"𝐀 𝐯𝐞𝐜𝐞𝐬 𝐚𝐥𝐞𝐣𝐚𝐫𝐧𝐨𝐬 𝐞𝐬 𝐥𝐨 𝐦𝐞𝐣𝐨𝐫 𝐪𝐮𝐞 𝐩𝐨𝐝𝐞𝐦𝐨𝐬 𝐡𝐚𝐜𝐞𝐫 𝐩𝐨𝐫 𝐚𝐥𝐠𝐮𝐢𝐞𝐧..."
—𝐀𝐫𝐢𝐚𝐧𝐚 𝐆𝐨𝐝𝐨𝐲
𝐄𝐯𝐞𝐥𝐲𝐧 𝐁𝐫𝐚𝐮𝐧
A la mañana siguiente, cuando desperté, lo primero que sentí fue un dolor punzante en mi cabeza, mezclado con un pequeño dolor en mi rodilla y barbilla.
En el momento que abrí los ojos, traté de identificar la habitación en la que me encontraba, hasta que me percaté de que dicha habitación era a la que Frey me había llevado hace dos días.
De la noche anterior tenía un remolino de recuerdos mezclados: Mila atacándome... Yo saliendo corriendo de la casa de los Stein...
Lo último que recordaba era quedarme dormida en los brazos de Frey estando en su coche.
Traté de moverme y fue cuando me di cuenta de que Frey se encontraba rodeándome con uno de sus brazos, atrayéndome con fuerza a su pecho desnudo.
Me giré con cuidado y observé como se encontraba profundamente dormido; sus ojos se encontraban cerrados con suavidad y sus labios estaban ligeramente abiertos, causando que me entrasen ganas de besarlo.
No lo hice, ya que, a juzgar por la poca luz que entraba por la ventana, debía de ser muy pronto y no quería despertarle.
Dejé un suave beso en su mejilla y me zafé con suavidad de su agarre, para incorporarme levemente.
Fue cuando me di cuenta de que tan solo llevaba una camisa negra de Frey y que mi ropa se encontraba a los pies de la cama.
Con sumo cuidado, me levanté sin hacer ruido y me dirigí a los pies de la cama, donde comprobé que mi móvil no se encontraba en ninguno de los bolsillos del pantalón.
Solté una pequeña palabrota, antes de darme cuenta de que el móvil de Frey se encontraba en su mesilla, así que prácticamente de puntillas, fui hacia donde estaba.
Cuando llegué, cogí su móvil y lo encendí.
10 llamadas perdidas de Heist
9 llamadas perdidas de Pierce
7 llamadas perdidas de Kaia
5 llamadas perdidas de Mason
—¿Qué estás haciendo?
La voz de Frey hizo que diese un salto del susto y que el móvil casi se cayese de mis manos.
Me giré al instante para encontrarme con su fría mirada y dejé su móvil al instante en la mesilla, un tanto asustada.
—¿Por qué Mila ayer me atacó?—fue lo primero que salió de mis labios.
Frey soltó una maldición que no logré entender en alemán y se pasó la mano por el pelo, antes de contestar.
—Tiene un trastorno de doble personalidad—soltó como si nada—Normalmente se toma medicación para que su otra personalidad no salga, ya que como has comprobado, es bastante violenta.
Mi respiración se aceleró levemente antes esto último, pero Frey no pareció ni darse cuenta, puesto que siguió hablando sin ningún tipo de tacto.
—Hay muchos más detalles, pero eso es más conveniente que te los cuente ella—fue lo último que dijo antes de levantarse y comenzar a vestirse—Te prepararé algo para desayunar y luego volveremos...