𝟐𝟎

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"𝐄𝐥 𝐪𝐮𝐞 𝐧𝐨 𝐭𝐢𝐞𝐧𝐞 𝐜𝐞𝐥𝐨𝐬 𝐧𝐨 𝐞𝐬𝐭á 𝐞𝐧𝐚𝐦𝐨𝐫𝐚𝐝𝐨"

—𝐒𝐚𝐧 𝐀𝐠𝐮𝐬𝐭í𝐧

𝐄𝐯𝐞𝐥𝐲𝐧 𝐁𝐫𝐚𝐮𝐧

El coche estaba en un gran silencio mientras Frey conducía.

La idea de que me fuese de viaje a Europa no le hacía gracia, pese a que dijese lo contrario.

Habíamos ido de compras a por unas cosas que necesitaba y había estado callado o borde durante todo el tiempo.

Intentaba no enfadarme, ya que el hecho de que hace unos días fuese a buscar a Cris, fue un detallazo, pero aun así, estaba acabando con mi paciencia.

—¿Estás enfadado?—pregunté rompiendo el silencio de golpe.

Llevábamos solamente diez minutos de viaje y aún quedaba casi una hora para llegar a la casa de los Stein.

—No.

Su rostro se mantuvo impasible, pero pude ver como el agarre de una de sus manos en el volante aumentaba; la otra, que se encontraba recostada en su pierna, se hizo un puño.

Bufé frustrada y me dejé caer en el asiento.

—Eres imposible—musité entre dientes, pero Frey me escuchó, ya que profirió una maldición en alemán que no entendí y detuvo el coche en una cuneta.

Se giró enfadado mientras se quitaba el cinturón de seguridad.

—¿Yo soy el imposible?—me preguntó sarcástico y enfadado—Yo no soy el que de repente se pone a llorar por cualquier gilipollez, o se pelea con un amigo suyo y al instante decide que: ¡venga, vámonos de viaje a Europa a follar con dicho amigo!

Mis ojos se abrieron de golpe ante lo que dijo y no pensé cuando mi mano impactó con fuerza en su mejilla; ladeando su rostro hacia un lado.

Frey tensó la mandíbula y pude ver como su pecho se comenzó a elevar bruscamente mientras respiraba.

—Vete a la puta mierda—espeté antes de quitarme el cinturón, coger mi bolso y salir del coche.

Me daban igual los kilómetros que me tocase caminar, no pensaba volver con él en el mismo coche.

Comencé a caminar y fue cuando escuche el golpe de la puerta de Frey y luego unas pisadas detrás de mí.

—Evelyn vuelve al coche—me ordenó desde atrás, pero solo sirvió para que le sacase el dedo del medio y siguiese andando.

Escuché como soltó una serie de palabrotas, antes de acelerar el paso y sujetarme de un brazo; consiguiendo que me girase de golpe hacia él.

Pensé que se disculparía, pero no.

Frey se limitó a sujetarme de la cintura -bruscamente- y a colocarme en su hombro mientras pataleaba y le llamaba de todo.

—¡Frey Stein bájame ahora mismo!—grité con todas mis fuerzas mientras me llevaba al coche y me volvía a sentar en el asiento del copiloto.

Cuando me hubo dejado sentadita, puso el seguro a las puertas, dio la vuelta al coche y se sentó en el asiento del conductor.

—Testaruda—musitó mientras se sentaba.

—Idiota.

—Pesada.

—Imbécil.

—Insoportable.

𝗨𝗻𝗱𝗲𝗿 𝗣𝗼𝘀𝘀𝗲𝘀𝗶𝗼𝗻 |𝗙.𝗦|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora