Capítulo 41

167 14 1
                                    

—La gente que inhale o beba de mi líquido espinal queda marcada con una coordenada —explicó Zeke—. De esa forma están conectados al titán bestia, y en cualquier momento que yo dé el grito serán transformados en titanes, así los puedo controlar por completo.

—Tu masacraste Ragako con ese poder —espeté—. Ese lugar era el hogar de uno de mis soldados, una villa eldiana.

—Si no lo hubiera hecho Marley hubiera sabido que le soy leal a Eldia —objetó—. No hubiera podido traer esperanza a la isla.

—¿Llamas esperanza a convertir en titanes a los eldianos? —lo reprendí—. Eres una mierda de persona.

—Tú si tienes una fuerte opinión... Lizzie —jugó Zeke—. Ahora comprendo porque te casaste con Levi.

—Silencio barbón —ordenó Levi—. No te atrevas a llamarla así.

—Son tan divertidos chicos —aseguró—. ¿Cuándo haré mi experimento con Eren?

—Nosotros no decidimos eso —respondió Levi—. Seguimos órdenes del cuartel.

—Si creen que debemos tiempo diles que se equivocan.

—Si, lo sabemos.

(...)

—¿Zackley fue asesinado?

—Así es... los jaegeristas controlan todo dentro de las murallas —informó el soldado.

—¿Y luego?

—Los jaegeristas vendrán por Zeke.

—¿Qué hay de Pixis? —preguntó Levi—. ¿Sólo se hará a un lado?

—El comandante está encontrando un plan mientras Eren llega hasta aquí —respondió—. Es la única forma de evitar ser controlados por los jaegeristas y Zeke.

—Alguien devorará a Eren... alguien que esté de nuestro lado —deduje.

—Así es capitán.

—No sólo es ese imbécil es el que debe ser devorado —intervino Levi—. Ese mono también tener el mismo destino... de todas formas lo único que necesitamos es acabar con Zeke para detener a Eren.

—¿Qué está diciendo capitán?

—Le cortaré las extremidades y ustedes traerán a un jaegerista para que lo devore —declaró Levi—, díganle eso a Pixis.

—Pero...

—Es una orden —espeté.

Dicho eso bajamos del árbol y nos dirigimos a Zeke.

—¿Disfrutas la lectura? —preguntó Levi.

—He leído este libro unas siete veces...

—Debes haber estado demasiado ocupado escuchando nuestra conversación —le dije.

—Ustedes son impresionantes chicos... ¿queda algo de vino?

—Ya ha pasado un mes —respondió Levi—. Ya no queda nada.

—Esto es una verdadera tortura...

—Ya cállate —ordené.

Me recargué sobre un árbol y di un enorme suspiro.

—Extraño los días en los que sólo teníamos que matar titanes para sobrevivir —admití—. Ahora todos somos asesinos y cuidamos a un maldito mono homicida... ¿qué te pasa?

—Creo que llegó el momento en el que cumpliré mi juramento a tu padre...

—Después de tanto... oye... ¿a dónde va...

Freedom | Levi AckermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora