Capítulo 5

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La luz de sol entrando por la habitación me despertó de lo que había sido el sueño más largo que había tenido en años.

Me había desmayado, no recordaba tener alguna herida de gravedad, sin embargo, si tenía un dolor en mi espalda, me descubrí un poco y vi un moretón considerablemente grande en mi espalda baja.

Ese brazo... la presión del aire debió ser demasiada para la persona que me salvó.

—¡Erwin!

Alguien estaba peleando afuera de la habitación, y aún seguía un poco desorientada, pero traté de concentrarme para poder identificar sus voces. Dado ese grito una de esas personas era el comandante Erwin.

—¡Estaba bajo tu cuidado Levi! —gritó el comandante.

Otra de las personas era Levi.

¿Están peleando por mí?

—¡Si algo le hubiera pasado...! —siguió gritando.

Si Levi le respondió algo, no lo escuché. Vi la manija de la puerta girar y me incorporé en la cama.

—Elizabeth —dijo el comandante cruzando el umbral—. ¿Cómo te sientes?

—Estoy bien... comandante —respondí—. No fue culpa de Levi que yo haya caído.

La cara del comandante se ensombreció un poco.

—Estabas bajo la supervisión del capitán Levi —declaró—. Es su responsabilidad cuidar de sus subordinados.

—Fue culpa de ese idiota que me estaba hostigando —continué—. Al empujarlo usé demasiada fuerza y resbalé.

—Haré que te cambien de escuadrón...

—¡Lizzie!

Ambos nos dirigimos hacia la puerta y vimos a Petra entrar a toda velocidad a la habitación, detrás de ella venía el resto de mi escuadrón.

—Hola Petra —la saludé—. ¿Qué hacen todos aquí?

—Que pregunta tan estúpida —respondió Erd—. Levi nos contó lo que sucedió y vinimos en cuanto pudimos.

—Estoy bien chicos —me adelanté—. Gracias por venir, pero en realidad sólo me desmayé.

—¿Cómo está tu espalda? —me preguntó Gunther.

—Está bi... —solté un quejido de dolor al pasar mi mano por el moretón—. ¿Me...

—Te rompiste una costilla debido a la presión cuando te salvaron —explicó Erd.

Lo miré atónita, no soporté estar mucho tiempo sentada debido al dolor, pero me obligué a mirar al comandante con firmeza y negué con la cabeza. Este sólo me miró, inclinó su cabeza y se fue.

—¿Ya reprendieron al recluta? —pregunté.

—Bueno... digamos que le dimos una lección antes de enviarlo con la policía militar —respondió Petra.

Mi risa se combinó con un gesto de dolor.

—¿Incluso tu Auruo? —le pregunté.

Este bufó.

—No iba a dejar que ese desgraciado se fuera así como si nada... mocosa.

—Auruo, deja de imitar a...

—Levi —la interrumpí.

El escuadrón completo se dio media vuelta para ver a Levi apoyado sobre el marco de la puerta. Todos se miraron y uno a uno fueron saliendo del cuarto, Petra fue la última en irse.

Freedom | Levi AckermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora