞𝐬 𝐥𝐚 ú𝐧𝐢𝐜𝐚 𝐜𝐮𝐫𝐚 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐭𝐨𝐝𝐨𝐬 𝐥𝐨𝐬 𝐦𝐚𝐥𝐞𝐬"
—𝐋𝐞𝐨𝐧𝐚𝐫𝐝 𝐂𝐨𝐡𝐞𝐧
Después de desayunar, nos vestimos y abandonamos la habitación; dejamos las llaves en recepción y nos subimos al coche.
En todo el camino de vuelta a casa, Frey había estado conduciendo con una mano y la otra se encontraba entrelazada con la mía.
No parecía el chico de hace unos días, eso estaba claro.
Al cabo de una media hora más o menos, Frey apagó el motor y aparcó enfrente de la casa.
Y justo cuando me dispuse a salir, me sujetó de la mano y me atrajo a sus labios; besándome con la misma intensidad de anoche.
No pude evitar esbozar una sonrisa entre el beso, mientras enredaba mis manos en su pelo y pasaba hacia su asiento; subiéndome a horcajadas encima de él con una presión ya muy notable, presionando mi zona íntima.
Jadeé contra sus labios y Frey aprovechó para colar sus manos por debajo de mi vestido y dar un pequeño apretón a mis nalgas, consiguiendo que diese un pequeño saltito por la sorpresa.
De hecho, hubiésemos continuado, si no nos hubiesen interrumpido unos golpecitos en la ventanilla.
Nos separamos prácticamente al instante, para ver a Heist aporreando la ventanilla enfadado.
Me sonrojé considerablemente mientras Frey soltaba una maldición, conmigo aun encima de él.
—Ya terminaremos esto, guapa—dijo finalmente, consiguiendo que me sonrojase aún más, para luego ayudarme a bajarme de encima de él y salir del coche.
Fui la primera en salir y la primera en ver el enfurecido rostro de Heist; como si fuese nuestro padre y estuviese a punto de castigarnos.
—¿Se puede saber donde estabais?—nos preguntó enfadado mientras Frey me cogía de la mano y dábamos la vuelta al coche para estar cara a cara.
-Relájate, cortaron la carretera y nos quedamos en un hotel-respondió Frey de lo más tranquilo, mientras yo me moría de la vergüenza.
No me podía creer que Heist nos hubiese pillado In fraganti literalmente.
—¿Y se puede saber por qué no habéis contestado al móvil?—continuó el rubio con el interrogatorio y con el enfado aun presente en su voz.
Pude ver como Frey puso los ojos en blanco y suspiró.
—Hemos estado ocupados—zanjó el tema de conversación, consiguiendo que me sonrojase aún más, Heist esbozase una sonrisita y entrásemos en la casa.
✠✠✠
Después de darme un largo baño, salí de la ducha con una toalla al rededor de mi cuerpo y mi pelo cayendo mojado por mi espalda.
No podía evitar que la llamada del hermano de Connor siguiese en mi mente y las preguntas que la acompañaban.
Comencé a morderme una uña insegura, mientras procedía a cepillarme el pelo en el espejo del baño.
No podía ver casi nada, ya que estaba lleno de vapor.
Sin embargo, noté cuando una figura entró en el baño y me abrazó por detrás; consiguiendo que diese un saltito por el susto.
